El testigo de la luz no habla mucho, pero es una voz. Vive algo inconfundible, comunica lo que a él le hace vivir. No dice cosas sobre Dios, pero contagia “algo”. No enseña simplemente, pero invita a creer. Debemos sentirnos orgullosos de nuestra fe en el Cristo, en el Mesías que siempre viene. Debemos ser gente de palabra, para que nuestra voz sea en este desierto de la vida, una humilde invitación a una forma más humana y cristiana de vivir. Debemos sentirnos alegres cuando logramos atraer las miradas, no a nosotros mismos, sino al Señor que es el centro y el movíl de nuestra fe. Si vivimos en Dios y para Dios, no tenemos necesidad de ir por el mundo fingiendo lo que no somos.
Cantaremos:
Ven, ven, Señor no tardes…………….215
Señor ten piedad
Aleluluya-Preparad el camino………..139
Este es el momento……………………..73
Santo-Padre nuestro-Cordero
Ven a nuestro mundo…………………..271
Como el rocío…………………………….231
Ven, ven Señor no tardes……………..220