Día: 2 de marzo de 2012

Cantaremos. II Domingo de Cuaresma /B

Marcos dice que “al final se escuchó una voz: “Este es mi Hijo amado, escúchenlo”. Así nació el cristianismo, escuchando las palabras de aquél Maestro, que luego fueron puestas por escrito en los Evangelios. Sus palabras siguen llamando nuevos discípulos, nuevos seguidores.

Las palabras del Señor tropiezan con muchos obstáculos para llegar al corazón de los hombres. La sociedad indiferente no tiene ningún interés en escucharlas, pero en nuestras comunidades cristianas tampoco encontramos el entusiasmo que debiera despertar su mensaje de vida eterna. Con frecuencia nos perdemos en ritos y costumbres que nos hacen permanecer anclados en un sistema de vida donde las palabras de Jesús están ausente. Sin la lectura o la escucha atenta y amorosa de sus palabras se nos hace imposible captar la sabiduría y la poderosa fuerza liberadora de su Evangelio. Aceptemos el reto: subamos a la montaña del silencio interior para bajar luego trasfigurados por el maravilloso efecto de su Palabra meditada y asimilada.

CANTAREMOS:

  • Entrada: El Señor nos llama………………………..272
    • Señor ten piedad
    • Gloria y honor a Ti,Señor Jesús
  • Ofertorio: Una espiga……………………………….205
    • Santo-Padre nuestro-La Paz
    • Cordero de Dios
  • Comunión: Vaso nuevo……………………………..221
    • El pueblo de Dios………………………………..67
  • Despedida: Dame un nuevo corazón………………..64

4 de Marzo. II Domingo de Cuaresma /B

Evangelio según San Marcos (Mc 9,2-10)

En aquel tiempo, Jesús tomó aparte a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos a un monte alto y se transfiguró en su presencia. Sus vestiduras se pusieron esplendorosamente blancas, con una blancura que nadie puede lograr sobre la tierra. Después se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.

Entonces Pedro le dijo a Jesús: “Maestro, ¡que a gusto estamos aquí! Hagamos tres chozas, una para tí, otra para Moisés y otra para Elías”. En realidad no sabía lo que decía, porque estaban asustados.

Se formó entonces una nube, que los cubrió con su sombra, y de esta nube salió una voz que decía: “Éste es mi hijo amado; escúchenlo”.

En ese momento miraron a su alrededor y no vieron a nadie sino a Jesús, que estaba solo con ellos.

Cuando bajaban la montaña, Jesús les mandó que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos guardaron esto en secreto, pero discutían entre sí qué querría decir eso de ‘resucitar de entre los muertos’.