Día: 23 de junio de 2012

24 de Junio. Cantaremos. Natividad de S. Juan Bautista

“Yo pongo mis palabras en tu boca”
La fiesta de San Juan Bautista en el solsticio de verano, pues “Él debe crecer y yo debo disminuir” (Jn 3, 30), es una buena ocasión para valorar la palabra de Dios. Vivimos en un mundo lleno de palabras, que pueden ayudarnos a vivir en libertad o en esclavitud. La información nos inunda y con frecuencia no sabemos distinguir entre lo desechable y lo que permanece.

La inteligencia del hombre ha sido hecha para la verdad y la voluntad del hombre para la bondad, pero entre tanta mentira y tanto agravio, no es fácil conocer la verdad y la bondad, por eso muchas veces nos equivocamos y pecamos. Con todo, sigue siendo necesario discernir lo esencial, para saber de dónde venimos y a dónde vamos y qué caminos debemos recorrer para que todo acabe bien.

El nacimiento de San Juan Bautista, este año Domingo, nos invita a descansar en la verdad de la palabra de Dios, contemplando al único que nos salva. Pero para que la palabra de Dios produzca frutos de vida eterna, no efímeros de un momento, es preciso aceptarla y ponerla en práctica.

Fr. Pedro Fernández Rodríguez
Convento Santa María Maggiore (Roma)

CANTAREMOS:

  • Entrada
    • Vienen con alegría……………………………..219
    • Señor ten piedad-Gloria-Aleluya
    • Antífona
  • Ofertorio
    • Te ofrecemos señor……………………………..186
    • Santo-Padre nuestro-La Paz-
    • Cordero de Dios
  • Comunión
    • Pescador de hombres…………………………..194
    • Como el ciervo…………………………………….54
  • Despedida
    • Tomado de la mano……………………………..191

24 de Junio Domingo, Natividad de S. Juan Bautista

Evangelio según San Lucas (Lc 1,57-66.80)

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo:
–«¡No! Se va a llamar Juan.»
Le replicaron:
–«Ninguno de tus parientes se llama así.»
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Todos se quedaron extrañados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo:
–«¿Qué va a ser este niño?»
Porque la mano del Señor estaba con él.
El niño iba creciendo, y su carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel.