El que cree tiene vida eterna… El que coma de este pan vivirá para siempre… Y yo lo resucitaré en el último día. La oferta de Jesús alcanza a los más profundos anhelos del hombre: el deseo de disfrutar de la vida para siempre. La alternativa vida-muerte sigue estando presente en el discurso. La señal de que Jesús procede del cielo, como recordábamos el domingo pasado, es que los padres comieron el maná en el desierto pero murieron. Este dato de experiencia desmiente la pretensión de que el maná viniera del cielo, porque del cielo no puede venir la muerte. Jesús ofrece la alternativa contraria: la señal de él ha bajado del cielo es que ofrece un pan, él mismo, que es fuente de vida; no sólo es un pan vivo, sino un pan vivificante. Y todavía añade el último redactor de este evangelio que “él lo resucitará en el último día”. No hemos proclamado ni el domingo pasado ni este, el v. 37 que dice: Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no le echaré fuera. Este versículo recuerda, de nuevo, la tradición sapiencial y la escena de los orígenes: los padres fueron expulsados del paraíso. Jesús realizará el proyecto original, restaurando plenamente la vida perdida allá en los orígenes como efecto del pecado . Vida y resurrección son una oferta global para el hombre total. Y esta oferta de vida es ilimitada, no sólo para el pueblo de Israel, sino para todo el mundo. El autor ha pasado de la contemplación de Jesús como Pan-Sabiduría a la presentación de Jesús como Pan-Eucaristía. Esta palabra la necesita la humanidad atenazada por la experiencia de la muerte y de la destrucción.
Fr. Gerardo Sánchez Mielgo
Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia)
CANTAREMOS:
- Entrada: El Señor nos llama y nos reune…………………………..272
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Señor ten piedad-Gloria Aleliya
- Antifona
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- Ofertorio: En la Patena………………………………………………68
- Santo-Padre Nuestro-Cordero de Dios
- Comunión: Señor, Tu eres nuestra Luz……………………………171
- Si me falta el amor……………………………………………..178
- Despedida: Viva Cristo………………………………………………218