Aleluya, aleluya. Retoño de José, que brotaste como señal para los pueblos, ven a librarnos y no te tardes.
El que ha de venir, vendrá sin tardanza, y ya no tendremos nada que temer, porque él es nuestro salvador (Heb 10,37)
Señor, sé para mí un refugio, ciudad fortificada en que me salves. Y pues eres mi auxilio y mi defensa, líbrame, Señor, de los malvados. (Sal 70)
Misa de aguinaldo en casa de la familia Rodríguez Romero, Monte Elena.