En el Señor está nuestra esperanza, pues él es nuestra ayuda y nuestro amparo; en el Señor se alegra el corazón y en él hemos confiado (Sal 32)
Los proyectos de Dios duran por siempre; Feliz la nación cuyo Dios es el Señor; dichoso el pueblo que escogió por suyo. (Sal 32)
Pronto llegará el Señor que domina los pueblos, y será llamado Emmanuel, es decir, Dios-con-nosotros. (Is 7,14;8,10)
Escucha, Señor, las súplicas de tu pueblo, que se alegra por la venida de tu Hijo en nuestra carne mortal; y concédenos que, cuando vuelva él revestido de gloria y majestad, nos llenemos también de alegría al recibir de sus manos la recompensa de vida eterna.
Misa de aguinaldos en casa de la familia Correia.