Maracaibo 6 de julio de 2013
Pbro. Vidal Atencio
Párroco de la Parroquia Nuestra Señora de las Mercedes.
Ciudad
Muy querido hijo:
Te saludo en nombre de nuestro Señor Jesucristo en ocasión de expresarte algunas consideraciones que he juzgado pertinente hacer, y que forman parte integral del ministerio pastoral que me ha sido confiado, y al cual me debo como cabeza de esta Arquidiócesis. Querido Hijo, con mucho dolor ha llegado a mis manos unas fotografías en las cuales se muestran varias imágenes que se colocaron en el altar del templo parroquial a durante una celebración de la Eucaristía que oficiaste con motivo del día del periodista, el pasado 27 de Junio. Las tres fotografías corresponden al expresidente Chávez, al Libertador Simón Bolívar y al gobernador del Estado, Francisco Arias Cárdenas. A raíz de estas fotografías, he recibido protestas de feligreses que asisten a esa Parroquia y de toda la arquidiócesis, de sacerdotes y de obispos de Venezuela.
Considerando lo anterior, es mi deber, insoslayable, recordarte, algunos principios en materia litúrgica y de comportamiento sacerdotal que tú muy bien conoces y que te he mencionado, en diálogos y comunicaciones anteriores.
.- Las celebraciones religiosas, especialmente del Santo Sacrificio de la Misa, deben realizarse según las prescripciones litúrgicas de la iglesia, las cuales prohíben que se introduzcan en la Iglesia y en el desarrollo del rito elementos extraños a la tradición y a la disciplina eclesiástica. “Los actos arbitrarios no benefician la verdadera renovación, sino que lesionan el verdadero derecho de los fieles a la acción litúrgica, que es expresión de la vida de la Iglesia, según su tradición y disciplina. Además, introducen en la misma celebración de la Eucaristía elementos de discordia y la deforman, cuando ella tiende, por su propia naturaleza y de forma eminente, a significar y realizar admirablemente la comunión con la vida divina y la unidad del pueblo de Dios. De estos actos arbitrarios se deriva incertidumbre en la doctrina, duda y escándalo para el pueblo de Dios y, casi inevitablemente, una violenta repugnancia que confunde y aflige con fuerza a muchos fieles en nuestros tiempos, en que frecuentemente la vida cristiana sufre el ambiente, muy difícil, de la «secularización»”. (RS 30).
.- En la Iglesia se colocan solamente imágenes, retratos de los santos reconocidos por la Iglesia. Las fotografías –que a veces se colocan con motivo del funeral de una persona- nunca se colocarán al mismo nivel del Sagrario sino fuera del presbiterio. Bajo ninguna circunstancia se colocará la fotografía de una persona que vive, menos aún si es un dirigente político.
.- El sacerdote, como ministro de Cristo y de la Iglesia, debe transparentar al Señor que nunca quiso empeñarse en un movimiento político, rehuyendo todo intento de implicarlo en cuestiones o asuntos terrenales (cf. Jn 6, 15). El Reino que vino a fundar no es de este mundo (cf. Jn 18, 36). El sacerdote, siguiendo a Cristo, está comprometido más directamente en el desarrollo del reino de Dios. Como Jesús, debe renunciar a empeñarse en formas políticas activas, sobre todo de índole partidista, para seguir siendo el hombre de todos en clave de fraternidad y de paternidad espiritual.
.- Lamentablemente, con tu actitud, en esta y en otras ocasiones, te estás alejando de estas pautas y haces que, inexorablemente, se pierda la confianza en ti (especialmente de los fieles que te ha encomendado nuestra Iglesia) y se alejen los feligreses, pues no les atiendes en sus necesidades espirituales al encontrarte ocupado en otras funciones no sacerdotales. Te recuerdo que no solicitaste mi autorización para aceptar servicios profesionales en un canal de TV claramente identificado con el Gobierno. Han llegado hasta mi quejas de fieles de la parroquia manifestando que, en no pocas ocasiones, en vez de la celebración de la misa, se realiza una celebración de la Palabra.
.- Aprovecho la ocasión para manifestarte mi preocupación por la gran cantidad de escritos en las paredes de muchos edificios de la ciudad, en los cuales se te proclama como candidato a la Alcaldía de la ciudad de Maracaibo. De no ser cierto, te pido, como tu pastor y responsable de esta Iglesia particular, hacer una aclaratoria pública desmintiendo el hecho y aclarando que en tu condición de clérigo no puedes aceptar ese cargo.
.- Te menciono algunas normas de la Iglesia sobre la participación de los sacerdotes en política: “Absténganse los clérigos por completo de todo aquello que desdiga de su estado…Les está prohibido a los clérigos aceptar aquellos cargos públicos, que llevan consigo una participación en el ejercicio de la potestad civil” (c. 285) “No han de participar activamente en los partidos políticos ni en la dirección de asociaciones sindicales…” (c. 287). Si no cambias de actitud, por tu bien y por el bien de la Iglesia, me veré obligado a aplicar las sanciones correspondientes (CIC, 1333 y 1334). Ya se han agotado todos los medios que impone el Código de Derecho Canónico al momento de imponer o declarar penas pues ni la corrección fraterna, ni la represión ni los diálogos que he sostenido con contigo han servido para que cambies de actitud, por lo cual me veo en la obligación de iniciar un proceso administrativo.(c. 1341).
.- Soy consciente de tu lucha para que los derechos humanos sea respetados y que se imparta justicia en todos los ámbitos de la vida social. Sin embargo, el camino que has elegido no es el correcto. Así lo dice el Beato Juan Pablo II “A los presbíteros que, en la generosidad de su servicio al ideal evangélico, sienten la tendencia a empeñarse en la actividad política, para contribuir más eficazmente a sanar la vida política, eliminando las injusticias, la iglesia les recuerda que, por ese camino, es fácil verse implicado en luchas partidarias, con el riesgo a colaborar no al nacimiento del mundo más justo que aspiramos, sino más bien a formas nuevas y peores de explotación de la pobre gente. Deben saber, en todo caso, que para ese empeño de acción y militancia política no tienen el carisma de lo alto
Es importante que comprendas, apreciado hijo, que la Iglesia no puede tolerar de ningún modo este tipo de actuaciones que, lamentablemente, has protagonizado en forma continua, pues aunado al escándalo flagrante que causa a nivel de la feligresía, y muy especialmente a escala de aquellos que tienen menor grado de formación, produce alejamiento de los fieles, lo que sin duda va en abierta contraposición con nuestro labor espiritual de salvar almas mediante la propagación del mensaje de la fe y la caridad .
En espera de que estas palabras te hagan reflexionar y cambiar de conducta, te encomiendo a la Santísima Virgen María, madre nuestra.
Mons. Ubaldo Santana
Arzobispo de Maracaibo.