Mes: agosto 2013

Jesús es invitado por un fariseo importante, para una comida especial en día sábado. Acepta la invitación no por ser un hombre de “honorabilidad reconocida”; también le acusaron de “comer con pecadores”. En ese tiempo se entendía como “pecadores” a aquellas personas que violaban la Alianza de manera deliberada, los que despreciaban el culto, los que colaboraban con Roma en la en la opresión del pueblo, los usureros, los estafadores y las prostitutas. Nadie come con cualquiera, cada uno come con los suyos. Pero Jesús si lo hizo y sorprendió a todos al sentarse a comer con todo tipo de personas. La diferencia radica en que Jesús vivió para construir el Reino de Dios, y en el Reino de Dios todo es diferente: la misericordia sustituye a la santidad. Y es precisamente en la mesa el lugar privilegiado donde Jesús comunica a todos la novedad de su mensaje.

– Jesús no se siente alagado por la invitación de un hombre importante, tampoco lo rechaza por ser un rico fariseo, pero si deja en claro hacia dónde va la mirada profunda de Dios que rechaza todo lo que no va más allá de las simples apariencias y formalismos. Tampoco come con pobres y pecadores porque lo considere un valor en sí, o un atributo deseable: Jesús ha querido enseñarnos que el Reino de Dios es semejante a una mesa de familia, donde el Padre, Dios, nos quiere a todos sentados a su mesa y no precisamente como mendigos. Nos restituye la dignidad de hijos que al ser llamados, cambiaron los harapos del pecado por la blanca túnica del perdón.

El Reino de Dios es Gracia. En la mesa, Jesús se sienta como Amigo. Su mensaje es una Buena Noticia, no una amenaza.

CANTAREMOS:

El autor de la Carta a los hebreos escribe a los judíos animándoles para que se conviertan a la nueva fe. Una nube ingente de testigos nos rodea, dice él. O sea, que son muchísimos los judíos que se han convertido ya, y esto debe despejarles las dudas de la decisión definitiva. Les invita a quitarse lo que les estorba, que no es otra cosa que la observancia de la ley, y a que se arrepientan de sus pecados para entrar en el camino de la salvación, que es Cristo. De nada les serviría dejar de observar la ley si no se convirtieran de sus pecados. Pero les anuncia también la Cruz para que no se llamen a engaño. Porque la conversión abrirá las puertas a la difamación y a la calumnia. El ejemplo de Cristo, que soportó la ignominia de los pecadores, es el espejo en el que se tienen que mirar. Todavía no han llegado a la sangre en su lucha contra el pecado.

Las palabras de Jesús en el Evangelio son tan claras a veces que se entienden sin esfuerzo, y hasta se podría decir que todo comentario es innecesario. Otras veces, sin embargo, son tan oscuras que necesitan alguna aclaración. Este Evangelio pertenece a las segundas. Será necesario aclarar a qué fuego se refiere Jesús cuando dice que ha venido a traer fuego a la tierra, cual es el bautismo que tiene que recibir, y qué sentido tienen aquí las palabras paz y guerra cuando dice que no ha venido a traer la paz, sino la guerra.
Fr. Aristónico Montero Galán O.P.
Convento de San Pedro Mártir (Madrid)

CANTAREMOS:

Al que mucho se le da, mucho se le exige.

Las palabras llenas de cariño de Jesús a sus discípulos no pueden morir ni quedar en el olvido, porque también van dirigidas a nosotros los seguidores de todos los tiempos. Esas palabras escuchadas hoy en nuestra parroquia, en nuestra comunidad, cobran una sorprendente realidad. Tal vez es lo que necesitamos escuchar hoy en estos tiempos nada fáciles.
Jesús dice: “Mi pequeño rebaño”…..Si lo miramos bien así ha sido siempre y asi sigue siendo: “pequeño” como un poquito de “levadura” en la masa, una pequeñita “luz” en medio de la oscuridad, un poquitico de sal que da cierto sabor a la vida.
Debemos aprender a vivir en minoría, a ser minoría. Es un error soñar con la aceptación general del Evangelio. Su buena noticia no se impone por la fuerza. Su contagio sólo se da lentamente y a nosotros a veces nos cansa un desgaste que en ocasiones sólo recibe por respuesta el desprestigio y el ataque destructivo.

“No tengan miedo”. Es la gran preocupación de Jesús. No quiere vernos paralizados por el miedo ni hundidos en el desaliento. El dijo que sus seguidores no han de perder nunca la confianza y la paz. “No deben sentirse huérfanos. Tienen a Dios como Padre. Él les ha confiado s proyecto del reino”. Tal vez ese sea el gran reto que tenemos por delante, la tarea de hacer la vida más humana, firmes en la esperanza de que el Señor siempre cumple sus promesas.”A quien mucho se le dio, mucho se le exigirá.”

CANTAREMOS:

El acumulador de bienes insensato.

Hay que salir del castillo del egoismo para conocer las casas de los pobres donde sobra espacio para colocar parte de la cosecha; contemplar los millones de personas que carecen de lo más elemental para una alimentación digna mientras otros comen, beben y se dan la buena vida. Cerrar el corazón a estas personas es la gran necedad que denuncia hoy el evangelio.

Los discípulos de Jesús somos personas que hemos resucitado con Cristo en el bautismo. Los bienes a los que hemos de aspirar son los mismos que Jesús anunció y que él mismo buscó toda su vida y de los que disfruta ahora al lado de Dios. No son los bienes que le quitaban el sueño al hombre de la parábola.

Pablo alerta a los discípulos de Colosas, para que no sigan los pasos de “insensato”. ” Hagan morir en ustedes todo lo que es terrenal : fornicación, impureza, la pasión desordenada, la codicia, y la avaricia, que es una especie de idolatría” (Col 3,5).

La preocupación de todo discípulo ha de ser : ” Revestirse del hombre nuevo que por el conocimiento se va renovando a imagen de su Creador”. Ésta es la alternativa que Pablo nos propone a los que hemos optado por seguir la persona y la enseñanza de Jesús.

P. Antonio Danoz, redentorista.

CANTAREMOS: