Día: 27 de septiembre de 2013

Cantaremos. 29 de Septiembre-XXVI Domingo del Tiempo Ordinario/C

  • Compartir la vida y Construir Fraternidad

La parábola de Jesús en este domingo sirve para evidenciar que la Palabra de Dios sigue actualizándose en nuestras vidas aquí y ahora. Sorprende comprobar la descripción que Jesús realiza sobre los tiempos convulsos en ámbitos sociales, políticos económicos, culturales, que nos puede hacer pensar y tomar conciencia de nuestra condición cristiana.

Los problemas de nuestro mundo, hacen posible que nos paremos a pensar de qué modo hacemos presente el Reino de Dios en nuestras vidas. Paradójicamente al igual que hay más ricos, también comprobamos como cada vez hay más familias que no perciben ayudas, ni ingresos. Esto claramente nos debe alarmar y tomar conciencia de la sociedad en la que nos estamos convirtiendo y construyendo.

El camino inaugurado por Jesús de Nazaret está dedicado principalmente a la lucha por la justicia, por un mundo nuevo donde todos podamos formar parte del Reino de Dios, y para ello se establece una forma de ser: Compartir y hacer más fraternas nuestras vidas.

Uno de los pilares fundamentales de las primeras comunidades cristianas era compartir entre sus miembros no solo la vida, sino también los bienes y ponerlos en común. Además juntos celebraban la fe en Jesucristo de una forma admirable. Esta forma de vivir y relacionarse produjo gran sorpresa y admiración por comprobar una gran fraternidad en la unidad.
Una consideración importante señalar es que las riquezas como tal, no son malas, Jesús no era contrario a ellas. Él mismo compartió banquetes y conversaciones con clases pudientes de su tiempo. Pero lo que sí criticó con dureza es la acumulación desproporcionada de riquezas y de poder de los dirigentes de Galilea, cometiendo injusticias y enriqueciéndose a costa de las personas más débiles y humildes de la sociedad.

En este punto es donde Jesús se mostró contrario y radical, con la parábola, pues para seguir sus pasos se deben poner en práctica las mismas actitudes y opciones que Él hizo. Compartir toda la vida y sembrar el amor, la justicia, y la igualdad de todos, porque todos estamos llamados a ser hijos e hijas de Dios.

Fr. Julio C. Carpio Gallego O.P.
Parroquia Cristo de la Victoria (Vigo)

 

CANTAREMOS:

      • Reunidos en el nombre del Señor………………………………….159
        • Señor ten piedad- Gloria- Antífona-
        • Aleluya
      • Este pan y vino……………………………………………………………91
        • Santo- Padre nuestro- La Paz-
        • Cordero de Dios
      • Otras Bienaventuranzas……………………………………………….126
      • Tan cerca de mi……………………………………….………………..193
      • Viva Cristo…………………………………………………………………218

29 de Septiembre. XXVI Domingo del Tiempo Ordinario/ C

Lectura del santo Evangelio según San Lucas (Lc 16,19-31)
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
–Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día.
Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico, pero nadie se lo daba.
Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas.
Sucedió que se murió el mendigo y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán.
Se murió también el rico y lo enterraron. Y estando en el lugar de castigo, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán y a Lázaro junto a él, y gritó:
–Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas.
Pero Abrahán le contestó:
–Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida y Lázaro en cambio, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú sufres tormentos.
Y además entre ustedes y nosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros.
El rico insistió:
–Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento.
Abráhán le dice:
–Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen.
El rico contestó:
–No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán.
Abrahán le dijo:
–Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto.