Sólo en Jesús se halla la plenitud del Espíritu, manifestada en su bautismo. Juan en su evangelio es quien nos hace ver esa plenitud. Nos cuenta en el primer capítulo, que el bautista, acompañado de algunos de sus discípulos ve pasar a Jesús y exclama: "He aquí el Cordero de Dios, el que quita los pecados del mundo", para referirse a continuación al misterioso hecho en que se manifiesta el misterio Trinitario.
De todos los profetas, es precisamente a Juan a quien le es dado decir: "¡Él es!"…para luego dar testimonio de su fe. La grandeza del Precursor radica en su mirada que capta la plenitud del tiempo. El Profeta primero ignora, sólo sabe que existe Jesús y que vive en algún lugar…luego que se ha manifestado el Espíritu, le conoce y comienza a dar testimonio de Jesús.
De esta misma manera, sólo el Espíritu de Jesús puede poner la verdad en nuestro cristianismo de hoy. Sólo por el Espíritu nos es dado recuperar la verdadera identidad de cristianos dejando atrás los caminos, las circunstancias y las ocasiones que nos desvían de su evangelio…. Ésta y no otra es la vida del Profeta, del apóstol, del evangelizador. Sólo la fuerza y la luz de ese Espíritu pueden emprender la renovación y el cambio que necesita la Iglesia. De no ser así, el rostro de la Iglesia no convencerá a nadie!
CANTAREMOS:
- El señor nos llama y nos reúne…………………………………………………..272
- Señor ten piedad-Gloria-Aleluya
- Antífona
- Este es el momento…………………………………………………………………..73
- Santo-Padre nuestro-La Paz
- Cordero de Dios
- Señor tu eres nuestra luz…………………………………………………………..171
- Por ti Señor……………………………………………………………………………..134
- Viva Cristo……………………………………………………………………………….218