1. Los centros de interés del sábado santo: es el día del silencio de Dios.
El pueblo de Israel:
Ha reducido al silencio y a la muerte a su Mesías verdadero. este es el centro del drama de Israel. Guarda silencio, sumido en las tinieblas. El pueblo de la promesa, de la revelación de Dios y de la esperanza, descansa en el silencio y en la oscuridad. Ha rechazado la oferta de salvación. Situación dramática y trágica de Israel: ¿cuál es su destino? (Romanos 9-11)
El mundo y la humanidad:
Está ajena al acontecimiento pero es la destinataria del mismo. El mundo acaba de recibir el don más grande de Dios: la donación total de la vida del Mesías, del único que puede dar sentido a su historia. Dios mantiene su oferta amorosa de salvación: "Tanto amó Dios al mundo…"
Los Apóstoles:
Profundo desconcierto: a siete de ellos, dirigidos por Pedro y por el Discípulo Amado, los encontrará Jesús de nuevo en Galilea entregados a su primitiva tarea (Jn 21). El Pastor vuelve a reunir al grupo de su Apóstoles. Dos de los discípulos huyen, decepcionados, de Jerusalén y los encuentra Jesús por el camino (Lucas 24,13-35). Esperaban, pero no ha sucedido lo esperado.
María, la creyente, la probada, la Virgen Fiel, espera en silencio y en calma.
Se ha culminado su recio, curtido y probado camino de fe y de fidelidad. Ella, la única lámpara encendida en Israel, espera y aguarda en silencio cargado de dramatismo y seguridad."Dichosa tú que has creído, porque…". "Ellos no comprendieron (Lc 2,42ss), pero María no cesó de "darle vueltas" en su corazón". "Más bien dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen".
Jesús mismo:
"Descendió a los infiernos" (=Sheol judío o Hades griego; el mundo de los muertos, pero no infierno en el sentido de separación eterna de Dios). Jesús desciende al Sheol para culminar la salvación despojando al enemigo de la vida y del hombre de su poder sobre el hombre. Algunos testimonios bíblicos nos permiten entender esta misión de Jesús en el Sheol:
Apocalipsis 1,17-18: "No temas; yo soy el primero y el último; yo soy el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo para siempre y tengo en mi poder las llaves de la muerte y del abismo".
Hebreos 2,14-18: "Pues como los hijos participan en la sangre y en la carne, de igual manera Él participó en las mismas, para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, el diablo, y librar a aquellos que por el temor de la muerte estaban toda la vida sujetos a servidumbre"
El Sábado Santo es un día cargado de sentido. Es el momento de la espera ante el gran acontecimiento de la Resurrección. Es urgente que los creyentes profundicemos en este sentido y en este contenido del Sábado Santo. Nuestro mundo se debate entre duros interrogantes. Dios tiene la respuesta y la da a los hombres en su propio Hijos Jesús.
Fr. Gerardo Sánchez Mielgo
Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia)
http://www.dominicos.org/predicacion/homilias/19-4-2014/comentario-biblico