No “enterrar” el futuro
(I) La Iglesia nos invita este domingo a reflexionar sobre la Parábola de Los Talentos. Nos llama a asumir nuestro cristianismo y nuestra vida dentro de la Iglesia, de una manera activa y creativa mientras dura nuestro peregrinar terreno. El momento de mayor tensión de la Parábola es el de "la rendición de cuentas", cuando el patrón se indigna y despide a aquél empleado excesivamente cauteloso, refugiado en una "seguridad" estéril e inoperante. Aquél empleado es condenado sin haber cometido ningún delito. Su error es "no haber hecho NADA"…no haber hecho fructificar su único talento, conservándolo encerrado en su seguridad…(comodidad).El Señor llama a sus seguidores a trabajar en la construcción del Reino, a poner acción y pasión en la arriesgada empresa del Testimonio y la Evangelización- El Evangelio del Señor es la Noticia viva de Salvación proclamada por el Dios viviente, no es un monumento o una Obra de arte de la antigüedad que permanece simplemente para ser mirada, conservada y restaurada…. Corremos el riesgo, como Iglesia, de caer y permanecer en el pecado de la pasividad, de no esforzarnos por encontrar formas dinámicas para transmitir el mensaje de una manera más comprensible al hombre de nuestro tiempo, de anquilosarnos en una vida mediocremente cristiana que no ilumina, que no alegra, que no consuela, que no contagia el gozo y esperanza que nos señaló el Concilio Vaticano II…Ojalá imitemos a los dos primeros siervos de la Parábola siendo capaces de poner a trabajar nuestros talentos, pocos o muchos, no importa. Lo importante es que trabajemos y los hagamos crecer y fructificar.
(II) Parece que la recompensa divina, tal como la Iglesia primitiva pudo entender esta parábola, es injusta: al que tiene se le dará, y al que tiene poco se le quitará. Pero se le quitará si no ha dado de sí lo que tiene. Y es que no vale pensar que en el planteamiento de la salvación, que es el fondo de la cuestión, se tiene más o menos; se es rico o pobre; sino que la respuesta a la gracia es algo personal que no permite excusas. La diferencia de talentos no es una diferencia de oportunidades. Cada uno, desde lo que es, debe esperar la salvación como la mujer fuerte de los Proverbios que se ha leído en primer lugar. Tampoco el señor de la parábola es una imagen de Dios, ni de Cristo, porque Dios no es así con sus hijos y Cristo es el salvador de todos. Es una parábola, pues, sobre la espera y la esperanza de nuestra propia salvación. No basta asegurarse que Dios nos va a salvar; o aunque fuera suficiente: ¿es que no tiene sentido estar comprometido con ese proyecto? La salvación llega de verdad si la esperamos y si estamos abiertos a ella
I – Julie Meucci II – Fray Miguel de Burgos Núñez
CANTAREMOS:
- El Señor nos llama y nos reúne ……………………………………….272
- Señor ten piedad – Gloria – Aleluya
- Antífona
- Los frutos de la tierra – Santo – Padre nuestro
- La Paz – Cordero de Dios
- Señor Dios nuestro ……………………………………………………….169
- Tan cerca de mi …………………………………………………………..193
- Tomado de la mano …………..…………………………………………191