DISCURSO EN LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO TITULADO LA DEVOCIÓN A LA VIRGEN DE LOS PRÓCERES DE LA INDEPENDENCIA, ESCRITO POR EL P. RAMÓN VINKE

DISCURSO EN LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO TITULADO

LA DEVOCIÓN A LA VIRGEN DE LOS PRÓCERES DE LA INDEPENDENCIA,

ESCRITO POR EL P. RAMÓN VINKE

 

Prof. Naudy Suarez. Parroquia de San Andrés, Baruta (Caracas, domingo 29 de noviembre de 2015)

La Devoción a la Virgen de los Próceres de la Independencia, aparte de artísticamente bello, es un libro interesante desde el punto de vista del conocimiento histórico, en particular, en el terreno de la historia de la religión. Un libro que requirió, para su confección, diversos viajes, y la laboriosa compulsa de documentos que se requiere un para trabajo que permita exprimir lo que ellos tienen de útil para el objeto buscado.

Con La Devoción a la Virgen de los Próceres de la Independencia, el P. Ramón Vinke virtualmente agota –como se acostumbra decir- el objeto de su estudio.

Atento a tal circunstancia, yo quisiera en esta ocasión decir alguna palabras destinadas a responder a una pregunta que pudiéramos calificar de previa a las manifestaciones de piedad mariana de los grandes hombres de nuestras nacientes repúblicas, elegidos para su estudio por el Padre Vinke: los argentinos Belgrano y San Martín, el chileno O’Higgins y los venezolanos Ribas, Bolívar y Sucre…

Esa pregunta sería ésta: ¿qué camino personal y, todavía más que personal, qué camino histórico – social les condujo hasta allí?

1. Características del régimen de gobierno colonial venezolano e hispano-americano en general : alianza entre el altar y el trono: el derecho divino de los reyes. La católica, religión única en España e Hispanoamérica.

2. La religión católica impregna toda nuestra cultura colonial, desbordándose a la literatura, el arte, la economía, la vida social… El desarrollo del año sigue el ritmo de la religión… Rige la vida presente y hasta prepara para la futura: ejemplo de los testamentos que establecen a la sola alma del testador como heredera.

3. La monarquía española y la devoción mariana. Disposiciones reales recogidas en las Leyes de Indias (FEBRES CORDERO, T.: Obras completas, tomo II, Archivo de Historia y Variedades. Notas históricas. / Los reyes de España ante la Reina del Cielo):

El rey español Felipe IV promulga el 10 de mayo de 1643 la siguiente disposición:

“En reconocimiento de las grandes mercedes y particulares favores que recibimos de la Santísima Virgen María Nuestra Señora, hemos ofrecido todos nuestros reinos a su patrocinio y protección, señalando un día en cada un año para que en todas las ciudades, villas y lugares de ellos, se hagan novenarios, y cada día se celebre misa solemne con sermón y la mayor festividad que sea posible, asistiendo nuestros virreyes y audiencias, gobernadores y ministros, por lo menos un día del novenario, y haciéndose procesiones generales con las imágenes de mayor devoción. Mandamos a los virreyes, presidentes, gobernadores, corregidores y alcaldes mayores de nuestras Indias, que cada uno en su distrito, ciudad, villa o lugar, participándolo al arzobispo, obispo o vicario, celebren fiesta todos los años el domingo segundo del mes de noviembre a la Virgen Santísima Nuestra Señora, con título de patrona y protectora como se hace en estos nuestros reinos; y el primer año por nueve días continuos, y los demás con solo vísperas, misa y sermón, con la mayor solemnidad que sea posible, asistiendo por lo menos un días del novenario nuestros virreyes, audiencias, tribunales y ministros. Y rogamos y encargamos a los prelados que exhorten al pueblo a piedad y devoción, procurando evitar los escándalos y pecados públicos: y los virreyes y presidentes den las órdenes que convengan a lpos gobernadores, corregidores y otras justicias de sus distritos, para que así lo guarden y cumplan precisa y puntualmente”.

Otra – está dirigida a los centros de enseñanzas coloniales, el particular, las universidades- provino también Felipe IV, y después de él la reina gobernadora y Carlos II:

“Encargamos y mandamos, que cuando los catedráticos llegasen a tratar o leer materias en que suele leerse la cuestión de la limpieza de la Santísima Virgen María Nuestra Señora en su Concepción, no la pasen en silencio, y expresamente lean y prueben cómo fue concebida sin pecado original, en el primer instante de su ser natural, pena de perder la cátedra y los cursos que tuvieren los estudiantes que no denunciaren ante el rector, el cual, hecha información del caso, dé cuenta al Claustro, y ponga edicto de oposición a la cátedra; y el que la perdiere por esta causa, no pueda ser admitido a la oposición”.

Y añade el mismo tradicionista merideño citado:

“Y disposición aprobada por los reyes de España fue, así mismo, que en todas las Universidades de sus dominios, los graduados jurasen en la colación del título sostener y defender la Inmaculada Concepción de María…”

4. La devoción mariana, en verdad, invadió nuestra tierra y nuestras gentes, indios, blancos, negros y sus compuestos raciales.

Para comenzar, estuvo el lugar de María en la toponimia de las ciudades, villa y pueblos de indios coloniales del país. Mezcla de lo español y lo indígena: Santiago de León de Caracas. La Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora de El Tocuyo. Villa del Rosario de Perijá. Nuestra Señora del Rosario de Baruta, Nuestra Señora del Rosario de Antímano, Nuestra Señora de las Asunción del valle de la Pascua, Nuestra Señora de la Chiquirá de la Vega o Nuestra Señora de la Limpia Concepción de La Vega.

5. Estuvo luego el surgimiento de las devociones marianas populares nacionales: la Virgen del Valle, la Virgen de Coromoto, la Chiquinquirá de Maracaibo, la Chiquinquirá de Aregue, la Divina Pastora de Santa Rosa, Barquisimeto… Anécdota del cabildo de indios de la Aparición de Tucupido, en el hoy Estado Portuguesa y la negativa de los indios cospes a pagar tributo, por haber sido exonerados de él sus antepasados, dada su condición de beneficiarios de la aparición de la Virgen de Coromoto.

6. “… tiempos pacíficos de obediencia voluntaria y religiosa piedad…” (J. V. González, Biografía de José Félix Ribas).

7. La religión en las bibliotecas coloniales. Riqueza de la literatura mariana, revelada por los testamentos. Algunos títulos de libros marianos recogidos en los mismos: Abecedario de Nuestra Señora (I, 9), Marial. Discursos morales en las fiestas de la Reina del Cielo (I,27), Libro de la limpia Concepción de la Virgen María, madre de Dios y Señora nuestra (I, 120), Triunfo de Nuestra Señora (I, 205), Anales de la devoción del rosario (I, 308), Oficio de Nuerstra Señora (I, 311), Devoción de la Virgen del Rosario (II, 315), Triunfo de María santísima (II, 320)…

…………

El historiador Ildefonso Leal y su obra Libros y biblioteca en Venezuela colonial (1978): abarca desde 1633 hasta 1767.

8. María en la prédica religiosa. Uso del Ave María en la misma. El caso de los Sermones de María Santissima para todos sus mysterios, y algunos títulos, y advocaciones de la Señora. Hizolos el R. P. Fr. Bartholomé de Villanueva, de la Regular Observancia de Nro. P. S. Francisco, Lector Jubilado de Numero, Doctor Theologo, Examinador Synodal del Arzobispado dde Santo Domingo de la Española, y de los Obispados de Puerto Rico, y Caracas, Padre, y Ministro Provincial de la Provinci de Santa Cruz de la Española, y Caracas, impreso en Sevilla, en la imprenta de Francisco Sánchez Reciente. (¿1754?)

9. La Virgen María en los catecismos coloniales (los más difundidos, escritos por los Padres Gaspar Astete, Jerónimo Ripalda y Francisco Reinoso comprendían los textos del el Ave María y de la Salve). Bolívar, Rivas y seguramente Sucre recibieron enseñanza catequística. El presunto librepensador Simón Carreño, cambiado luego de nombre en Simón Rodríguez, maestro de primeras letras del futuro Libertador, le enseñó catecismo…

10. La práctica del rezo privado y público del rosario durante el tiempo colonial. Hasta, por lo menos, 1810, las calles de Caracas fueron recorridas por procesiones que rezaban el rosario.

11. María, figura de atención privilegiada en el arte colonial, en especial en la escultura y la pintura. El caso de Juan Pedro López y su cuadro de Nuestra Señora de la Luz (p. 124 de la obra del P. Vinke).

12. En el escudo de la ciudad capital de Venezuela, cuyo nombre completo sigue siendo Santiago de León de Caracas, figuran un León, una cruz de Santiago y el lema: Ave María Santísima sin pecado concebida en el primer instante de su ser natural.

13. Las guerras de independencia y el papel en las mismas del culto mariano. La Virgen del Carmen, secuestrada para la defensa de los intereses de la Corona: casos de la conjura independentista de La Guaira (1797) y de la invasión de Miranda por Coro. (1806).

La graciosa cuarteta recogida por Tulio Febres Cordero (Archivo de Historia y Variedades – Los santos en la política y en la guerra):

San Antonio es godo,

San José, patriota; La Virgen del Rosario, Ni una cosa ni otra.

14. Todo lo dicho, pues, se desembocó en la devoción mariana de los Bolívar, los Ribas, los Sucre y tantos otros, para referirnos sólo a Venezuela. Habría que agregar que en la rama familiar de Simón Bolívar habían figurado sacerdotes y que de José Félix Ribas dejó escrito alguien ya mencionado, Juan Vicente González, en la biografía por él consagrada a dicho héroe de la independencia, las siguientes palabras (Biografía… , p. 77):

“Ribas recibió la enseñanza que se acostumbraba por aquel tiempo. Tenía estudiosos ejemplares que imitar en su propia familia: doctor Francisco José Ribas, Séptimo de sus hermanos, había alcanzado renombre como teólogo y orador sagrado, y compitió dignamente con el doctor Vicente Echeverría, la primera autoridad moral de la época, en el rectorado de La Universidad y en la oposición a la Magistral, célebre pugilato de silogismos y escándalo. El otro presbítero, maestro don marcos Ribas, marista hasta la revolución, fue en sus mejores días un sacerdote fervoroso, cuyos sermones llenaban a de pavor a las almas cristianas por la fuerza con que tronaba contra los vicios y hacía sentir las verdades terribles de la religión. El mismo José Félix quiso tomar el hábito de los hijos de San Francisco en si piadoso fervor de sus primeros años. Necesitaba su corazón las abstinencias y luchas de la soledad y del claustro o los peligros y combates de la guerra”.

15. Una última acotación, personal, si se quiere nacida al calor de la lectura del libro del P. Vinke. Con setenta años a cuestas, formo parte de una generación que fue actora y testigo de la que tengo como la única revolución verdadera que haya contemplado Venezuela en el siglo XX y lo que va del XXI: el paso de una sociedad rural a la sociedad urbana. LO que quiero decir de ella fue que en la misma, la herencia religiosa colonial –y, en particular, mariana, estaba, si no caliente, cuando menos aún tibia. Porque era aquella en que se pedía la bendición a los padres, padrinos y curas de los pueblos y en la que la Virgen María estaba en el lenguaje usual, entre muchas formas, por la vía del: “Ave María, qué muchacho”, cuando uno cometía una travesura o decir: “¡En un Ave María!”, cuando se quería hacer mención de rapidez al hacer las cosas. Y finalmente, hasta en tener siempre a mano “un rosario de quejas” cuando se tratara de hablar de cualquiera de nuestros gobiernos.

Gracias, P. Vinke, por el bello regalo de su libro, digno de toda estima “… así en la tierra como en el cielo”.

Tomado de : www.sanandresapostol.org