Mexico. Chiapas. Obispo Samuel Ruiz García. Reivindicación de su tarea pastoral.

Alberto Nájar – BBC Mundo,

Obispo Samuel Ruiz García Ruiz fue uno de los obispos más controvertidos de México.

Por varias décadas, el obispo Samuel Ruiz García vivió confrontado con la jerarquía de la Iglesia católica mexicana, que varias veces trató de removerlo de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Fue un personaje polémico. El gobierno de México, por ejemplo, lo vinculó con la formación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Y el Vaticano canceló incluso la parte central de su pastoral, la formación de diáconos y catequistas indígenas. Eso quedo atrás. Durante su visita a Chiapas, el papa Francisco visitó la tumba del sacerdote quien murió en 2011, le llevó flores y rezó una oración. También autorizó el uso de lenguas originarias en ceremonias religiosas y celebró una misa acompañado con diáconos indígenas. Algo que Samuel Ruiz empezó a hacer en los años 60, cuando llegó a la diócesis, y que se convirtió en uno de los temas más criticados de su pastoral. Ahora el gesto de Francisco se ve en México como la reivindicación de quien algunos llamaron “el obispo rojo”, por su decisión de optar por los pobres en el culto católico. Otros también ven un acto de justicia a la tarea de quien miles de indígenas todavía llaman “Tatic”, “padre” en lengua tzotzil. El Papa, en una ceremonia ante miles de indígenas, dijo que era momento de la reconciliación. “Muchas veces, de modo sistemático y estructural, sus pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad. ¡Qué tristeza!”, dijo. “Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: perdón”.

Cruel realidad

Cuando Samuel Ruiz llegó a San Cristóbal de las Casas, en 1959, se encontró con un escenario cruel: los indígenas que caminaban por las calles debían bajar de las aceras para permitir el paso de personas blancas y mestizas. No podían sentarse en las bancas de la plaza central, ni tampoco entrar a hoteles y restaurantes. El salario mínimo para un trabajador mestizo era de 8 pesos. En las haciendas y fincas cafetaleras los indígenas recibían tres centavos, que muchas veces el patrón les pagaba con granos de frijol o maíz. Una vez, Ruiz García celebró un bautizo en una comunidad alejada. Al despedirse un anciano le pidió que no volviera más. “El hacendado nos pidió doble cuota para pagar tus gastos”, le dijo. Años después le contó al periodista Julio Scherer una costumbre brutal de esa época: los peones corrían al lado del caballo de su patrón, pero si en el camino alguna serpiente asustaba al animal el hombre desensillaba y montaba al indígena, quien debía cargarlo “con el riesgo de su propia vida”.

Concilio Vaticano II

La realidad de San Cristóbal empezó a cambiar la vida del joven obispo (tenía 36 años de edad), experto en Teología y que hablaba siete idiomas, entre ellos latín y hebreo. Pero la transformación definitiva empezó en Roma, cuando asistió al Concilio Vaticano II. En ese encuentro surgió la opción por los pobres en la Iglesia católica,

fundamento de la Teología de la Liberación que Samuel Ruiz abrazó definitivamente. Allí surgió también la idea de vincular el Evangelio con las costumbres y lenguas de cada comunidad, lo que en México se conoció como “pastoral indígena”. El obispo aplicó desde entonces lo que aprendió en el Concilio. Uno de sus primeros pasos fue traducir los textos de la Biblia a las distintas lenguas que se hablan en Chiapas. Luego creó un ejército de 700 diáconos indígenas, quienes se encargaron de las tareas religiosas y de evangelizar es sus comunidades. Lo hicieron en su propio idioma, como lo había autorizado el Concilio Vaticano II. Así surgieron las ceremonias religiosas en tzeltal, tzotzil y chol, las lenguas que ahora el papa Francisco autorizó utilizar de manera oficial. El siguiente paso del obispo fue respaldar movimientos sociales contra el despojo y la concentración de tierras en Chiapas. Años después, algunos de estos grupos confluyeron en el EZLN. El camino pastoral de Ruiz García no fue fácil, como lo explicó en la carta “En esta hora de gracia” enviada al Vaticano en 1993. “Esta opción ha traído hostigamiento y ataques, tanto por parte del Estado, como por parte de diversos grupos o sectores privilegiados”, denunció. “Se ha tenido que soportar la calumnia y la mentira propagada por los medios de comunicación social, oficiales y paraoficiales, y sufrir el encarcelamiento de agentes de pastoral, la muerte de catequistas, la intimidación”.

EZLN

La aparición pública del Ejército Zapatista en 1994 y los seis años siguientes fueron los más complicados para el obispo, confesó en una entrevista. El gobierno del entonces presidente Ernesto Zedillo acusó al religioso de respaldar el levantamiento, una versión que fue apoyada por una parte de la jerarquía católica. Samuel Ruiz respondió que el origen del conflicto estaba en la pobreza. “Se dijo que detrás del movimiento había una ‘ideologización’, pero era más bien el hambre, el reclamo de sus tierras y la represión”, dijo a la periodista Cristina Ávila-Zesatti. Pero la influencia de su pastoral fue clara, le dice a BBC Mundo Elio Masferrer Kan, investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).

“En Chiapas hay una organización que evidentemente es resultado de la teología india, el EZLN”, señala. A pesar de la desconfianza oficial, Samuel Ruiz fue el mediador central en el diálogo que entablaron el gobierno y los zapatistas, que terminó en los llamados Acuerdos de San Andrés Larráinzar que no fueron aplicados. Su papel agudizó la confrontación con la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), que reúne a todos los obispos del país. Era previsible, insiste Masferrer Kan. “La iglesia jerárquica mexicana siempre se alineó, por decirlo de alguna manera, con los grupos económicos dominantes, los grandes empresarios”, cuenta. La distancia de la cúpula religiosa con Samuel Ruiz fue evidente cuando murió, en enero de 2011. A su funeral la CEM sólo envió un mensaje escrito. Cinco años después, el jefe del Vaticano visitó su tumba… Y reivindicó su tarea pastoral.