Catequesis del Papa: Pascua, experiencia plena y definitiva del amor misericordioso de Dios

(RV).- “Dios no está ausente, ni siquiera hoy en estas dramáticas situaciones, Dios está cerca, y hace obras grandes de salvación para quien confía en Él. No se debe ceder a la desesperación, sino continuar a estar seguros que el bien vence al mal y que el Señor secará toda lágrima y nos liberará de todo temor”, es el anuncio de consolación del Papa Francisco en la Audiencia General del tercer miércoles de marzo, donde explicó la relación entre “misericordia y consolación”.

Continuando su ciclo de catequesis sobre la misericordia en la Sagrada Escritura, el Obispo de Roma recordó la historia del pueblo de Israel durante el exilio, descrito en el “libro de la consolación” del profeta Jeremías, en el cual “la misericordia de Dios se presenta con toda su capacidad de confrontar y abrir el corazón de los afligidos a la esperanza”. El Pontífice agregó que “el exilio había sido una experiencia catastrófica para Israel. La fe había vacilado porque en tierra extranjera, sin el templo, sin el culto, después de haber visto el país destruido, era difícil continuar creyendo en la bondad del Señor”.

También nosotros podemos vivir a veces una especie de exilio – afirmó el Sucesor de Pedro – cuando la soledad, el sufrimiento, la muerte nos hacen pensar de haber sido abandonados por Dios. Cuántas veces hemos escuchado esta palabra: “Dios se ha olvidado de mi”. Y ante las dramáticas situaciones que suceden en nuestro tiempo, dijo el Papa, uno puede preguntarse: ¿Dónde está Dios? ¿Cómo es posible que tanto sufrimiento pueda golpear a hombres, mujeres y niños inocentes?

El profeta Jeremías – señaló el Santo Padre – nos da una primera respuesta. “El pueblo exiliado podrá regresar a ver su tierra y a experimentar la misericordia del Señor. Es el gran anuncio de consolación: Dios no está ausente, ni siquiera hoy en estas dramáticas situaciones, Dios está cerca, y hace obras grandes de salvación para quien confía en Él. No se debe ceder a la desesperación, sino continuar a estar seguros que el bien vence al mal y que el Señor secará toda lágrima y nos liberará de todo temor”. Porque el Señor es fiel, no abandona en la desolación. Dios ama con un amor sin fin, que ni siquiera el pecado puede frenar, y gracias a Él el corazón del hombre se llena de alegría y de consolación.

Antes de concluir su catequesis, el Papa Francisco puntualizó que “el regreso de los exiliados es un gran símbolo de la consolación dado al corazón que se convierte”. Y es el Señor Jesús, dijo el Pontífice, quien ha llevado a cumplimiento este mensaje del profeta. “El verdadero y radical regreso del exilio y la confortante luz después de la oscuridad de la crisis de fe, se realiza en la Pascua, en la experiencia llena y definitiva del amor de Dios, amor misericordioso que dona alegría, paz y vida eterna”.

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