Día: 2 de abril de 2016

Cantaremos – Domingo II de Pascua o de la Divina Misericordia /C

“Al atardecer de aquél día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa  con las puertas cerradas, por miedo a los judíos……”

¡Que triste es vivir con miedo, qué triste es tener que vivir cuidando las espaldas, pensando cómo  escapar de la intriga y la persecución.!….  Eso le pasó a los discípulos, pero cuando Jesús apareció entre ellos, abrió las puertas que el miedo mantenía cerradas y todo comenzó a cambiar!……

El encuentro con el Resucitado transforma las personas, las llena de paz, de gozo interior, las libera del miedo abriéndoles la posibilidad de transformarse en testimonios creíbles  de la Buena Noticia que él ensenó en Galilea. Los hace capaces de trabajar en la construcción del reino, haciendo visible su presencia por el testimonio.

Esto dijo Jesús cuando  apareció vivo en medio de ellos: “La Paz esté con ustedes”.  Él les comunica su paz y los invita a transmitirla.

Nuestra experiencia pascual debe partir del “encuentro” con el resucitado:  Les enseñó las manos y el costado y los discípulos se llenaron de alegría al constatar que era el Señor.  Exhaló sobre ellos su aliento y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo”. Su Espíritu es el gran Don de la Pascua.

“El Espíritu no quiere ser visto, sino ser en nuestros ojos la luz” (Urs von Baltasar)

CANTAREMOS

      • Aleluya, el Señor resucitó ……………………………………………… 307
      • Señor ten piedad – Gloria Gloria Aleluya ………………………….   97
        • Aleluya de la Vigilia Pascual
        • Te vengo a ofrecer
        • Santo – Padre nuestro
        • La Paz – Cordero de Dios
      • Resucitó Aleluya …………………………………………………………. 284
      • El Señor resucitó ………………………………………………………… 286
      • El Señor ha resucitado …………………………………………………   71

3 de Abril – Domingo II de Pascua o de la Divina Misericordia /C

Evangelio según san Juan (Jn 20,19-31)

Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría.

De nuevo les dijo Jesús: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”. Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar”.

Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: “Hemos visto al Señor”. Pero él les contestó: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré”.

Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Luego le dijo a Tomás: “Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree”. Tomás le respondió: “¡Señor mío y Dios mío!” Jesús añadió: “Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto”.

Otras muchas señales hizo Jesús en presencia de sus discípulos, pero no están escritos en este libro. Se escribieron éstos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre.