Mes: junio 2016

"Y tú ¿Quién dices que soy yo? Mirando a Jesús sabemos quiénes somos"

imageLa lectura del Evangelio de este domingo es de triple tradición, es decir, está presente en los tres Evangelios sinópticos (Mc 8, 27-30; Mt 16, 13-20). Lucas sigue aquí el relato de Marcos, el cual se encuentra exactamente al centro y marca un antes y después en la relación de Jesús y sus discípulos. Se trata, pues, de un relato que nos habla de algo tan importante para las primeras comunidades cristianas: Quién es Jesús. De esta respuesta depende la vida de cada creyente y de cada comunidad, en Judea y en el mundo entero.

La doble pregunta de Jesús (“¿Quién dice la gente que soy yo?” Y “Ustedes, ¿Quién dicen que soy?”) genera una respuesta decisiva en sus seguidores. Se conoce a Jesús por lo que dice y hace, pero sobre todo como Aquel que viene en la historia para cambiar la historia. La respuesta de Pedro no sólo habla de su fe, sino de una confesión de fe. Es decir, nace de la propia experiencia, del día a día vivido con él: “Tú eres el Cristo de Dios” (v 20). El elegido, el enviado, el Salvador. Una identidad de Jesús que será totalmente manifestada en la cruz y en el seguimiento. No se conoce de oídas o viendo, se conoce viviendo y dando la vida por quien se ama. Mientras que la respuesta de los discípulos sumerge a Cristo en la historia, la respuesta de Pedro la trasciende.

Por eso Jesús es realista y anuncia las consecuencias de darlo todo. Amplía el sentido de la vida, de la muerte y de la entrega por una causa justa. Y esto no gusta.  Cuando la verdad de Jesús se ve desde la cruz, el servicio y la acogida, preferimos muchas veces no escucharla ni comunicarla y menos aún vivirla. Pero Jesús, maestro que enseña mirando a los ojos, nos regala el significado de nuestra propia identidad en un seguimiento posible y necesario: “El que quiera venir conmigo, renuncie a sí mismo, cargue con su cruz de cada día y sígame” (v 23). Es la llamada de alguien que ve con esperanza el futuro porque confía en el presente y reescribe la historia con nosotros: desde abajo, en lo cotidiano y con nuestras fragilidades. Por tanto, se trata de un Evangelio que presenta tres identidades: la que los discípulos le dan a Jesús; la que Jesús transmite de sí mismo; y la que invita a ser paso a paso con él. Escuchándonos sabemos también quién es Jesús y “mirando a Jesús sabemos quiénes somos” (Congregación General 35 de la Compañía de Jesús).

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26 de Junio – Domingo XIII. Comentario bíblico.

Marco: Dos centros de interés: la decisión firme de Jesús de ir a Jerusalén y el hecho de que es rechazado por los samaritanos precisamente porque va hacia Jerusalén.
Reflexiones

1ª) ¡El seguimiento de Jesús es un camino hacia Jerusalén!

La vida de Jesús y su misión culmina en Jerusalén. Era necesario realizar el proyecto salvador establecido por el Dios que habló por los profetas (Is 2,2-3; Is 60,1ss). Estos anuncios iluminan la narración lucana del camino de Jesús hacia la ciudad, centro de la salvación. Allí se realiza la muerte y resurrección de Jesús, su ascensión y Pentecostés. Y de allí partirán los Apóstoles a anunciar a Jesús por el mundo. Es importante esta espiritualidad de Jerusalén que impulsa el camino del seguimiento hacia ella. Se trata de una comprensión de la vida del discípulo de Jesús siempre en marcha hacia el centro salvador que da sentido pleno a su vida. No importa el lugar geográfico en que se encuentre. Lo importante, dice el Espíritu Santo a través de Lucas, es que entendamos y vivamos nuestra vida en medio del mundo como peregrinos hacia la patria. Esta espiritualidad la comparten otros autores del Nuevo Testamento como Pedro o el autor de la carta a los Hebreos.

2ª) ¡La violencia no entra en los planes de Dios!

Conocemos bien las relaciones entre judíos y samaritanos*. Desde el siglo II a.C., fueron cruelmente tratados por los asmoneos*. El Nuevo Testamento nos ha dejado rasgos y vestigios suficientes para comprender la animosidad, a veces odio, que sentían unos contra otros. Este es el mundo en que vive Jesús. Pero Jesús, al comenzar el camino, advierte a los suyos que hay que alejar todo deseo de venganza, odio y persecución. Será necesario el largo viaje para ir modelando poco a poco a sus discípulos y futuros voceros por el mundo que habrán de insistir en que toda la salvación es fruto del amor benevolente y de la misericordia de Dios. El discipulado fue una labor lenta llevada a cabo por Jesús. El Reino tiene fuerza por sí mismo para establecerse entre los hombres sin recurrir a medios violentos o de poder. El poder de Dios, que se manifiesta en el establecimiento del Reino por medio de la cruz y resurrección. Hoy como ayer seguimos sintiendo la tentación del recurso a otros medios para establecer ese Reino. Hoy también tienen vigencia estas palabras de Jesús en medio de un mundo agresivo que se esfuerza en imponer su propio proyecto en todos los planos: económico, social, cultural e, incluso en muchas ocasiones, religioso. El Reino Dios no puede coexistir con la violencia.

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26 de Junio – XIII Domingo del Tiempo Ordinario /C

Evangelio según san Lucas (Lc 9,51-62)

Cuando ya se acercaba el tiempo en que tenía que salir de este mundo, Jesús tomó la firme determinación de emprender el viaje a Jerusalén. Envió mensajeros por delante y ellos fueron a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento; pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque supieron que iba a Jerusalén. Ante esta negativa, sus discípulos Santiago y Juan le dijeron: “Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos?” Pero Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió.

Después se fueron a otra aldea. Mientras iban de camino, alguien le dijo a Jesús: “Te seguiré a dondequiera que vayas”. Jesús le respondió: “Las zorras tienen madrigueras y los pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en dónde reclinar la cabeza”.

A otro, Jesús le dijo: “Sígueme”. Pero él le respondió: “Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre”. Jesús le replicó: “Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia el Reino de Dios”.

Otro le dijo: “Te seguiré, Señor; pero déjame primero despedirme de mi familia”. Jesús le contestó: “El que empuña el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios”.

Es necesario desnaturalizar la miseria, el Papa al Programa Mundial de Alimentos

Conversión es (RV).-  Tal como estaba previsto, la mañana del segundo lunes de junio el Santo Padre Francisco realizó una visita a la sede del Programa Mundial de Alimentos (PAM). En su primer discurso ante los participantes en la Sesión anual de la Junta Ejecutiva del PAM, el Obispo de Roma afirmó que “no podemos naturalizar el hambre de tantos; no nos está permitido decir que su situación es fruto de un destino ciego frente al que nada podemos hacer”. Porque cuando la miseria deja de tener rostro, podemos caer en la tentación de empezar a hablar y discutir sobre “el hambre”, “la alimentación”, “la violencia” dejando de lado al sujeto concreto, real, que hoy sigue golpeando a nuestras puertas.

“Cuando faltan los rostros y las historias – afirmó asimismo el Pontífice  – las vidas comienzan a convertirse en cifras, y así paulatinamente corremos el riesgo de burocratizar el dolor ajeno. Las burocracias mueven expedientes; la compasión, en cambio, se juega por las personas.

El Papa recordó que nos encontramos ante un extraño y paradójico fenómeno: mientras las ayudas y los planes de desarrollo se ven obstaculizados por intrincadas e incomprensibles decisiones políticas, por sesgadas visiones ideológicas o por infranqueables barreras aduaneras, las armas no; no importa la proveniencia, circulan con una libertad jactanciosa y casi absoluta en tantas partes del mundo. Y de este modo – explicó – son las guerras las que se nutren y no las personas. Y mientras las víctimas se multiplican, el Santo Padre dijo que aunque somos plenamente conscientes de ello”, “dejamos que nuestra conciencia se anestesie y así la volvemos insensible”.

Al destacar que el Programa Mundial de Alimentos con su trayectoria y actividad demuestra que es posible coordinar conocimientos científicos, decisiones técnicas y acciones prácticas con esfuerzos destinados a recabar recursos y distribuirlos ecuánimemente, Francisco los animó a no dejarse “vencer por el cansancio”, y les dijo que no permitan que las dificultades los retraigan. Sino que crean en lo que hacen y “continúen poniendo entusiasmo en ello, que es la forma en que la semilla de la generosidad germine con fuerza”.

En cuanto a la Iglesia Católica, el Papa recordó que siendo fiel a su misión, quiere trabajar mancomunadamente con todas las iniciativas que luchen por salvaguardar la dignidad de las personas, especialmente de aquellas en las que están vulnerados sus derechos. Y para hacer realidad esta urgente prioridad de “hambre cero”, el Santo Padre les aseguró todo su apoyo y respaldo a fin de favorecer los esfuerzos encaminados, a la vez que se despidió pidiendo que Dios Omnipotente sostenga con su bendición el trabajo de sus manos.

(María Fernanda Bernasconi – RV).

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Cantaremos–XII Domingo del Tiempo Ordinario /C

Sin lugar a dudas, la vida, las palabras y las obras del Señor debieron sorprender y sacudir la fe y la religiosidad de sus paisanos. En toda la región se hablaba del Profeta de Nazaret y su  fama se extendía por todas partes. Pero a él no le interesaba la fama…quería saber qué había comprendido la gente de su mensaje, si entendían los signos que realizaba. Pero sobre todo, a Jesús le interesaba qué pensaban sus discípulos. “¿Quién dice la gente que soy yo?…¿Que dicen ustedes”… Pedro de inmediato responde por todos: “Tú eres el Cristo, el Mesías de Dios”.

Llevamos más de 20 siglos de historia de Jesús y del cristianismo y con frecuencia el mundo no valora el misterio escondido tras la personalidad divino-humana del Señor, así como ignora la infinitas dimensiones de su Obra redentora.

También a nosotros nos interpela hoy el Evangelio con la misma llamada a la Conversión y al seguimiento del Señor. El verdadero discípulo tiene que asumir como propio el proyecto del Maestro: Negarse a sí mismo, dejando de lado los propios intereses y deseos. ¡Es un camino en ocasiones muy difícil, que sólo es posible realizar dentro de los límites insospechados del Amor y de la gracia de Dios.

CANTAREMOS:

      • Reunidos en el nombre del Señor ………………………………. 159
        • Señor ten piedad – Gloria
        • Aleluya – Antífona
      • Te ofrecemos Señor ………………………………………………… 186
        • Santo – Padre nuestro
        • La Paz – Cordero de Dios
      • Señor Dios nuestro ………………………………………………….. 169
      • Quién es  ese ………………………………………………………….. 165
        • Nadie hay tan grande como Tú

19 de Junio – XII Domingo del Tiempo Ordinario /C

Evangelio según san Lucas (Lc  9,18-24)

Un día en que Jesús, acompañado de sus discípulos, había ido a un lugar solitario para orar, les preguntó: “¿Quién dice la gente que soy yo?” Ellos contestaron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías, y otros, que alguno de los antiguos profetas que ha resucitado”.

Él les dijo: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Respondió Pedro: “El Mesías de Dios”. Él les ordenó severamente que no lo dijeran a nadie.

Después les dijo: “Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día”.

Luego, dirigiéndose a la multitud, les dijo: “Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga. Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará”.

Médicos venezolanos piden intervención de la Iglesia para conseguir medicinas

(RV).- Debido a la escasez de suministros médicos y material quirúrgico en los hospitales de Venezuela, médicos han solicitado la intervención de la Iglesia para solicitar al gobierno un canal humanitario que permita la entrada de medicinas donadas desde otras naciones.

imageLos Médicos del Hospital Central de Maracay hicieron entrega de la solicitud a monseñor Rafael Ramón Conde Alfonzo, Obispo de Maracay. Quien subrayó la iniciativa de los venezolanos en el mundo dispuestos a iniciar una campaña de envío de medicamentos para hacerlos llegar a la patria. Sin embargo, ha señalado, que el problema se resolvería pronto si el gobierno permitiese que estos fármacos entrasen en el país, “ya que hasta ahora el obstáculo ha sido la prohibición del gobierno a aceptar la ayuda exterior”.  

El Obispo de Maracay definió la situación “muy desagradable”, y ha recordado que la organización internacional de Cáritas quiere actuar como un instrumento de mediación, para que los recursos necesarios lleguen al país y sean distribuidos de manera uniforme en función de las necesidades y bajo un control efectivo. “Confiamos en que el corazón de los gobernantes no sea tan duro como para mantener la prohibición de la entrada de las ayudas que nos ofrecen”, ha dicho monseñor Conde.  

Según informa la Agencia Fides, el Dr. Martín Graterol, traumatólogo, ha hecho de portavoz explicando que a través de sus cartas quieren expresar sus sentimientos y deseos de ver a la Iglesia interceder en favor de los pacientes, “para permitir lo más rápidamente posible y con la ayuda de Dios, que se solucione el grave problema de la falta de suministros médicos que tenemos en los hospitales”.

http://es.radiovaticana.va/news/2016/06/10/m%C3%A9dicos_venezolanos_piden_intervenci%C3%B3n_de_la_iglesia_para_co/1236353

Cantaremos – XI Domingo del Tiempo Ordinario /C

¡Es necesario tener conciencia del don recibido para expresar el agradecimiento!

La pecadora está agradecida por el perdón que se le había otorgado; se desata los cabellos, gesto que era considerado como el mayor deshonor para una mujer hacerlo delante de los hombres. El amor de que se habla es un amor de agradecimiento. En el v.47 debería traducirse así: por eso te digo: Dios debe haber perdonado sus pecados, por muy numerosos que fueran, ya que muestra tan grande agradecimiento (= un amor tan agradecido). Si Dios perdona poco al hombre o el hombre tiene conciencia de haber recibido un perdón pequeño, pequeño será el agradecimiento. En arameo y siríaco, e incluso en hebreo, no existe propiamente un verbo para expresar la idea de agradecimiento; lo hacen utilizando el verbo amar u otros equivalentes. Las muestras de amor de la mujer son gratitud posterior al perdón. La parábola pone en parangón grande y pequeña deuda = grande y pequeño agradecimiento. Sólo los que conocen la profundidad, la magnitud de su deuda, pueden valorar lo que significa la bondad de Dios que acoge y perdona al pecador a través de Jesús. ¿No comprendes, Simón, que esta mujer, a pesar de su vida culpable a todas luces, está más cerca de Dios que tú? ¿No caes en la cuenta que el agradecimiento que en ella desborda es precisamente el que no posees ni manifiestas tú? Tú no has tenido ningún detalle que se suelen tener con los invitados y, máxime, tratándose de un itinerante: ofrecerle agua para lavarse los pies, ofrecerle los perfumes de costumbre, facilitarle las cosas para que se encuentre cómodo. Pero ella hace todo lo contrario que tú. Simón ¿y aún te atreves a censurarla en tu interior y a censurarme a mí que la acojo? Este evangelio sigue teniendo una fuerza y un vigor hoy también del todo singulares. En un mundo tan inclinado a poner la mirada y el empeño en el provecho y en la rentabilidad, es muy difícil anunciar un evangelio como este. Y, sin embargo, los creyentes hemos recibido la misión de transmitir al mundo la experiencia de la gratuidad de Dios.

Fr. Gerardo Sánchez Mielgo – Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia)

CANTAREMOS:

      • Vienen con alegría ……………………………….. 217
        • Ten piedad – Gloria
        • Aleluya – Antífona
        • Los frutos de la tierra
        • Santo – Padre nuestro
        • La Paz – Cordero de Dios
      • Por ti Señor ………………………………………… 134
      • Tan cerca de mi ………………………………….. 193
      • Alabaré ………………………………………………   17

12 de Junio – XI Domingo del Tiempo Ordinario /C

Lectura del santo Evangelio según san Lucas (Lc 7,36-8,3)

En aquel tiempo, un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa. Una mujer de mala vida en aquella ciudad, cuando supo que Jesús iba a comer ese día en casa del fariseo, tomó consigo un frasco de alabastro con perfume, fue y se puso detrás de Jesús, y comenzó a llorar, y con sus lágrimas bañaba sus pies, los enjugó con su cabellera, los besó y los ungió con el perfume.

Viendo esto, el fariseo que lo había invitado comenzó a pensar: “Si este hombre fuera profeta, sabría qué clase de mujer es la que lo está tocando; sabría que es una pecadora”.

Entonces Jesús le dijo: “Simón, tengo algo que decirte”. El fariseo contestó: “Dímelo, Maestro”. Él le dijo: “Dos hombres le debían dinero a un prestamista. Uno le debía quinientos denarios y el otro, cincuenta. Como no tenían con qué pagarle, les perdonó la deuda a los dos. ¿Cuál de ellos lo amará más?” Simón le respondió: “Supongo que aquel a quien le perdonó más”.

Entonces Jesús le dijo: “Has juzgado bien”. Luego, señalando a la mujer, dijo a Simón: “¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no me ofreciste agua para los pies, mientras que ella me los ha bañado con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus cabellos. Tú no me diste el beso de saludo; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besar mis pies. Tú no ungiste con aceite mi cabeza; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por lo cual, yo te digo: sus pecados, que son muchos, le han quedado perdonados, porque ha amado mucho. En cambio, al que poco se le perdona, poco ama”. Luego le dijo a la mujer: “Tus pecados te han quedado perdonados”.

Los invitados empezaron a preguntarse a sí mismos: “¿Quién es éste, que hasta los pecados perdona?” Jesús le dijo a la mujer: “Tu fe te ha salvado; vete en paz”.

Después de esto, Jesús comenzó a recorrer ciudades y poblados predicando la buena nueva del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que habían sido libradas de espíritus malignos y curadas de varias enfermedades. Entre ellas iban María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, el administrador de Herodes; Susana y otras muchas, que los ayudaban con sus propios bienes.