El Bautista, hombre de Antiguo Testamento, está desconcertado porque tenía puestas sus esperanzas en Jesús, pero parece como si las cosas no fueran lo deprisa que los apocalípticos desean. Jesús le dice que está llevando a cabo lo que se anuncia en Is 35, y asimismo en Is 61,1ss. Jesús está movilizando esa caravana por el desierto de la vida para llegar a la ciudad de Sión; está haciendo todo lo posible para que los ciegos de todas las cegueras vean; que todos los enfermos de todas las enfermedades contagiosas del cuerpo y el alma queden limpios y no destruidos y abandonados a su suerte. El reino que anuncia, y al que dedica su vida, tiene unas connotaciones muy particulares, algunas de las cuales van más allá de lo que los profetas pidieron y anunciaron.
Finalmente añade una cosa decisiva: ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí! (v.6). Esta expresión ha sido muy discutida, pero gran mayoría de intérpretes opina que se refiere concretamente al Bautista. Ésa es la diferencia con Juan, por muy extraña que nos parezca; porque entre Jesús y Juan se dan diferencias radicales, a pesar del elogio tan manifiesto de nuestro texto (vv.9-10): uno anuncia el juicio que destruye el mal (como los buenos apocalípticos) y el otro (como buen profeta) propone soluciones. Ésa es la verdad de la vida religiosa: los apocalípticos tiene un sentido especial para detectar la crisis de valores, pero no saben proponer soluciones. Los profetas verdaderos, y Jesús es el modelo, no solamente detectan los males, sino que ofrecen remedios: curan, sanan, ayudan a los desgraciados (culpables o no), dan oportunidades de salvación. Nosotros hemos tenido la suerte de nacer después de Juan y haber escuchado las palabras liberadoras del profeta Jesús.
Fray Miguel de Burgos Núñez
Lector y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura
Hoy, cuando campea la mentira y se impone la injusticia, es a los seguidores del Señor, a quienes le toca desenmascarar la mentira, erradicar el odio y la exclusión, luchar contra la pobreza y la carencia de los elementales derechos humanos. Hay entre nosotros muchos atrapados por ideologías que en realidad no tienen nada que ver con la doctrina del reino de Dios enseñada por Jesús. Ciertamente no será “una caña agitada por el viento” la que se atreva a denunciar engaños y opresiones, a pedir la libertad de los cautivos y exigir el respeto a la dignidad de todo hombre, hechura de Dios.
Julie Meucci
CANTAREMOS:
- Ven Salvador ……………………………………….. 215
- Señor ten piedad
- Adviento, Ven Salvador …………………………. 227
- Santo – Padre nuestro
- La Paz – Cordero de Dios
- Oh Emmanuel del mundo ………………………. 266
- Ven a nuestro mundo ……………………………. 271
- Corre caballito ……………………………………… 232