“Este es mi hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo”
En este segundo domingo de Cuaresma escuchamos en el Evangelio el relato de la transfiguración del Señor. Vislumbramos la gloria. Se nos anticipa el cielo. De algún modo, recién iniciada la andadura cuaresmal, se nos deja entrever cuál es el final de la misma. La resurrección, realidad gloriosa del ser, da sentido a nuestro caminar. Como dirá San Pablo, «si Cristo no ha resucitado vana es nuestra fe» (1 Cor 15, 14).
En definitiva, la Palabra de Dios en este domingo, se nos presenta condensada por cuatro verbos y una invitación. Por un lado, los verbos: salir, tomar parte, subir, escuchar, bajar… dotan de vitalidad al conjunto del mensaje y nos ayudan a configurar nuestra identidad creyente, a fraguar nuestra esperanza en la resurrección y a vivir la caridad en el barro de nuestra historia. Por otro lado, una invitación: contemplar. Contemplar la gloria Dios. Contemplar, convirtiendo ‘nuestros modos de ver’ en los ‘modos del mirar de Dios’. Contemplar, como impulso para la misión. Contemplar, gestando al interior, palabras para el tiempo oportuno. «Hasta que el Hijo del hombre resucite», es la medida cumplida del tiempo. Ahora nos toca a nosotros ser narración para los demás de una gloria que hemos contemplado por la fe en Cristo Jesús.
Fr. Ismael González Rojas
Convento de Santo Domingo (Caleruega)
CANTAREMOS:
- El Señor es mi fuerza ……………………………………………. 80
- Señor ten piedad – Tu palabra me da vida
- Este es el momento ……………………………………………… 73
- Santo – Padre nuestro
- La Paz – Cordero de Dios
- A Ti levanto mis ojos
- Este es el ayuno …………………………………………………… 86
- Ya no temo …………………………………………………………. 223