La Eucaristía es al mismo tiempo Alimento y Revelación. Ella nos enseña la actitud que debe adoptar el cristiano ante Cristo: no debe estar delante de Él, sino en Él. Pensemos si no en el discurso de despedida de Jesús, cuando dijo:
-“Yo soy la Vid verdadera y mi Padre es el Viñador. Todo sarmiento que en mí no lleve fruto, lo cortará; y todo el que dé fruto, lo podará para que dé más fruto. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en Mí. Yo soy la vid y ustedes los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ese dará mucho fruto, porque sin mí no pueden hacer nada. ( Jn. XV,1-10)
El verdadero alcance de estas palabras no se ve hasta el día de Pentecostés y también lo encontramos en la doctrina de San Pablo sobre el “Cristo en nosotros” (Gal.II,20). Desde ya comprendemos que Cristo es esencialmente “el viviente y creador de vida”. De Él surge la nueva vida en la cual deben participar todos los que creen en Él. La vida que nace de nosotros sólo conduce a la muerte, en cambio la vida que nos viene en Cristo surge de la eternidad de Dios, es la vida de Cristo. Recordemos la exclamación de Pablo:
Por la Palabra y el Pan participamos en Cristo, crecemos en Él: –“El que come mi cuerpo y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Y yo le resucitaré en el último día. (Jn VI,51)
CANTAREMOS:
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- Reunidos en nombre del Señor …………………………………………….. 119
- Aleluya – Antífona
- Los frutos de la tierra
- Santo – Padre nuestro
- La Paz – Cordero de Dios
- Vaso nuevo ………………………………………………………………………… 221
- Tan cerca de mí ………………………………………………………………….. 193
- Cantemos al Amor de los amores …………………………………..……… 49
- Adoremos reverentes …………………………………………..………..……. 12
- Alabaré ………………………………………………………………………………. 17
- Reunidos en nombre del Señor …………………………………………….. 119
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