Mes: agosto 2017

Cantaremos – XIX Domingo del Tiempo Ordinario

En una realidad tan complicada como la nuestra, todo se tambalea y el sentimiento de seguridad sacude hasta nuestra misma fe. Entonces hay que comenzar por el principio: la fe no es seguridad, sino coraje y riesgo. Los discípulos vieron al Señor caminando sobre las aguas,… lo cual significa significa que El había vencido el poder de las fuerzas naturales, el miedo a la destrucción y a la muerte que amenaza nuestra existencia. Por la fe en  el Señor, viven sus discípulos….y también por la fe Pedro aprende a caminar sobre las aguas….. Es posible que también nosotros podamos mantenernos en pie sobre un mar de dudas, si abandonamos la orilla o la barca de nuestras falsas seguridades para responder al llamado del Señor.

 

¡Qué audacia la del deseo de Pedro! Su imprudencia le habría acarreado la muerte si lo que se veía hubiese sido realmente un fantasma!….. Sus palabras revelan una fe vigorosa, puesto que Pedro cree verdaderamente en El….y expresan también una voluntad firme de querer estar con Cristo, con lo cual deja al descubierto uno de los rasgos más profundos de la fisonomía del apóstol. No sólo de aquellos discípulos, sino de los de hoy también.

 

Jesús le llama y Pedro sale de la barca, pone su pie sobre el agua y ésta le lleva efectivamente.  Creer es participar en el Ser mismo de Jesús, en lo que Él es. Este pasaje evangélico nos muestra una de las experiencias  más  importantes sobre la naturaleza de la fe.  La fe no se debe únicamente al desarrollo de la razón,  como tampoco depende de la sola voluntad. Lo decisivo, lo que se impone realmente a la conciencia del creyente no es “ni una verdad”, ni “un valor”, sino una realidad, la del Dios Santo y vivo revelado en Jesucristo. -En el centro de todo lo que el hombre puede pensar y experimentar, en medio de lo que llamamos “mundo” existe una realidad  sobre la que nos podemos apoyar, un Amor al que nos podemos confiar. Tener fe significa captar esta realidad.

CANTAREMOS :

  • El Señor es mi fuerza
  • Este es el momento
  • Quién es ese
  • Somos un pueblo que camina
  • Viva Cristo

 

Julie Meucci

13 de agosto – XIX Domingo del Tiempo Ordinario /A

Evangelio según san Mateo (Mt 14, 22-33)

En aquel tiempo, inmediatamente después de la multiplicación de los panes, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se dirigieran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Después de despedirla, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba él solo allí.

Entretanto, la barca iba ya muy lejos de la costa, y las olas la sacudían, porque el viento era contrario. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el agua. Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron, y decían: “¡Es un fantasma!” Y daban gritos de terror. Pero Jesús les dijo enseguida: “Tranquilícense y no teman. Soy yo”.

Entonces le dijo Pedro: “Señor, si eres tú, mándame ir a ti caminando sobre el agua”. Jesús le contestó: “Ven”. Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús; pero al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, comenzó a hundirse y gritó: “¡Sálvame, Señor!” Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”

En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en la barca se postraron ante Jesús diciendo: “Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios”.