III.3. La decisión de Jesús de bajar del monte de la transfiguración y seguir caminando hacia Jerusalén, lugar de la Pasión, es la decisión irrevocable de transformar el mundo, la religión y la vida. Es verdad que eso le llevará a la muerte. Esa decisión tan audaz, como decisión de una misión que ahora se confirma en su experiencia con lo divino, con la voz del Padre, no le llevará directamente al triunfo, sino a la muerte. Pero el triunfo de la resurrección lo ha podido contemplar, a su manera, en ese contacto tan intenso con el misterio de Dios. Dios le ha revelado su futuro, la meta, la victoria de la vida sobre la muerte. Y ahí está su confianza para seguir su camino y hacer que le acompañen sus discípulos. Estos seguirán sin entenderlo, sin aceptarlo, preparándose o discutiendo sobre un premio que no llegará de la forma que lo esperaban. Del cielo se ha oído un mandato: “escuchadlo”, pero no lo escuchan porque su mentalidad es bien otra. Jesús los ha asomado un poco a la “gloria” de una vida nueva y distinta, pero no lo han entendido todavía. El relato, desde luego, es cristológico, (no hay duda!, pero Marcos también quiere que sea pedagógico para la comunidad: la vida verdadera no se goza “plantándose” en este mundo, en esta historia, en nuestros proyectos. Está en las manos de Dios.
Fray Miguel de Burgos Núñez
Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura