Marcos David Valverde / @marcosdavidv / Correo del Caroní.
Les bastó a Tulio Luis Ramírez, obispo auxiliar de Caracas, y a Miguel Acevedo, párroco de la iglesia Nuestra Señora de la Candelaria, manifestar en público su desacuerdo contra el régimen madurista para que cayeran en las fauces de la vorágine: este lunes fueron citados por el Ministerio de Interior y Justicia, acusados por “instigación al odio”. El pecado que pretenden endilgarles la inquisición de Maduro tiene una base única: ambos apoyaron la condena de la Conferencia Episcopal al atropellado y abusivo llamado a elecciones presidenciales.
La censura funcionó y aplacó la gravedad y el impacto de lo que ocurrió. Fue la organización no gubernamental Espacio Público la que, a través de su cuenta de Twitter, denunció lo que ocurre: la dictadura arrecia la represión contra toda forma de disidencia.
El dislate más reciente tiene forma de señalamientos judiciales. Una contra Tulio Luis Ramírez, obispo auxiliar de Caracas. Otra contra Miguel Acevedo, párroco de la iglesia Nuestra Señora de la Candelaria.
Las acusaciones en sí son de las favoritas de estos días por parte del régimen, muy al estilo Pérez Jiménez, además: a los dos religiosos los señalan por incitar al odio.
A ambos los citaron en plan de inyección del miedo. Los convocó el Ministerio del Poder Popular para las Relaciones, Justicia y Paz (Mpprijp). Con Acevedo, por ejemplo, se enfrascó el régimen a raíz de que apoyó la condena de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) a la fraudulenta convocatoria a elecciones presidenciales durante una misa a comienzos de febrero.
Una simpatizante del chavismo se le acercó, en pleno altar, y lo insultó con una frase usual: perro derechista. Desde entonces quedó marcado como si, más que cruz de cenizas, le hubiese caído encima un cenicero. Hasta este lunes, cuando fue citado.