Ha echado más que nadie. Los ojos de Jesús se fijan siempre en los hombres y mujeres sencillos que saben vivir el amor de manera limpia y generosa. Jesús observa a la gente que deposita sus limosnas en el templo. Muchos ricos ofrecen espléndidos donativos, pero pasan desapercibidos a sus ojos. Sorprendentemente, su mirada se detiene en una pobre viuda que echa la cantidad ridícula de «dos reales». La alabanza de Jesús es aleccionadora. Esta pobre mujer ha sabido dar más que nadie, porque «los demás han echado lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir». Nos tranquilizamos desprendiéndonos de objetos inútiles, muebles inservibles, electrodomésticos gastados. Pero no nos acercamos a los que sufren y necesitan quizás nuestra cercanía. Si la viuda sabe dar todo lo que tiene es, sin duda, porque «pasa necesidad» y comprende desde su experiencia dolorosa las necesidades de los demás. Pero cuando uno se ha instalado ya en su pequeño mundo de bienestar y comodidad, es difícil «entender» el sufrimiento de los otros.
CANTAREMOS:
- El Señor nos llama y nos reúne
- Tú pones lo demás
- Con nosotros está
- Si yo no tengo amor
- Sólo el amor