Día: 2 de mayo de 2020

Evangelio: Juan (10,1-10): Yo he venido para que tengan vida en plenitud

III.1.El evangelio de Juan (10,1-10), nos habla del «buen pastor» que es la imagen del día en la liturgia de este cuarto domingo de Pascua. Comienza el evangelio con una especie de discurso enigmático, que es así para los oyentes, ya que este texto es bien claro: en el redil de las ovejas, el pastor entra por la puerta, los ladrones saltan por la tapia. Es una especie de introducción para las afirmaciones cristológicas de Juan. Esas afirmaciones, con toda su carga teológica, se expresan con afirmaciones de revelación bíblica, con el «yo soy».

III.2.En el AT Dios se reveló a Moisés con ese nombre enigmático de Yahvé (algunos piensan que significa “yo soy el que soy”, aunque no está claro). Ahora, Jesús, el Señor, no tiene recato en establecer lo sustancial de lo que es y de lo que siente. Y de la misma manera que ha dicho en otros momentos que es la verdad, la vida, la resurrección, la luz, ahora se nos presenta con la imagen del pastor, cuya tradición veterotestamentaria es proverbial, como nos muestra el Salmo 23. En realidad, la imagen de este texto joánico es la de Jesús como «puerta», aunque en el conjunto de Jn 10 se juega precisamente con las dos imágenes: puerta y pastor.

III.3. La imagen de la puerta es la imagen de la libertad, de la confianza: no se entra por las azoteas, por las ventanas, a hurtadillas, a escondidas. Es la imagen, pues, de la confianza. En el Antiguo Testamento se habla de las puertas del templo: “Abridme las puertas del triunfo y entraré para dar gracias al Señor. Esta es la puerta del Señor, los vencedores entrarán por ella” (Sal 118,19-20). Las puertas del templo o de la ciudad eran ya el mismo conjunto del templo o de la ciudad santa (es una especie de metonimia, con lo que se expresa el todo por una parte). Por eso dice el Sal 122,2: “ya están pisando nuestros pies tus puertas Jerusalén”; cf. Sal 87,1-2; 118,21; etc.). Pasar por la puerta era ¡el no va más! para los peregrinos. Ahora Jesús es como la nueva ciudad y el nuevo templo para encontrarse con Dios. Porque a eso iban los peregrinos a la ciudad santa a encontrarse con Dios.

III.4.Jesús en este evangelio se propone, según la teología joánica, como la persona en la que podemos confiar; por Él podemos entrar y salir para encontrar a Dios y para encontrar la vida. Quien esté fuera de esa puerta, quien pretenda construir un mundo al margen de Jesús lo puede hacer, pero no hay otro camino para encontrarse con el Dios de vida y con la verdad de nuestra existencia. No es una pretensión altisonante, aunque la afirmación cristológica de Juan sea fuerte. Eso no quita que debamos mantener un respeto y una comprensión para quien no quiera o no pueda entrar por esa puerta, Jesús, para encontrar a Dios. Nosotros, no obstante, los que nos fiamos de su palabra sabemos que él nos otorga una confianza llena de vida.

III.5. Se habla de un “entrar y salir” que son dos verbos significativos de la vida, como el nacer y el morir. En Jesús, puerta verdadera de la vida, ésta adquiere una dimensión inigualable. Por la fórmula de revelación, del “yo”, se quiere mostrar a Jesús que hace lo contrario de los ladrones que entran de cualquier manera en la casa, para robar, para matar, para llevarse todo lo que pueden. Jesús, puerta, “viene” para dar, para ofrecer la vida en plenitud (v. 10). Pero en este domingo pascual, el símbolo de la puerta debemos enhebrarlo a la significación del misterio de la resurrección de Jesús. Es verdad que en el texto joánico este significado no cuenta, pero sí debemos tenerlo presente en la predicación, ya que la resurrección de Jesús es la “puerta” de la vida nueva para El y para todos nosotros. Y solamente es desde la resurrección cómo podría expresarse el Cristo de Juan esas expresiones de revelación del “yo soy” la vida, la resurrección, el buen pastor, la luz…

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

3 de mayo. IV Domingo de Pascua.

Evangelio según san Juan (Jn 10,1-10)

En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: “Yo les aseguro que el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que salta por otro lado, es un ladrón, un bandido; pero el que entra por la puerta, ése es el pastor de las ovejas. A ése le abre el que cuida la puerta, y las ovejas reconocen su voz; él llama a cada una por su nombre y las conduce afuera. Y cuando ha sacado a todas sus ovejas, camina delante de ellas, y ellas lo siguen, porque conocen su voz. Pero a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños”.

Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron lo que les quería decir. Por eso añadió: “Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes que yo, son ladrones y bandidos; pero mis ovejas no los han escuchado.

Yo soy la puerta; quien entre por mí se salvará, podrá entrar y salir y encontrará pastos. El ladrón sólo viene a robar, a matar y a destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia’’.

1º de mayo de 2020, Viernes de la III Senana de Pascua.

“ALÉGRATE, LLENA DE GRACIA, EL SEÑOR ESTÁ CONTIGO” (Lc 1, 28). El Ángel Gabriel saluda a María como la llena de gracia, como aquella, en la que está la plenitud de la gracia… Hoy, 1º de mayo comenzamos el mes de María, un mes, en que estamos invitados a rezar con mayor frecuencia el Rosario… El Rosario es una ORACIÓN QUE TRATA DE MARIA. En el Rosario meditamos algunos pasajes bíblicos, que tratan de María y del fruto bendito de su vientre, Jesús… El Rosario es también una ORACIÓN A MARÍA. Cada vez que rezamos la oración del Avemaría -en cada Rosario por lo menos cincuenta veces- nos dirigimos directamente a María, la saludamos como la llena de gracia (cf. Lc 1, 28), la aclamamos como bendita entre las mujeres (cf. Lc 1, 42)… Pero, el Rosario es también una ORACIÓN CON MARÍA… una oración, en la que CON MARÍA nos dirigimos a su Hijo Jesús… En el rezo del Santo Rosario María hace suyas nuestras necesidades, como esta necesidad tan grande de que podamos ver pronto el fin de la pandemia del coronavirus. Durante el mes de mayo, recemos con insistencia el Rosario, para que así sea… Pbro. RAMÓN VINKE.- 1º de mayo de 2020, Viernes de la III Senana de Pascua.