CON JESÚS SEÑOR DE LA HISTORIA – Nº 10 (7 de octubre de 2020)

LA VIRGEN DEL ROSARIO

Hoy, la Iglesia celebra a la Virgen del Rosario… En la Iglesia, cada Orden y Congregación Religiosa propaga su particular título o advocación de la Virgen: los Franciscanos, la Inmaculada Concepción; los Capuchinos la Divina Pastora; los Carmelitas, la Virgen del Carmen; los Mercedarios, la Virgen de las Mercedes; los Salesianos, María Auxiliadora… los Dominicos, la Virgen del Rosario, con singular motivo, ya que Santo Domingo de Guzmán, el fundador de la Orden, recibió de la Virgen en una visión o locución el encargo de difundir el rezo del Santo Rosario…

Pero, la devoción no se limitó a la Orden fundada por Santo Domingo de Guzmán, se hizo universal… Desde el Siglo XIV, los Romanos Pontífices recomendaron el rezo del Santo Rosario. En el año 1569, el Papa San Pío V promulgó la Carta Apostólica “Consueverunt Romani Pontifices”, en la que ilustró y en cierto modo definió la forma tradicional del Rosario. Y, transcurridos pocos años, el 7 de octubre de 1572, en el aniversario del triunfo obtenido por los cristianos sobre los moros en la batalla naval de Lepanto —triunfo, que fue atribuido al rezo del Santo Rosario—, instituyó la fiesta anual de la Virgen del Rosario. También los Papas más recientes han recomendado insistentemente el rezo del Santo Rosario, consistente en la contemplación de cinco misterios de la vida de nuestro Señor Jesucristo y de la Virgen, rezándose un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria y algunas jaculatorias durante la contemplación de cada misterio…

¿Por qué se llama Rosario a este ejercicio piadoso? La palabra “rosario” tiene tres acepciones: En primer lugar, se llama “rosario” al jardín donde hay muchos y variados rosales; en esta acepción se le ha dado al ejercicio el nombre de Rosario, ya que las decenas de Avemarías son como variados rosales, de acuerdo a la variedad de los misterios. En segundo lugar, se llama “rosario” a la planta misma del rosal; y en esta acepción se le ha dado al ejercicio del nombre de Rosario, porque las partes de la planta señalan y representan la diversidad de los misterios: las ramas y hojas verdes representan los misterios de gozo, mientras que las espinas los misterios de dolor y las flores los misterios de gloria. En tercer lugar, se llama “rosario” al ramillete compuesto de muchas rosas, que se ofrece a una dama muy distinguida. Y también en esta acepción se le ha dado al ejercicio del nombre de Rosario, ya que las Avemarías son como rosas, que se ofrecen a la Virgen, que es la más distinguida de las damas, ya que es la Madre de Dios.

Siempre ha sido dificultoso llevar la cuenta de las Avemarías… por lo cual se hace uso de la “camándula”, cuya invención se atribuye al Padre Miguel de Camaldoli en el Siglo XVII… pero que, con toda seguridad, en el Oriente se venía usando desde muy antiguo. La famosa leyenda de San Pacomio relata, que el Santo, queriendo llevar cuenta de sus jaculatorias, llevó a su cueva una gran cantidad de hojas de árboles… mientras rezaba sus jaculatorias, sacaba hojas del montón ubicado a su izquierda, y las iba colocando ordenadamente a su derecha… hasta que sopló un viento fuerte y se desordenaron las hojas. Entonces llevó a su cueva una gran cantidad de guijarros… mientras rezaba sus jaculatorias, sacaba guijarros del montón ubicado a su izquierda, y las iba colocando ordenadamente a su derecha… hasta que se produjo un temblor y se desordenaron los guijarros. Finalmente, tomó una cuerda… y mientras rezaba sus jaculatorias, fue haciendo nudos en la cuerda…

Tradicionalmente, se contemplaban los misterios de gozo, los lunes y jueves, los misterios de dolor, los martes y viernes, y los misterios de gloria, los miércoles, sábados y domingos… El Papa Juan Pablo II, con su Carta Apostólica “Rosarium Virginis Mariae” del 16 de octubre de 2002, introdujo los misterios de luz… de manera, que ahora, se contemplan los misterios de gozo, los lunes y sábados, los misterios de luz, los jueves, los misterios de dolor, los martes y viernes, y los misterios de gloria, los miércoles y domingos… El Papa Juan Pablo II consideró conveniente, que, “tras haber recordado la encarnación y la vida oculta de Cristo (misterios de gozo), y antes de considerar los sufrimientos de la pasión (misterios de dolor) y el triunfo de la Resurrección (misterios de gloria), la meditación se centre también en algunos momentos particularmente significativos de la vida pública (misterios de luz). Esta incorporación de nuevos misterios, sin prejuzgar ningún aspecto esencial de la estructura tradicional de esta oración, se orienta a hacerla vivir con renovado interés en la espiritualidad cristiana, como verdadera introducción a la profundidad del Corazón de Cristo, abismo de gozo y de luz, de dolor y de gloria”. Los misterios de luz introducidos por el Papa Juan Pablo II son: el bautismo del Señor en el Jordán, el milagro en las Bodas de Caná, el anuncio de la llegada del Reino de Dios, invitando a la conversión, la Transfiguración del Señor, y la institución de la Eucaristía…

Aproximándose el mes de mayo de este año 2020 —en la Fiesta de San Marcos Evangelista, para ser precisos—, el Papa Francisco dirigió una Carta a todos los fieles, recordando, que en el mes de mayo, el mes de la Virgen “es tradición rezar el Rosario en casa, con la familia. Las restricciones de la pandemia nos han ‘obligado’ a valorizar esta dimensión doméstica, también desde un punto de vista espiritual. Por eso, he pensado proponerles a todos que redescubramos la belleza de rezar el Rosario en casa durante el mes de mayo. Ustedes pueden elegir, según la situación, rezarlo juntos o de manera personal, apreciando lo bueno de ambas posibilidades. Pero, en cualquier caso, hay un secreto para hacerlo: la sencillez”. La propuesta del Papa es igualmente válida para el mes de octubre, el mes del Rosario…

Pbro. Ramón Vinke