“ESTA COPA ES LA ALIANZA NUEVA SELLADA CON MI SANGRE, QUE VA A SER DERRAMADA POR USTEDES” (Lc 22, 20). En estos tiempos de confinamiento, de cuarentena por la pandemia del coronavirus, nos han hecho insistentemente todo tipo de recomendaciones de índole sanitaria: recomendaciones en relación al distanciamiento social, al uso de las mascarillas, etc. Pero poco, muy poco, se ha hablado de la necesidad de implorar de la misericordia de Dios el fin de la pandemia. En este sentido, los discípulos de Cristo tenemos una misión muy importante que cumplir… Nuestro Señor Jesucristo, en la Última Cena con sus discípulos instituyó el Sacramento de la Eucaristía, el Sacramento de la Nueva Alianza, sellada con su Sangre (cf. Lc 22, 20). Efectivamente, Dios es nuestro aliado, que nunca nos abandona, que siempre está a nuestro lado para mostrarnos el camino de la salvación… de la salvación eterna, pero también de la salvación de los males de este mundo: de las guerras, de los terremotos, de los huracanes, de las pandemias. .. Adoremos al Señor en el Santísimo Sacramento… y, si no nos es posible debido a la cuarentena, por lo menos intensifiquemos nuestra oración, confiados en que Dios, como aliado de la Iglesia, sacramento universal de salvación, mostrará a la humanidad el modo de salir de la pandemia… para que Él con su Espíritu Santo ilumine a los investigadores, a los médicos… para que, si fuera necesario, haga un milagro, que ponga fin a la pandemia.
Pbro. RAMÓN VINKE.– 25 de octubre de 2020, XXX Domingo del Tiempo Ordinario.