Papa: Año de la Misericordia nos apremia a testimoniar al mundo la caridad de Cristo
Conversión, perdón de los pecados, renovación del espíritu, amor, paz, obras de misericordia
Que el Jubileo de la Misericordia que estamos viviendo sea para todos un tiempo de gracia y de renovación espiritual y que nos invite a salir del egoísmo y promueva en cada uno el ejercicio de las obras de misericordia, fue el ferviente deseo del Papa Francisco a los numerosos peregrinos de tantas partes del mundo, que participaron en su audiencia general, en la Plaza de San Pedro.
La Caridad de Cristo nos apremia
Encuentro que culminó con su invitación a la jornada de retiro espiritual para todos los agentes de la caridad, que el mismo Obispo de Roma encargó organizar al Pontificio Consejo Cor Unum, que sigue a nivel universal el servicio de caridad de la Iglesia, en el tiempo de la Cuaresma 2016, con el lema: «Caritas Christi urget nos»:
«El Pontificio Consejo Cor Unum, en ocasión del Jubileo de la Misericordia, ha promovido una jornada de retiro espiritual para las personas y grupos comprometidos en el servicio de la caridad. La jornada, que se desarrollará en las diócesis durante la próxima Cuaresma, será ocasión para reflexionar sobre la llamada a ser misericordiosos como el Padre. Invito a acoger esta propuesta, utilizando los subsidios preparados por Cor Unum».
Invocando sobre todos la alegría y la paz del Señor Jesús, que nunca nos abandona, el Santo Padre reiteró su exhortación a «dejarnos transformar por su amor misericordioso para ser verdaderos hijos de Dios»:
«Cada uno de nosotros es precioso y único ante los ojos de Dios. Que el Señor, a través de su misericordia, nos done la gracia de profundizar cada día en la relación que él instaura con nosotros y de responder a su llamada con todo nuestro corazón.
Les deseo que nada ni nadie pueda impedirles vivir y crecer en la amistad de Dios Padre. Más bien, dejen que su amor los regenere siempre como hijos y los reconcilie con Él y con los hermanos».
Con su cordial bienvenida a los peregrinos de lengua árabe, en particular a los provenientes de Irak y de Oriente Medio, el Sucesor de Pedro reiteró que «Dios no permanece en silencio ante los sufrimientos y el grito de sus hijos, o ante la injusticia y la persecución, sino que interviene y dona, con su Misericordia, salvación y socorro».
Testimoniemos en el mundo el amor de Dios, fue también la exhortación del Papa, en particular en el año jubilar:
«El Jubileo extraordinario nos invita a abrir los corazones a los dones de la Divina misericordia: conversión, perdón de los pecados, renovación del espíritu, amor y paz. Confirmados por estos dones, recordemos que Dios nos ama constantemente, nos escucha, espera nuestra fidelidad a la alianza estrechada con nosotros el día del Bautismo. Para nuestro prójimo y para el mundo entero, seamos testimonio de su amor».
En sus palabras a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados, el Papa recordó el ejemplo de Santo Tomás de Aquino, sacerdote dominico, Doctor de la Iglesia y patrono de las escuelas católicas, en la víspera de su memoria litúrgica:
«Mañana se celebra la memoria litúrgica de Santo Tomás de Aquino, patrono de las escuelas católicas. Que su ejemplo los impulse a ustedes, queridos jóvenes, a ver en Jesús misericordioso el único maestro de vida: Que su intercesión obtenga para ustedes, queridos enfermos, la serenidad y la paz presentes en el misterio de la cruz. Y que su doctrina sea un aliento para ustedes, queridos recién casados, a encomendarse a la sabiduría del corazón para cumplir su misión».
El Santo Padre saludó asimismo cordialmente a un grupo de circenses, que ofreció un número acrobático en la audiencia y los alentó en su trabajo al servicio de la belleza, que hace bien al alma y acerca a Dios y que requiere tanto sacrificio y entrenamiento.
(CdM – RV)(Radio Vaticana)