La ceniza, la cuaresma y el canto

LA CENIZA

Este símbolo ya se emplea en la primera página de la Biblia cuando se nos cuenta que “Dios formó al hombre con polvo de la tierra” (Gen 2,7). Eso es lo que significa el nombre de “Adán”. Y se le recuerda enseguida que ése es precisamente su fin: “hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho” (Gn 3,19).

Llega el miércoles de ceniza y no se trata de vestirnos de morado, de retirar el maquillaje y aparecer en el templo con cara lánguida…… Por el contrario comenzamos un tiempo de encuentros reales: encuentro con nosotros mismos, encuentro con la comunidad, encuentro con Dios.

No es un tiempo de “apariencias”, sino en tiempo de búsqueda de lo esencial. A eso nos invita el Señor con estas palabras:

“Cuando ayunes perfúmate la cabeza y lávate la cara (hoy diríamos: báñate y maquíllate bien, ponte una buena pinta) de modo que tu ayuno no lo observen los hombres, sino tu Padre que está en lo escondido, y tu Padre que está en lo escondido te lo premiará”. (Mt. 6,17)

Tenemos un Dios al que no le importa las apariencias, un Dios que mira a lo profundo de nuestro corazón. Con el miércoles de ceniza damos comienzo al tiempo de cuaresma y lo importante de este tiempo es precisamente el de poner el acento en lo esencial de nuestra vida cristiana.

Para entender cual debe ser nuestra vida de creyentes tenemos dos instrumentos bien valiosos: la meditación de la Palabra de Dios y la oración. Sólo en la meditación entenderemos muchas cosas……. sólo allí podemos captar en bloque la compleja realidad de la vida. Sólo desde el silencio se comprenden muchas cosas….sólo desde la reflexión sincera emergemos a la conclusión de que, el cristianismo se asume plenamente, o no vale la pena. El canto es oración y es meditación.

Los que formamos el Coro San Andrés Apóstol tendremos que hacer algo especial por amor al Señor, tendremos que dedicar a nuestro Dios, el tiempo que otros dedican a sí mismos…… Sentiremos la necesidad de colaborar aunque por momentos nos podrá parecer complicado. Pero también es verdad que sentiremos algo diferente que otros tal vez no pueden sentir…….

Llegaremos hasta donde podamos llegar y haremos lo que nuestro corazón nos pida, porque el Evangelio de Jesús entra por la libertad y no por la imposición.

EL CANTO

El canto expresa y realiza nuestras actitudes interiores. Tanto en la vida social como en la religiosa; el canto no sólo expresa sino que en algún modo realiza los sentimientos interiores de alabanza, adoración, alegría, dolor, súplica. “No ha de ser considerado el canto como un cierto ornato que se añade a la oración, como algo extrínseco, sino más bien como algo que dimana de lo profundo del espíritu del que ora y alaba a Dios” (IGLH 270).

El canto hace comunidad, al expresar más validamente el carácter comunitario de la celebración, igual que sucede en la vida familiar y social como en la litúrgica. El canto tiene en la liturgia una función “ministerial”: no es como en un concierto, que se canta por el canto en sí y su placer estético y artístico. Aquí el canto ayuda a que la comunidad entre más en sintonía con el misterio que celebra. A la vez que crea un clima de unión comunitaria y ayuda pedagógicamente a expresar nuestra participación en lo más profundo de la celebración. Así el canto se convierte de verdad en “sacramento”, tanto de lo que nosotros sentimos y queremos decir a Dios, como de la gracia salvadora que nos viene de él.

Julie Meucci Martinez.Febrero 2012.