En comunión unos con otros
Juan, discípulo que parece ausculta el corazón de Dios, nos transmite parte de su testimonio. “Lo que hemos oído os anunciamos…” Dios es luz sin oscuridad.
El símbolo de la luz transmite con fuerza la ausencia de todo lo que pueda oscurecer el mensaje del Amor en nuestra vida. Caminar en la luz, caminar en su Presencia, buscar la veracidad. Caminar en la luz nos reconcilia con el Padre si hay alguna pequeña oscuridad en nuestra vida.
Acojamos esta invitación del Apóstol Juan a caminar en la LUZ que nos reconcilia con Dios y nos pone en comunión con nuestros hermanos.
Centrando nuestra mirada
Sabemos que los evangelios no son crónicas, en el sentido de una sucesión de hechos históricos que narran lo sucedido en tiempos de Jesús.
Sabemos también que cada evangelista, a modo de catequesis, se dirige a su comunidad y da a conocer la figura de Jesús, quién es Jesús para ellos. Transmite la fe recibida y anima a su comunidad en ese mismo camino de la fe.
Mateo, en los relatos de la infancia de Jesús, establece un paralelismo entre Moisés, el caudillo que liberó a los israelitas de la esclavitud de Egipto y Jesús que traerá la salvación a todos los hombres. Aquí se acentúa el carácter extraordinario de su nacimiento.
La comunidad de Mateo formada por judeocristianos y una gran mayoría procedente del paganismo, se encuentra con dos figuras claves que reafirman la aceptación de Jesús como Mesías. De una parte, José, procedente de la casa de David, que escucha y obedece la voz de Dios manifestada en sueños, y los Magos procedentes del pueblo gentil que buscan y aceptan al Mesías.
En este sentido los relatos de la infancia de Jesús tienen más de simbólico que de hechos históricos verificables. No obstante, este pasaje de Mateo tiene para nosotros, varios aspectos que iluminan nuestra reflexión.
Nuestra voz interior
Desde el punto de vista teológico, es relevante que el “signo de la presencia de Dios, la estrella, haya puesto en camino a los “buscadores de Dios”” Solo quién busca de verdad encontrará siempre una estrella que lo va guiando hacia Él.
Hay unas actitudes que se manifiestan en los tres personajes que aparecen en el texto.
- José escucha una voz y obedece
- A los Magos les sorprende una señal y
- A Herodes, le inquieta una pregunta que pone en peligro su poder, y decide
Puede ser un buen momento para identificarnos con actitudes que son frecuentes en nosotros o incorporar otras.
Tanto para escuchar “Levántate porque Herodes quiere matar al niño” como para observar algo distinto en el cielo y “ponerse en camino”, necesitamos cultivar un espacio interior donde, desde el silencio y la contemplación amorosa de Dios que habita en nosotros, podamos escuchar la voz que nos sorprende a veces contracorriente, pero que nos invita a encontrarnos con el Dios de la Vida. Y con Juan, en su primera cara nos anuncia que, si vivimos en la Luz, también estaremos en comunión con los hermanos.
Hoy, cuando el evangelio nos pone al descubierto tanta crueldad y desprecio a la vida, nos urge a apostar por la vida. La vida de todos los niños, tantos que sufren la muerte lenta de la desnutrición, el acoso, la violencia, el aborto, la muerte, tantas y tantas cosas que, a nuestro alrededor, configuran una sociedad en la que sigue habiendo perseguidores y víctimas niños y mayores. La masacre de los inocentes está viva y continua a la largo de nuestro mundo.
Hoy el texto nos invita a“Levantarnos”como José, a salir de nuestra vida cómoda y rutinaria a veces, para ir en ayuda de tantos niños y personas necesitadas de nuestra ayuda.
A comprometernos un poco más en las causas que tratan de aliviar la vida de otros. Niños, jóvenes, ancianos.
A mirar con otros ojos y otro corazón a los que tienen que huir de su país y vivir en otro que no es el suyo.
A dejar que el Dios nos sorprenda con sus llamadas a veces poco lógicas que requieren una atención especial para percibir su lenguaje.
A que el corazón se haga un poco más grande en comprensión, compasión y compromiso.
Señor, no permitas que nos instalemos y acomodemos, que nos volvamos indiferentes ante el sufrimiento de tantos hermanos nuestros que pueden necesitarnos a través de una palabra, una ayuda, una mirada.
¡Te lo pedimos Señor!
Hna. Mariví Sánchez Urrutia
Congregación de Dominicas de La Anunciata