La liturgia de este domingo permite que nos fijemos en la propuesta de Jesús, que es la preparación e invitación a compartir el banquete del cordero pascual. Este banquete sellará por completo la alianza que Dios estableció con su pueblo. Ahora ese pacto queda cumplido en Jesucristo y está abierto a toda la humanidad, sin ninguna excepción.
Compartir el cuerpo y sangre de Cristo es la verdadera Eucaristía y es el compendio de su entrega al plan de Dios, que conocemos como Reino de Dios. Este dato puede abrirnos a una dinámica nueva de vida, basada en la alegría de compartir junto a Cristo y los hermanos, nuestra condición de ser hijos de Dios.
La mesa de la Palabra y de la Comida, como signos específicos cristianos, y fuente de la fe que profesamos. La Palabra es fuente de revelación, es donde Dios se comunica con el hombre y es el inicio de una relación y una alianza. El pan y el vino son alimentos sencillos, imprescindibles, que van a tomar un significado más profundo en Jesús a través de su entrega para dar la vida al mundo, es un mensaje que está abierto a la humanidad.
Saber reconocer al Señor como fuente de vida y de alegría es identificar a un Dios que apuesta por la vida, por la alegría de vivir el encuentro con Jesucristo que es nuestro fundamento. Así nuestra fe hay que vivirla en clave celebrativa, con entusiasmo e ilusión. Pero no de forma ilusoria, pues en el caminar humano existen momentos alegres y otros que más bien son tristes, pero integrando todo tipo de vivencias en Dios, como garantía de cercanía y de entrega total.
Fr. Julio C. Carpio Gallego O.P.
Convento de S. Esteban (Salamanca)
CANTAREMOS:
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Entrada: Vienen con alegría………………….219
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Señor ten piedad-Gloria-Aleluya
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Antifona
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Ofertorio: Una espiga………………………….205
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Santo-Padre nuestro-Cordero de Dios
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Comunión : Pescador de hombres……………128
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Si vienes conmigo………………………..178
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Despedida : Tomado de la mano………………191