Evangelio según San Juan ( Jn 6,51-58 )
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judios: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida”.
Entonces los judios se pusieron a discutir entre sí: “¿Cómo puede este darnos a comer su carne?”
Jesús les dijo: “Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día.
Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron.
El que come de este pan vivirá para siempre”.
La eucaristía, garantía de resurrección y vida eterna.
El evangelio de Juan no consigna la institución de la eucaristía, pero trata de explicar lo que ésta significa para los discípulos. Marcos y Lucas relacionan la eucaristía con el banquete definitivo en el reino de Dios (Mc 14,25; Lc 22,18).
En el evangelio de Juan, la estrecha relación entre eucaristía y resurrección en el último día, se anuncia con más claridad: “Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día” (Jn 6,54).
La vida que Jesús comunica por medio de su carne y de su sangre, para que los discípulos vivan en este mundo, no termina con la muerte. Tendrá su continuación en la resurrección. A la eucaristía se le ha llamado semilla de resurrección.
P. Antonio Danoz, redentorista.Tomado de Pan Diario de la Palabra , Junio 2011 pag. 88 .