Autor: alberto

Comentario Bíblico. 19 de Junio La Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo.

III.1. Lucas ha presentado la multiplicación de los panes como una Eucaristía. En este sentido podemos hablar que este gesto milagroso de Jesús ya no se explica, ni se entiende, desde ciertos parámetros de lo mágico o de lo extraordinario. Los cinco verbos del v. 16: “tomar, alzar los ojos, bendecir, partir y dar”, denotan el tipo de lectura que ha ofrecido a su comunidad el redactor del evangelio de Lucas. Quiere decir algo así: no se queden solamente con que Jesús hizo un milagro, algo extraordinario que rompía las leyes de la naturaleza (solamente tenían cinco panes y dos peces y eran cinco mil personas). Por tanto, ya tenemos una primera aproximación. Por otra parte, es muy elocuente cómo se introduce nuestro relato: los acogía, les hablaba del Reino de Dios y los curaba de sus males (v.11). E inmediatamente se desencadena nuestra narración. Por tanto la “eucaristía” debe tener esta dimensión: acogida, experiencia del Reino de Dios y curación de nuestra vida.

III.2. Sabemos que el relato de la multiplicación de los panes tiene variantes muy señaladas en la tradición evangélica: (dos veces en Mateo: 14,13-21;15,32-39); (dos en Marcos: 6,30-44; 8,1-10); (una en Juan, 6,1-13) y nuestro relato. Se ha escogido, sin duda, para la fiesta del Corpus en este ciclo por ese carácter eucarístico que Lucas nos ofrece. Incluso se apunta a que todo ocurre cuando el día declinaba, como en el caso de los discípulos de Emaús (24,29) que terminó con aquella cena prodigiosa en la que Jesús resucitado realiza los gestos de la última Cena y desaparece. Pero apuntemos otras cosas. Jesús exige a los discípulos que “ellos les den de comer”; son palabras para provocar, sin duda, y para enseñar también. El relato, pues, tiene de pedagógico tanto como de maravilloso.

III.3. La Eucaristía: acogida, experiencia del Reino y curación de nuestra vida. Deberíamos centrar la explicación de nuestro texto en ese sumario introductorio (v. 11), que Lucas se ha permitido anteponer a la descripción de la tradición que ha recibido sobre una multiplicación de los panes. Si la Eucaristía de la comunidad cristiana no es un misterio de “acogida”, entonces no haremos lo que hacía Jesús. Muchas personas necesitan la “eucaristía” como misterio de acogida de sus búsquedas, de sus frustraciones, de sus anhelos espirituales. No debe ser, pues, la “eucaristía” la experiencia de una élite de perfectos o de santos. Si fuera así muchas se quedarían fuera para siempre. También debe ser “experiencia del Reino”; el Reino anunciado por Jesús es el Reino del Padre de la misericordia y, por tanto, debe ser experiencia de su Padre y nuestro Padre, de su Dios y nuestro Dios. Y, finalmente, “curación” de nuestra vida, es decir, experiencia de gracia, de encuentro de fraternidad y de armonía. Muchos vienen a la eucaristía buscando su “curación” y la Iglesia debe ofrecérsela, según el mandato mismo de Jesús a los suyos, en el relato: “dadles vosotros de comer”.

III.4. Son posible, desde luego, otras lecturas de nuestro texto de hoy. No olvidemos que en el sustrato del mismo se han visto vínculos con la experiencia del desierto y el maná (Ex 16) o del profeta Eliseo y sus discípulos (2Re 4,42-44). Y además se ha visto como un signo de los tiempos mesiánicos en que Dios ha de dar a su pueblo la saciedad de los dones verdaderos (cf Ex 16,12; Sal 22,27; 78,29; 132, 15; Jr 31,14). De ahí que nos sea permitido no esclavizarse únicamente a un tipo de lectura exclusivamente cultual envejecida. El Oficio de la liturgia del Corpus que, en gran parte, es obra de Sto. Tomás de Aquino, nos ofrece la posibilidad de tener presente estos aspectos y otros más relevantes si cabe. La Eucaristía, sacramento de Cuerpo y la Sangre de Señor, debe ser experiencia donde lo viejo es superado. Por eso, la Iglesia debe renovarse verdaderamente en el misterio de la Eucaristía, donde la primitiva comunidad cristiana encontró fuerzas para ir rompiendo con el judaísmo y encontrar su identidad futura
Fray Miguel de Burgos Núñez (1944-2019)

Comentario Bíblico. 12 de Junio, Homilía Dominical.

Evangelio (Juan 16, 12-15): El Espíritu de la verdad, nos ilumina

Este último anuncio del Paráclito en el discurso de despedida del evangelio de Juan responde a la alta teología del cuarto evangelio. ¿Qué hará el Espíritu? Iluminará. Sabemos que no podemos tender hacia Dios, buscar a Dios, sin una luz dentro de nosotros, porque los hombres tendemos a apgar las luces de nuestra existencia y de nuestro corazón. El será como esa “lámpara de fuego” de que hablaba San Juan de la Cruz en su “Llama de amor viva”.

Es el Espíritu el que transformará por el fuego, por el amor, lo que nosotros apagamos con el desamor. Aquí aparece el concepto “verdad”, que en la Biblia no es un concepto abstracto o intelectual; en la Biblia, la verdad “se hace”, es operativa a todos los niveles existenciales, se siente con el corazón. Se trata de la verdad de Dios, y esta no se experimenta sino amando sin medida. Lo que el Padre y el Hijo tienen, la verdad de su vida, es el mismo Padre y el hijo, porque se relacionan en el amor, y la entregan por el Espíritu. Nosotros, sin el amor, estamos ciegos, aunque queramos ser como dioses.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019

El patriarca ruso Kirill “comprende” la decisión de la iglesia

El patriarca Kirill de la iglesia ortodoxa rusa libera una paloma con motivo de la Fiesta de la Anunciación en la Catedral del Cristo Salvador de Moscú el 7 de abril de 2022 (AFP/Kirill Kudryavtsev) (Kirill Kudryavtsev)

El patriarca ruso Kirill aseguró este domingo que entendía la decisión de la Iglesia ortodoxa ucraniana de romper con Rusia por la ofensiva de Moscú en Ucrania.

“Comprendemos perfectamente el sufrimiento actual de la Iglesia ortodoxa ucraniana, entendemos que Su Beatitud, el metropolitano Onufriy y su episcopado deben actuar de la manera más sabia posible para no complicar la vida de su pueblo creyente”, dijo el patriarca Kirill durante la liturgia en la catedral de Cristo Salvador en Moscú.

Kirill, patriarca de Moscú y de toda Rusia, dijo sin embargo que rezaba para que ningún obstáculo “temporal” pueda “destruir la unidad espiritual” del pueblo ruso y ucraniano.

La rama moscovita de la Iglesia ortodoxa ucraniana anunció el viernes que rompía sus lazos con Rusia por su ofensiva en Ucrania y declaró su “plena independencia” de las autoridades espirituales rusas.

El portavoz de la Iglesia de Ucrania, entrevistado por AFP, dijo que el Consejo de la Iglesia había insistido en “su total rechazo a la posición del patriarca Kirill”, que ha dado repetidamente su apoyo a la operación militar rusa en el país.

La ofensiva del presidente ruso Vladimir Putin y el apoyo de Kirill a la misma habían colocado a la iglesia respaldada por Moscú en Ucrania en una posición cada vez más delicada.

Cientos de sus sacerdotes firmaron en las últimas semanas una carta pidiendo que Kirill se enfrente a un tribunal religioso por la guerra.

Ucrania es clave para la Iglesia ortodoxa rusa, ya que allí se encuentran algunos de sus monasterios más importantes.

El anuncio de la Iglesia ucraniana es el segundo cisma ortodoxo en Ucrania en los últimos años, ya que parte de la Iglesia ortodoxa ucraniana se separó de Moscú en 2019 por la anexión rusa de Crimea y el apoyo proporcionado a los separatistas prorrusos en el este del país.

Comentario Bíblico, Lectura de los Hechos (1,1-11)

Este relato lucano es la descripción más detallada y completa del acontecimiento de la Ascensión, ya que la sitúa en el tiempo y en el espacio con abundancia de detalles a pesar de su brevedad. La Ascensión del Señor forma parte del kerigma cristiano, pero subrayando sobre todo el resultado final, es decir, la afirmación de que está glorificado y sentado a la derecha del Padre. Pero la realidad de la Ascensión, es decir, la exaltación-coronación plena de Jesús está presente en todos los escritos del Nuevo Testamento, comenzando por los primeros, a saber, las cartas a los Tesalonicenses. En los primeros pasos se afirmaba el hecho teológico de la vuelta gloriosa de Cristo en las nubes del cielo (esto suponía que había ascendido allí, siempre según la concepción del espacio que tenían los hebreos); en un segundo momento se afirma el hecho de la glorificación definitiva de Jesús; en un tercer paso se afirma que está a la derecha del Padre pero sin detalles escenográficos de cómo ocurrió; en un cuarto paso se entendió la Ascensión como el momento en el que Jesús, después de haber recibido plenos poderes en el cielo y en la tierra (Mateo), envía a los apóstoles a evangelizar por todo el mundo; finalmente, Lucas ofrece un relato detallado de las circunstancias que rodearon el acontecimiento, valiéndose de las imágenes que le proporcionaba la Escritura: nubes, cielo, ángeles, etc.

La dictadura de Daniel Ortega le declara la guerra a la Iglesia: censura a los medios católicos y persigue a sacerdotes y obispos.

Monseñor Orlando Álvarez, obispo de Matagalpa.

BOGOTÁ.– “Yo estaré en oración, estaré haciendo exorcismo desde aquí, estaré orando”. Monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, se mantiene en ayuno de agua desde el viernes pasado como medida de protesta ante el hostigamiento y la persecución por parte del sandinismo. El clérigo, una de las voces más firmes en contra de la dictadura que permanece todavía en Nicaragua, decidió refugiarse en la parroquia del Santo Cristo de Esquipulas, que de inmediato fue cercada por agentes revolucionarios.

El gobierno también decidió censurar y sacar del aire el Canal Católico, que emitía la protesta del obispo y que pertenece a la Conferencia Episcopal de Nicaragua. “He de decir a todos estos hermanos policías que están cercando y rodeando el templo de las Colinas que yo no tengo nada en contra de ellos, amo a los que me anduvieron persiguiendo todo el día y reconozco que ustedes reciben órdenes y las cumplen”, subrayó el obispo, que se comunica con sus feligreses a través de Facebook, durante un homilía del pasado viernes.

El obispo católico nicaragüense Rolando Álvarez habla con la prensa en la iglesia Santo Cristo de Esquipulas en Managua, el 20 de mayo de 2022.

Monseñor Álvarez sufrió el jueves la persecución durante horas de la policía sandinista, que incluso irrumpió en la vivienda de una de sus sobrinas, donde se encontraba cenando. “Llegaron a mi casa familiar, poniendo en riesgo nuestra seguridad. La inseguridad en este país es por la policía”, denunció el obispo, que no es el único sacerdote perseguido por el régimen. El padre Harving Padilla, párroco de San Juan Bautista de Masaya, dio a conocer al país que desde hace una semana está cercado por paramilitares y policías.

“La guardia sandinista no ha permitido a la feligresía entrar en la sacristía. Se han apostado en todo el perímetro de la iglesia y han cerrado las calles”, advirtió hoy el padre Padilla, tras intentar el diálogo con los agentes afuera de su iglesia, una misión imposible.

“Estamos viviendo momentos difíciles como nación y nuestro deber como Iglesia es anunciar la verdad del Evangelio. Expresamos nuestra solidaridad a nuestro hermano monseñor Rolando Álvarez, quien siente zozobra por su seguridad personal”, reaccionó en un comunicado la Conferencia Episcopal de Nicaragua, tras varios días durante los cuales opositores y activistas exigieron una toma de postura firme tanto de los jerarcas católicos como del papa Francisco.

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Comentario Bíblico. Evangelio Juan (14.23-29)- El amor debe transformar el mundo.

III.1. Estamos, de nuevo, en el discurso de despedida de la última cena del Señor con los suyos. Se profundiza en que la palabra de Jesús es la palabra del Padre. Pero se quiere poner de manifiesto que cuando él no esté entre los suyos, esa palabra no se agotará, sino que el Espíritu Santo completará todo aquello que sea necesario para la vida de la comunidad. Según Juan, Jesús se despide en el tono de la fidelidad y con el don de la paz. En todo caso, es patente que esta lectura nos va preparando a la fiesta de Pentecostés.

III.2. Esta parte del discurso de despedida está provocada por una pregunta “retórica” de Judas (no el Iscariote) de por qué se revela Jesús a los suyos y no al mundo. El círculo joánico es muy particular en la teología del NT. Esa oposición entre los de Jesús y el mundo viene a ser, a veces, demasiado radical. En realidad, Jesús nunca estableció esa separación tan determinante. No obstante es significativa la fuerza del amor a su palabra, a su mensaje. El mundo, en Juan, es el mundo que no ama. Puede que algunos no estén de acuerdo con esta manera de plantear las cosas. Pero sí es verdad que amar el mensaje, la palabra de Jesús, no queda solamente en una cuestión ideológica.

III.3. Sin embargo, debemos hoy hacer una interpretación que debe ir más allá del círculo joánico en que nació este discurso. La propuesta es sencilla: quien ama está cumpliendo la voluntad de Dios, del Padre. Por tanto, quien ama en el mundo, sin ser del “círculo” de Jesús, también estaría integrado en este proceso de transformación “trinitaria” que se nos propone en el discurso joánico. Esta es una de las ventajas de que el Espíritu esté por encima de los círculos, de las instituciones, de las iglesias y de las teologías oficiales. El mundo, es verdad, necesita el amor que Jesús propone para que Dios “haga morada” en él. Y donde hay amor verdadero, allí está Dios, como podrá inferirse de la reflexión que el mismo círculo joánico ofrecerá en 1Jn 4.
Fray Miguel de Burgos Núñez (1944-2019)

Ucrania. La comunidad que se convierte en bálsamo para el dolor.

El encantador paisaje de los Cárpatos, los aromas de la primavera, el sonido cristalino del río, el alegre canto de los pájaros. Aquí, en Zariccia, un pueblo de la región de Ivano-Frankivsk, en el oeste de Ucrania, la mente se niega a pensar en la guerra y la destrucción, causa del sufrimiento en el este y el sur del país. En Zariccia, sólo la presencia de los 44 refugiados que han sido acogidos en la casa de ejercicios espirituales de la Congregación Misionera de San Andrés habla de la guerra. “En los primeros días, todos parecían un poco temerosos, recelosos, cada uno intentaba establecer sus propios límites sí mismos y los demás”, dice el padre Ihor Kliuba, sacerdote greco-católico de la archieparquía de Ivano-Frankivsk, a quien los miembros de la Congregación pidieron que se hiciera cargo de los nuevos habitantes de la casa que lleva el nombre de los santos Cirilo y Metodio. El padre Ihor vive ahora aquí, junto con su esposa y su pequeño hijo de seis meses.

Los miedos se desvanecen

“Antes de venir aquí, mi esposa y yo también estábamos un poco preocupados porque no conocíamos a estas personas ni su estado de ánimo, temíamos que no nos aceptaran, pensábamos en posibles conflictos”, recuerda el joven sacerdote, que se ordenó hace unas semanas. Al cabo de un rato, los temores, tanto de los refugiados como del padre Ihor y su esposa, se disiparon en la armonía de la naturaleza circundante, sanadora del cuerpo, pero también en las conversaciones cotidianas, en los esfuerzos de todos por hacer la vida diaria más cómoda y hermosa, y en la oración común, sanadora del alma.

La dimensión ecuménica

“Podemos decir que esta es una casa ecuménica”, dice el padre Ihor. “Los refugiados pertenecen a diferentes confesiones cristianas: entre ellos están los protestantes, los ortodoxos. Mi familia y yo somos los únicos católicos”. Este hecho sólo planteó una pregunta al joven sacerdote: “¿Cómo organizar una oración diaria en la que todos pudieran participar?” “Después de pensarlo un rato”, cuenta, “le dije que todas las tardes, a las 20 horas, tendríamos una oración común y quien quisiera podría participar. Para el padre Ihor, la presencia de todos fue una sorpresa. Todas las noches la comunidad reza, a veces el sacerdote propone una breve catequesis, y después también se discuten los asuntos prácticos de la casa, las decisiones que hay que tomar para el día siguiente. “Si no hubiera capilla en esta casa, si no hubiera oración comunitaria”, dice el padre Ihor, “creo que el ambiente general sería muy diferente: probablemente habría conflictos y peleas. Este encuentro de oración nos une, nos convierte en comunidad, y aquí vivimos las palabras del Evangelio: ‘Que todos sean uno'”.
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15 de Mayo. V Domingo de Pascua. Comentario Bíblico.

Evangelio: (13,31-35): La batalla del amor

III.1. Estamos, en el evangelio de Juan en la última cena de Jesús. Ese es el marco de este discurso de despedida, testamento de Jesús a los suyos. La última cena de Jesús con sus discípulos quedaría grabada en sus mentes y en su corazón. El redactor del evangelio de Juan sabe que aquella noche fue especialmente creativa para Jesús, no tanto para los discípulos, que solamente la pudiera recordar y recrear a partir de la resurrección. Juan es el evangelista que más profundamente ha tratado ese momento, a pesar de que no haya descrito la institución de la eucaristía. Ha preferido otros signos y otras palabras, puesto que ya se conocían las palabras eucarísticas por los otros evangelistas. Precisamente las del evangelio de hoy son determinantes. Se sabe que para Juan la hora de la muerte de Jesús es la hora de la glorificación, por eso no están presentes los indicios de tragedia.

III.2. La salida de Judas del cenáculo (v.30) desencadena la “glorificación” en palabras del Jesús joánico. ¡No!, no es tragedia todo lo que se va a desencadenar, sino el prodigio del amor consumado con que todo había comenzado (Jn 13,1). Jesús había venido para amar y este amor se hace más intenso frente al poder de este mundo y al poder del mal. En realidad esta no puede ser más que una lectura “glorificada” de la pasión y la entrega de Jesús. Y no puede hacerse otro tipo de lectura de lo que hizo Jesús y las razones por las que lo hizo. Por ello, ensañarse en la pasión y la crueldad del su sufrimiento no hubiera llevado a ninguna parte. El evangelista entiende que esto lo hizo el Hijo del hombre, Jesús, por amor y así debe ser vivido por sus discípulos.

III.3. Con la muerte de Jesús aparecerá la gloria de Dios comprometido con él y con su causa. Por otra parte, ya se nos está preparando, como a los discípulos, para el momento de pasar de la Pascua a Pentecostés; del tiempo de Jesús al tiempo de la Iglesia. Es lógico pensar que en aquella noche en que Jesús sabía lo que podría pasar tenía que preparar a los suyos para cuando no estuviera presente. No los había llamado para una guerra y una conquista militar, ni contra el Imperio de Roma. Los había llamado para la guerra del amor sin medida, del amor consumado. Por eso, la pregunta debe ser: ¿Cómo pueden identificarse en el mundo hostil aquellos que le han seguido y los que le seguirán? Ser cristiano, pues, discípulo de Jesús, es amarse los unos a los otros. Ese es el catecismo que debemos vivir. Todo lo demás encuentra su razón de ser en esta ley suprema de la comunidad de discípulos. Todo lo que no sea eso es abandonar la comunión con el Señor resucitado y desistir de la verdadera causa del evangelio.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

Comentario Bíblico. ” Juan (10,27-30): Dios da su vida a los hombres en Jesús”

III.1. Siempre se ha considerado éste el domingo del Buen Pastor a causa del evangelio del día que habla de las ovejas, retomando el comienzo de Jn 10,1-10.. El texto del Apocalipsis que se ha leído como segunda lectura también apunta a este simbolismo. Está situado en el marco de la fiesta de la dedicación del Templo de Jerusalén y le acosan a preguntas sobre si es verdaderamente el Mesías. Jesús, aparentemente, no quiere contestar a esa pregunta intencionada, pero en realidad no desvía la cuestión, sino que les habla con un lenguaje más vivo, más radical y en consonancia con una forma de entender el mesianismo en clave distinta de los judíos.

III.2. No viene para ser un personaje nacionalista, sino aquél que sabe bien la necesidad que tienen los hombres de vida y de vida verdadera; de una forma nueva de comprender a Dios, y por ello va a dar la vida. Los judíos nunca esperaron un Mesías que sufriera y que fuera, por tanto, capaz de dar la vida como Jesús se empeña en hacer. El evangelio de Juan, pues, pretende desmontar una concepción equivocada de mesianismo y nos descubre la opción radical tomada por Jesús. El verdadero Mesías es el que sabe dar “la vida por las ovejas”, es decir, por el pueblo.

III.3. Esta polémica, pues, de Jesús con los judíos, revela el sentido ejemplar, global, del buen pastor, símbolo de la gracia y del juicio que se opera en el seno de su pueblo. La altura desde la que Juan nos presenta a Jesús, “uno con el Padre”, es una provocación teológica, sin duda; pero es una realidad incuestionable. Tenemos que reconocer que el Jesús histórico no habló así, de la forma que lo hace en Juan; ni siquiera hablaba de sí mismo, pero siempre de Dios y del Reino de Dios. Pero el evangelio de Juan tiene otro tono, menos histórico, aunque más teológico. No entramos en la cuestión de la conciencia personal de Jesús, no es el caso. Decir que “el Padre y yo somos uno” es alta cristología, sin duda. Pero es verdad que Jesús nos reveló al verdadero Dios, y es eso lo que le discuten los adversarios.

III.4. Es un escándalo, porque toda la vida de Jesús es un juicio contra los que pensaban que el mismo Dios debía ajustarse a su dogmática. Así, pues, lo que decide de un modo definitivo el sentido de este evangelio es la actitud que tenemos ante la verdad que Jesús propone: quien se encuentra de verdad con Él, se encuentra con Dios. Si Él escucha nuestras súplicas, Dios hace lo mismo. Si Él da la vida por nosotros, eso es lo que hace Dios por nosotros. No estamos ante una ficción teológica con estas palabras de Jesús, sino que estamos ante el “dador de vida”.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)