Categoría: Comunidad

Comunidades activas en la Parroquia

27 de Diciembre. (Lucas 2,22-40): El Salvador ha crecido en familia. Comentario Bíblico.

El evangelio de hoy, en su conjunto, es toda una historia familiar, con la que Lucas cierra lo que se conoce como el “evangelio de la infancia” (aunque queda el último episodio en Jerusalén). La intencionalidad de esta lectura para la liturgia de hoy es manifiesta; quizás por lo que se afirma de que cumplieron “lo que prescribe la ley del Señor”. Es una familia que quiere ser fiel a Dios, y en aquella mentalidad la fidelidad a Dios se manifestaba precisamente en el cumplimiento de todo aquello que exigía la ley del Señor. De hecho, el texto podría reducirse a los primeros versículos y al final de este conjunto (vv. 22-23″39-40). Entonces quedarían descartados, a todos los efectos, el episodio de Simeón y de Ana, en el momento de la purificación de la madre y de la presentación de Jesús al Señor en el templo. Por lo tanto habría que incidir en el sentido de la vida familiar, de una familia judía, piadosa, probablemente de educación farisea, que era lo común, que no se sale de la norma tradicional y religiosa. No es este un matiz a olvidar, porque deberíamos aproximarnos siempre a la figura de Jesús desde la normalidad de una vida en el judaísmo de la época, en la normalidad de trabajo y de la vivencia familiar.

Bien es verdad que Lucas concluye su relato con una expresión que va más allá de lo que es vivir normalmente: “el niño crecía en sabiduría (sofía) y gracia (járis) de Dios” (y. 40; cf. 2,52). Hay mucha intencionalidad en esto por parte del redactor del evangelio. Porque si bien quería presentar el marco normal de una vida de crecimiento de un niño en una familia religiosa, por otra está apuntando a que este niño está llamado a otra cosa bien distinta de los demás. No obstante Lucas ha relatado esta historia de familia con unos pormenores que la hacen especial. En la presentación del niño se debía rescatar al primogénito (cf Nm 8,15-18;18,16) mediante el pago de una pequeña cantidad, cosa que no se nos describe, ya que no lo entiende él como “rescate”. Por otra parte, no era necesario en la presentación del primogénito, ni a la purificación de la madre, hacerlo necesariamente en el templo. Pero el evangelista lo quiere así para darle más sentido y para que los episodios de Simeón y Ana (absolutamente proféticos y originales) tengan el marco adecuado. No vamos a incidir a este aspecto, ya que requeriría más explicaciones que las necesarias para la liturgia de hoy.

Pero en la semiótica de todo esto vemos que el “relato de familia se convierte en una propuesta de fidelidad y cumplimiento, aunque con voces proféticas detrás, como la de Simeón y Ana, que están poniendo de manifiesto que este niño está destinado a algo más que ser un judío cumplidor de la ley. Este viejo-visionario vive de la esperanza de algo más que todo eso, y así logra lo que su esperanza le dictan: ver la luz que alumbrará a todas las naciones. El canto de Simeón, el famoso “Nunc dimittis”, no deja lugar a dudas, ya que los cantos en estos capítulos de Lucas desempeñan un papel primordial (así es el caso también del Magnificat y el Benedictus). Y de la misma manera la profetisa Ana – cuando la profecía estaba muerta en Israel desde hacía siglos, y una mujer además, no lo olvidemos—, anuncia cosas nuevas de este niño, en una familia, que no se pueden reducir solamente en ser fieles a la ley del Señor, sino a la voluntad salvadora de Dios. Aquí se está anunciando algo inaudito que, sin embargo, crece y se experimenta en la normalidad de una familia religiosa y fiel a Dios.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

20 de Diciembre. Comentario Bíblico. Lucas (1,26-38): María, en manos de Dios

III.1. El evangelio de la “anunciación” viene a llenar una laguna, algo que muchos echan de menos en el evangelio de Marcos. Por eso, en el último domingo de Adviento se recurre al tercer evangelio, que es el único que nos habla de María como la auténtica mujer profética que va perfilando, con sus gestos y palabras, lo que posteriormente llevará a cabo su hijo, el Hijo del Altísimo con que se le presenta en la anunciación. Esto ocurre así, en la liturgia de hoy, previa a la Navidad, porque si Juan el Bautista es una figura iniciadora de este tiempo litúrgico, es María la figura que lleva a plenitud el misterio y la actitud del Adviento. El relato de la anunciación de Lucas no se agota en una sola lectura, sino que siempre implica una novedad inagotable. Esta mujer de Nazaret (aldea desconocida hasta entonces en la historia) será llamada por Dios, precisamente para que ese Dios sea el Enmanuel, el Dios con nosotros, el Dios humano. (cf también el comentario a este texto en la Fiesta de la Inmaculada).

III.2. No obstante, Dios no ha querido avasallar desde su grandeza; y, para ser uno de nosotros, ha querido ser aceptado por esta mujer que, en nombre de toda la humanidad, expresa la necesidad de que Dios sea nuestra ayuda desde nuestra propia sensibilidad. El papel de María en esta acción salvadora de Dios no solamente es discreto, sino misterioso. Ella debe entregar todo su ser, toda su feminidad, toda su fama, toda su maternidad al Dios de los hombres. No se le pide un imposible, porque todo es posible para Dios, sino una actitud confiada para que Dios pueda actuar por nosotros, para nosotros. No ha elegido Dios lo grande de este mundo, sino lo pequeño, para estar con nosotros. María es la que hace sensible y humano el Adviento y la Navidad.

III.3. En este texto de la “anunciación” vemos que a diferencia de David, piadosillo, pero interesado, es Dios quien lleva la iniciativa de construirse una “morada”, una casa (bayit), una dinastía, en la casa de María de Nazaret, una mujer del pueblo, de los sin nombre, de los sin historia. El ángel Gabriel que antes había sido “rechazado” de alguna manera en la liturgia solemne del templo por el padre de Juan el Bautista, que era sacerdote, es ahora acogido sencilla y humildemente por una mujer sin título y sin nada. Aquí sí hay respuesta y acogida y aquí Dios se siente como en su casa, porque esta mujer le ha entregado no solamente su fama y su honra, no solamente su seno materno, sino todo su vida y todo su futuro. Es ahora cuando se cumple la profecía de Natán (“Dios le dará el trono de David, su padre”), pero sabemos que será sin dinastía ni títulos reales.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

Interdire le culte catholique est une offense aux chrétiens !

Mon blâme a M. Édouard Philippe, Premier Ministre 

Interdire le culte catholique c’est une offense aux chrétiens !

Monsieur le Premier Ministre,

Voilà des semaines que la messe, les baptêmes, les mariages et les funérailles sont interdits en France. Alors que les enfants vont retourner à l’école, et que les transports publics s’apprêtent à circuler normalement, les catholiques continuent d’être privés de sacrements.

Croyez-vous que la célébration de l’Eucharistie soit une activité ludique comme une séance au cinéma ? Non ! Pour un catholique, la messe dominicale est le moment le plus important de la semaine. Interdire la libre assistance au culte représente un insupportable abus de pouvoir. Davantage encore en temps d’épidémie où les hommes cherchent à raison l’aide de Dieu.

Avez-vous conscience du déchirement que vivent les parents qui ne peuvent pas faire baptiser leurs enfants ?  Considérez-vous l’inquiétude des pécheurs à qui l’on interdit de recevoir le pardon de Dieu dans le sacrement de la confession ? Et que faites-vous de la détresse des personnes âgées isolées à qui vous refusez le réconfort de se retrouver en paroisse ?

Les évêques de France ont été nombreux à vous faire part de leur légitime indignation et vous feriez bien de les écouter. Vous devriez rétablir l’ordre dans les banlieues – où les délinquants jouissent en ce moment même d’une incroyable impunité – plutôt que de pourchasser les catholiques dans les églises comme l’ont fait des policiers à Paris le 19 avril dernier.

Monsieur le Premier Ministre, la France n’est pas la République populaire de Chine : ne suivez pas les méthodes de Xi Jinping. Les catholiques de France vous disent : « Maintenant, stop ! Ça suffit ! » Ecoutez-les !

13 de Diciembre. Comentario Bíblico. Juan (1,6-8.19-28): Dar testimonio de la luz

III.1. El evangelio de hoy, como ya hemos apuntado , es una confesión de Juan el Bautista sobre Jesús. El testimonio de Marcos sobre Juan el Bautista es muy escueto. Por ello, en la liturgia se recurre a otras tradiciones cristianas. Los primeros versos de esta lectura evangélica podrían pertenecer con todo derecho al «prólogo» del evangelio, aunque literariamente surgen dificultades para que así sea. Es como el proemio a la narración del evangelio joánico que,  no obstante sus altos vuelos, no  prescinde de lo que parece históricamente adquirido: Jesús viene después del Bautista, quizás estuvo con él, pero su camino era otro bien distinto. Con Juan se cierra el AT y lo cierra el mismo Jesús anunciando el evangelio, no simplemente penitencia.

III.2. El Logos, la Palabra de Dios que se hizo carne por nosotros, que vino a los suyos, recibió el testimonio del profeta último del AT, pero los suyos no quisieron recibir la luz, porque esta luz iba a poner de manifiesto muchas cosas sobre el proyecto verdadero de la salvación. La luz es un término muy profundo en la teología joánica. El Bautista no era la luz, como algunos discípulos suyos pretendieron (y la polémica es manifiesta en el texto), sino que venía como “precursor”, como amigo del esposo. La segunda parte de esta lectura nos sitúa ya en la historia del Precursor que tuvo que aclarar que no era él quien había de venir para salvar, para iluminar, para dar la vida. El era la voz que gritaba en el desierto.

III.3. Está latente en el evangelio de Juan como un juicio entre la luz y las tinieblas, y el autor quiere partir del testimonio del Bautista para que su argumentación sea más decisiva. Su bautismo no era más que un rito penitencial de agua. «El que había de venir» traería algo definitivo que no quedaría solamente en penitencia, sino que llevaría a cabo el cumplimiento de lo que se anuncia en Is 61,1-10, como se nos ha leído previamente. No es otro el sentido que debe tener la reinterpretación que la liturgia de hoy nos brinda del texto profético y del evangelio joánico.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

8 de Diciembre. La Inmaculada Concepción.

Ha habido un hombre -juntamente Dios- que ha podido hacer a su Madre como Él quiso que hubiera sido. Y con los mejores sentimientos del mejor de los hijos, y poniendo por delante sus méritos redentores, únicamente la hizo muy santa, la repleta de gracia.

Con una plenitud tal, que abarca toda su posibilidad en el tiempo; desde el primer momento inmaculada; y toda su posibilidad siempre creciente de cada día. Así es la Reina de todos los Santos; aunque para ello precisara ser la Reina de todos los mártires.

Con esa juventud auroral, María Inmaculada es siempre un ideal máximo para la mejor juventud: El pecho claro y joven, abierto hacia el futuro, Te traigo, Madre mía, prendido en la canción; Mi Virgen del trabajo y del momento duro, Mi Virgen del deporte, plegaria y Comunión. Custódiame,María; mi idea y sentimiento. En este paganismo del clima por venir; Que siempre te recuerde, feliz o contraviento, Y triunfe con tu nombre, sonrisa del morir.

Valeriano Ordoñez, s.j. – Los Santos, Noticia diaria.

II Domingo de Adviento . Comentario Bíblico.

Marcos (1,1-8): El camino de Dios es el evangelio
III.1. Se inicia en todos los sentidos el evangelio de Marcos. Como prólogo sirve para marcar las diferencias III.1. Se inicia en todos los sentidos el evangelio de Marcos. Como prólogo sirve para marcar las diferencias y los vínculos con el AT. Para ello se ha valido de la figura de Juan Bautista, que es una figura señera del Adviento. Históricamente, sabemos que Juan el Bautista predicó la llegada de un tiempo decisivo, que él mismo no podía alcanzar a ver con toda su radicalidad; pero de la misma manera que el AT es la preparación del NT, Juan resume toda esta función. Marcos (quien sea esta figura del cristianismo primitivo) escribe una obra que llama “evangelio”, buena noticia, ¡toda una proeza!. Pero esa buena noticia está en contraste con muchas cosas del pasado, las mejores de las cuales las representa en este instante el profeta del desierto, Juan el Bautista.

III.2. El Bautista era un profeta apocalíptico, y en el texto se nos describe con los rasgos del gran profeta Elías (2 Re 1,8, Mal 3,23), por eso no podrá entender plenamente la grandeza del evangelio que viene, incluso después de haber bautizado a Jesús. Juan está en el desierto, y el desierto es sólo una etapa de la vida del pueblo; es un símbolo de retiro, de penitencia, de conversión. El desierto es lo que está antes de la “tierra prometida”, y así hay que interpretarlo como semiótica certera. Pero también es verdad que es un marco adecuado para anhelar y desear algo nuevo y radical. Eso le sucede a Juan: presiente que algo nuevo está llegando… para lo que pide conversión.

III.3. Pero la conversión cristiana, la que propondrá Jesús, debe llevar también el signo de la alegría. No obstante, los cristianos, cuando tuvieron que revisar la misma predicación de Juan el Bautista, supieron dotarla de los elementos teológicos que marcaban la diferencia entre lo que él hacía y lo que haría aquél al que no era capaz de desatar la sandalia de sus pies. El bautismo de Juan y el bautismo cristiano están diferenciados por el Espíritu; no se trata solamente de penitencia. Los que seguían a Juan debían renunciar a su pasado. Los que siguen a Jesús, además de eso, tendrán un “espíritu” nuevo. Por lo mismo, y aunque Juan representa lo mejor del AT, también la esperanza que mana del mismo queda alicorta con respecto a lo que Jesús
ha traído al mundo.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO. Comentario Bíblico, “ Vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento ”

III.1. El evangelio de Marcos propio del Ciclo B que inauguramos con este Adviento, insiste en el tema de la carta de Pablo. El c. 13 de Marcos se conoce como el “discurso escatológico” porque se afrontan las cosas que se refieren al final de la vida y de los tiempos. Es un discurso que tiene muchos parecidos con la literatura del judaísmo de la época que estaba muy determinada para la irrupción del juicio de Dios para cambiar el rumbo de la historia. Los otros evangelistas lo tomarían de Marcos y lo acomodarían a sus propias ideas. En todo caso, este discurso no corresponde exactamente a la idea que Jesús de Nazaret tenía sobre el fin del mundo o sobre la consumación de la historia.

III.2. Es bastante aceptado que es un discurso elaborado posteriormente, en situaciones nuevas y de crisis, sobre una “tradición” de Jesús y también de algo sucedido en tiempo del emperador Calígula. Aquí, el evangelista, se vale de la parábola del portero que recibe poderes para vigilar la casa hasta que el dueño vuelva. Estamos ante el final del discurso, y se ve que es como una especie de consecuencia que saca, el redactor del evangelio, de la tradición que le ha llegado a raíz de los acontecimientos que han podido marcar la crisis de Calígula, un hombre que no era agraciado ni en el cuerpo ni en el espíritu, como cuenta de él Suetonio (Calig., L). Los judíos habían derribado un altar pagano en Yamnia, y el emperador mandó hacer en el templo de Jerusalén un altar a Zeus. Para los judíos y los judeo-cristianos supuso una crisis de resistencia como oprimidos frente al poder del mundo. En aquél entonces algunos judeo-cristianos no habían roto todavía con el judaísmo y con el templo. No pueden desear otra cosa que legitimar su anhelo religioso en aras de una visión apocalíptica de la historia: sobre todo, es necesaria la fidelidad a Dios antes que la lealtad a los poderes del mundo que oprimen.

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CON JESÚS SEÑOR DE LA HISTORIA – Nº 15 (22 de noviembre de 2020)

NATALICIO DEL PBRO. DR. JOSÉ CECILIO ÁVILA

Será siempre una gloria inmarcesible del eximio escritor y periodista Juan Vicente González haber legado a la posteridad la biografía del Padre Ávila, sacerdote insigne, quien, concluida la Guerra de Independencia, logró salvar la Universidad de Caracas…

Nació José Cecilio Ávila el 22 de noviembre de 1786 en el sitio de Pedernales, cercano a la población de Güigüe. Hijo de José Gregorio Ávila, quien había casado seis años antes con la aún adolescente Francisca Antonia Casañas, de doce años de edad, fue el tercero de seis hermanos. Tenía once años, cuando una violenta e inesperada enfermedad le arrebató a su progenitora, joven todavía; sin duda, la precoz maternidad le había minado el organismo. Habiéndose su padre radicado en Caracas, José Cecilio pudo seguir cursos de latín y filosofía, culminados el 11 de mayo de 1803. El 11 de agosto de 1805 obtuvo el título de Maestro en Filosofía, y el 25 de enero de 1808 el Doctorado en Teología. Al mismo tiempo que realizaba sus estudios, se preparaba para el sacerdocio: “Devorado del deseo de consagrarse a Dios, Ávila vistió el traje eclesiástico desde sus tiernos años. Su infancia y su adolescencia, inocentes, puras, habían corrido en el vestíbulo del templo. Vencido por la constancia del joven y asegurado de la solidez de su vocación, su padre le dejó libertad de escoger un estado, donde él mismo pensó entrar en su juventud y en que acababa de empeñarse” —el estado del sacerdocio… José Cecilio, por su parte, fue ordenado sacerdote el 10 de agosto de 1811 por el entonces Arzobispo de Caracas, Mons. Narciso Coll y Prat… Para el año 1814 fue nombrado Rector del Seminario, desempeñándose posteriormente como Catedrático en la Universidad…

Fueron incontables los méritos del Padre Ávila… Entre ellos, el de haber logrado salvar a la Universidad de Caracas: “Para 1824 la Universidad iba a cerrarse, por la imposibilidad de sostenerse. Sin dotación los catedráticos, la academia, sin medios de subvenir a los gastos más indispensables, habría caído, sin duda, por algún tiempo al menos, sin la feliz elección de Ávila para el Rectorado. Entra éste y al punto llena todas las necesidades con desinterés sin ejemplo: Restablece la abandonada disciplina, anima a los profesores, despierta el entusiasmo, y (…) da nueva vida a los estudios, los ensancha, y prepara y funda nuevas Cátedras. Amenazaba a los estudiantes una contribución para el pago de los profesores; se opone y contenta a éstos; y temeroso de la inutilidad final de sus esfuerzos, tienta el único camino para salvar y perpetuar la fuente exclusiva del saber en Venezuela: Escribe a Simón Bolívar, (…)”. Se ignora el contenido de la correspondencia que enviara el Padre Ávila al Libertador; pero, éste le contestaba en elocuente carta, fechada en Lima, el 20 de febrero de 1826, que “me será muy halagüeño satisfacer la indicación que Vuestra Señoría me hace en beneficio de esa Universidad; porque después de aliviar a los que aún sufren por la guerra, nada puede interesarme más que la propagación de las ciencias”. La falta de interés de los que en la actualidad se dicen “bolivarianos” por la enseñanza universitaria en Venezuela, o peor todavía, su interés en acabarla, está en evidente contraste con el decidido interés mostrado por entonces por el Libertador poe la Universidad de Caracas…

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22 de Noviembre. Solemnidad de Cristo Rey. Comentario Bíblico.

Mateo (25,31-46): Un “reino” de vida, por la justicia y la paz

III.1. El evangelio de hoy, de Mateo, el que se conoce como el “juicio de las naciones”, está en conexión con la primera lectura en razón del papel de las ovejas y del futuro que les espera. Ahora, aquél pastor pasa a ser rey de las naciones, del universo entero. El Hijo del hombre juzga como los reyes (“en su trono de gloria”)… pero en realidad es un elemento no decisivo, ya que el “reinado de Dios”, clave del mensaje de Jesús, no expresa monarquía, ni sistema político determinado aún en lo parlamentario, sino un planteamiento ético universal. Y todo lo que muchas mentes fundamentalistas alimentan en un texto tan complejo como este (v.g. el juicio del valle de Josafat), debería dejarse de lado para ir a lo fundamental. La teología del evangelista trata de presentar una dimensión cósmica, universal, de la acción del Señor. Todo el mundo, toda la historia, pues, están bajo la acción salvadora y redentora del Señor. No es solamente Israel, el pueblo judío o en nuestro caso los cristianos, como ya lo ha manifestado antes (Mt 19,16-19).

III.2.El relato tiene una serie de acciones y símbolos que hacen pensar: derecha-izquierda, ovejas-cabras, hermanos pequeños, benditos de mi padre, dar de beber, conmigo lo hicisteis. Así ha nacido una interpretación de carácter “filantrópico” y de solidaridad que no presume o abusa de elementos “religiosos” en muchos casos. Algunos se indignan porque ésta sería la lectura que plantea o justifica un seguimiento de Jesús casi “sin religión” o que cualquier hombre o mujer sin fe, están llamados a la salvación simplemente por solidaridad con sus hermanos. En realidad el texto dice lo que dice y enseña lo que algunos “temen”. Y además, está en Mateo cuyo texto respira judaísmo por todos los poros. Es un texto, sin duda que viene de Jesús, aunque la elaboración mateano no deja lugar a dudas. Pero Mateo no ha podido ocultar la radicalidad contracultural con la que Jesús pudo expresarse en su momento.

III.3.No negamos que es un texto difícil, pero nada alambicado. Es verdad que los “hermanos míos pequeños” son los seguidores de Jesús que sufren y son perseguidos… pero los hermanos de Jesús “pequeños” son todos los hombres y mujeres que sufren. Y eso no significa que la religión salta por los aires, sino que la religión del “reinado de Dios” es universal, y en la que caben aquellos que sin pertenecer a una estructura religiosa confesional pueden hacer posible lo que el Reino de Dios pretende, hacer de este mundo un “reinado de vida” por la justicia y la paz. Pensar que eso es un reduccionismo de la religión verdadera es no haber entendido el mensaje evangélico de Jesús. El mensaje de Jesús seguirá siendo escandaloso siempre. Y si nunca pudo ser encerrado de lleno en el judaísmo de la época es porque en Jesús comienza algo radicalmente nuevo, desde su continuidad-discontinuidad con la religión de su pueblo y con el Dios de Israel.

III.4. Por lo mismo, tendríamos que ver aquí una afirmación rotunda, atrevida en cierta manera: todos los hombres, sean creyentes o no, tienen que enfrentarse críticamente con el proyecto salvífico de Cristo. Y la pregunta podría ser, ¿qué criterios pueden servir para los que no creen en Dios ni en Cristo? Pues el mismo criterio que para los cristianos y creyentes: el amor y la misericordia con los hermanos. Ese es el único criterio divino y evangélico de salvación y de felicidad futura: la caridad y la ayuda a los pobres, a los hambrientos y a los desheredados. El juicio divino no tiene unas leyes que beneficien a unos y perjudiquen a otros, como a veces se da a escala mundial. Cristo, es el rey de la historia y del universo, porque su justicia es la aspiración de todos los corazones.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)