Categoría: Comunidad

Comunidades activas en la Parroquia

22 de marzo – Comentario Bíblico-Jesús profeta de la luz de la vida

Estamos ante lo que es la esencia y el paradigma de lo verdaderamente cristiano; no hay algo más grandioso, más específico y más difícil de vivir que amar a quien nos odia, porque los enemigos son los que nos odian. Todos los elementos formarles o lingüísticos son de categoría y de contraste: amar, enemigos, hacer el bien, los que odian, bendecir, los que maldicen, orar, los que maltratan. Pero debemos tornar en consideración que en medio de estas oposiciones el punto de referencia es “el Padre del cielo”, que es Dios. Esta antítesis no se puede entender sin esa referencia capital. El ejemplo del sol y de la lluvia es de una creatividad sin igual, que ningún humanista, filósofo o filántropo han podido imaginar. Hay que amar y perdonar a los enemigos, porque el “Padre del cielo” lo da todo a todos, es decir, no tiene enemigos. En el caso de Mateo, debernos entender que la “justicia” mayor que exige en el Sermón de la Montaña encuentra aquí toda su perfección. Es verdad que el amor o al menos la actitud del trato digno y justo o afirmaciones aproximadas las encontramos en otras religiones e incluso en círculos filosóficos o filantrópicos. Sin embargo, debemos reconocer que el amor a los enemigos es decididamente cristiano y por ello se entiende que el “logion” sale de la boca de Jesús. No podía ser de otra manera. Pero no es lo mismo la filfa o simpatía a todos los hombres incluso a los que nos son hostiles; en el mundo estoico nos encontramos con ciertas aproximaciones. Pero lo de Jesús va mucho más allá. No debemos olvidar que se habla de amar (agapaó) que es mucho más intenso y definitivo.

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Comentario Bíblico – Evangelio: Juan (4): El agua viva de una religión de gracia

III.1. El evangelio, de san Juan (en este domingo se prescinde de Mateo), nos ofrece una de las escenas y diálogos mejor construidos del cuarto evangelista. Todo hemos escuchado alguna vez esta narración de Jesús y la samaritana; aunque no siempre hayamos podido abarcar todo su significado y profundidad. Puede que hoy no la oigamos completa, pero su sentido es el mismo que exponemos. Jesús pasa por territorio de herejes, como eran considerados los samaritanos por los judíos ortodoxos. Es una vieja historia de odios y rencores a causa de la religión. Los samaritanos se consideraban herederos de los patriarcas, tenían su Pentateuco, creían en Yahvé, en Dios, pero unos y otros pensaban que su “dios” era mejor que el otro, y su templo, y su monte santo, y su agua y sus fuentes. La escena se sitúa en Samaría.

III.2.Los samaritanos proceden de la unión de tribus asirias y de judíos del reino del Norte antes de su destrucción en el año 721 a. C.. Después se llegó a un verdadero cisma entre judíos y samaritanos, como rigorismo de la reforma judía que sigue al destierro de Babilonia. Los samaritanos se opusieron a la construcción del nuevo Templo de los judíos. Construyeron otro santuario para ellos en el monte Garizim que fue destruido en el año 129 a C.. Los samaritanos se consideran descendientes de los Patriarcas, y estaban orgullosos del pozo que -decían- les había dejado su padre Jacob por medio de José (Gn 33,19;48,22; Jos 24,32). Los samaritanos solamente creen en los cinco libros del Pentateuco; aún hoy existen tribus samaritanas. Un judío religioso debía evitar todo contacto con los samaritanos, no solamente impuros, sino herejes, y lo que menos se podía pensar era en pedirle a ellos de comer o beber (Cf. Eclo 50,25-26; Lc 9,52; 10,33; Mt 10,5). En este relato van a coincidir una serie de factores, muchos tipológicos, para enseñar verdades que nunca deberíamos olvidar. Jesús fatigado del camino, deja Jerusalén, va hacia Galilea y pasa por Samaría que era un lugar que evitaban los judíos piadosos. El, Jesús, un hombre, un judío, y si queremos Dios «pide» a una mujer pecadora y herética. Jesús, a una samaritana, a una persona que por herejía solo podía dar hastío y maldición, le pide. Ya sabemos que Jesús le pide para dar él mucho más. El diálogo es sabroso, es un diálogo con alguien maldito. Y Jesús ofrece a cambio «agua viva». Esta expresión en el AT significaba: los valores de la vida, la revelación, la Sabiduría divina y la Ley (Cf: Jer 2,13; Zac 14,8; Ez 47,9; Prov 13,14; Is 44,3; Jl 3,1). En nuestro caso, a cambio, Jesús ofrece por el agua del pozo (que puede significar el judaísmo con lo que prometía y no daba, ya que los samaritanos también eran judíos), «agua viva» que según el mismo Juan es el Espíritu que da la vida eterna (cf: Jn 7, 37-39).

III.3. Jesús no pasa por casualidad por aquél camino, ya que a la ida o vuelta de Jerusalén, había que evitar este territorio central de Tierra Santa; había elegido él mismo el camino por el que debía pasar; se siente cansado, pero, más bien que por el camino, a causa de estas disputas religiosas sin sentido y le pide a la mujer (representante de todo un pueblo odiado y condenado) agua, llega pidiendo, no ofreciendo. Existe desconfianza, aunque Jesús ha venido para ofrecer a estos herejes un espíritu nuevo, un agua viva, un culto nuevo, un Dios verdadero. El agua del pozo estaba encerrada y el pozo era hondo; representa el judaísmo y el samaritanismo. Es una crítica a las religiones que ponen tanto empeño en sus cosas, en sus tradiciones, en sus costumbres y en sus normas. A una y otra religión les faltaba el agua viva, carecían de Espíritu y verdadera adoración. Vemos a Jesús que escucha las quejas de la mujer samaritana contra los judíos; pero Jesús, en el evangelio no representa a los judíos, aunque sea confundido con uno de ellos. Advirtamos que Jesús pide, para dar; pregunta, para responder; siente sed, para ofrecerse como agua viva.

III.4.Con esa dinámica de contraste, la teología joánica de este pasaje, emblemático a todas luces, propone una religión nueva y un culto nuevo: el culto en Espíritu y verdad. El Espíritu dará a conocer cuál es el culto que tiene sentido: el conocer a Dios y el adorarlo como Padre. Pero los judíos y los samaritanos no adoran precisamente a un Dios como Padre, sino a un dios que ellos mismos se han creado a su modo y manera; el dios que justifica sus odios y rencores. Esa religión, que muchas veces sigue siendo la dinámica de nuestras religiones actuales es un contra-Dios y anti-evangelio. Hoy, pues, también podemos aprender mucho desde el punto de vista ecuménico en la celebración de la eucaristía con este evangelio joánico. Ese no pasar de lejos por el terreno, por el mundo o la vida de los malditos; ese pedir para dar y ofrecer en nombre del Dios vivo la felicidad y la vida verdadera… es lo propio de la “religión” de Cristo. Son muchos los desafíos que esta narración evangélica nos sugiere. El relato nos muestra a un Jesús que en este caso no es un simple judío, sino el Logos de Dios, que habla y dialoga con una mujer (que representa a un pueblo con sus influencias sincretistas, pero al fin y al cabo una mujer)… que descubre algo nuevo que viene de Dios. Y entonces todo cambia… se dejan de lado historias pasadas, reglas que atan el corazón y el alma de la gente religiosa… y hacen posible descubrir a Dios como Padre.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

15 de marzo. Cantaremos.

Cansado del camino, Jesús se sienta junto al Poso de Jacob. Pronto llega una mujer a sacar agua. Pertenece a un pueblo despreciado por los judíos. Jesús inicia el diálogo con ella. No sabe mirar a nadie con desprecio, sino con ternura.  «Mujer, dame de beber».

La mujer queda sorprendida. ¿Cómo se rebaja a hablar con ella, una mujer desconocida? Las palabras de Jesús la sorprenderán todavía más: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, sin duda tú misma me pedirías a mí, y yo te daría agua viva».

Muchas las personas se han ido alejando de Dios sin apenas advertir lo que realmente estaba ocurriendo en su interior. Hoy Dios les resulta un «ser extraño». Todo lo que está relacionado con él les parece un mundo infantil cada vez más lejano….También nosotros nos hemos  alejando poco a poco de aquel «Dios de la infancia» que despertaba miedos, desazón y malestar. Probablemente, sin Jesús nunca nos hubiéramos encontrado con un Dios que hoy es para nosotros un Misterio de bondad: una presencia amistosa y acogedora en quien podemos confiar siempre.

Nunca nos resultará acercarnos a Dios pidiendo pruebas científicas ya que es un error tratar el misterio de Dios como si fuera un objeto de laboratorio. Tampoco los dogmas religiosos ayudan a encontrarnos con Dios. Sólo dejándonos conducir por la confianza en Jesús crecerá la imagen de Dios en nosotros.

Es muy difícil decir exactamente cómo se sostiene la fe en medio de una crisis religiosa que nos sacude a todos. Sólo Jesús puede llevarnos a vivir la fe en Dios de manera sencilla desde el fondo de nosotros mismos.   Si escuchamos atentamente, Dios no callará. Si confiamos, él nos abrazará. Si nos entregamos, él nos sostendrá. Si nos hundimos, él nos salvará.
Es necesario que sintamos a Dios como «presencia salvadora». él nos acoge tal como somos, y nos impulsa a enfrentarnos a la vida con paz. Muchos abandonan a Dios antes de haberlo conocido…… Si conocieran la experiencia de Dios que contagia el Señor, ciertamente lo buscarían. Si conocieran el don de Dios, no lo abandonarían nunca más!.

Cantaremos.

Como el siervo al agua va………………………54                           

Tu pones lo demás ……………………………….190

Por Tí Señor ………………………………………….134

A tí levanto mis ojos

El Señor es mi fuerza …………………………… 80

8 de marzo. Pautas para la homilía.

Estamos en el segundo domingo de Cuaresma, aún quedan muchos días de camino hasta la Pascua de Resurrección. Las lecturas que hemos escuchado nos invitan a abandonar la rutina cotidiana del día a día para adentrarnos en la aventura de buscar a Dios y unirnos a Él.

¡Qué bien estaba Abrán en su país, viviendo tranquilamente entre su gente! ¿Se puede pedir algo más para ser feliz? La respuesta es que sí: porque sólo Dios nos da la verdadera y auténtica felicidad, la que se obtiene formando parte de la Historia de la Salvación. Y eso es algo que Dios nos ofrece a todos: dejar la comodidad de la rutina, para vivir el Evangelio, trabajando por el bien común.

En efecto, Abrán, que sentía la seguridad de estar en su tierra y ahí tenía todo lo necesario para su bienestar, escuchó la voz de Dios, y emprendió el camino para fundar el pueblo de Israel, en el que muchos siglos más tarde nació nuestro Salvador. Así, Abrán se convirtió en un eslabón fundamental para nuestra felicidad. Y lo hizo dejando su rutina y poniéndose totalmente en manos de Dios. Y Dios fue fiel a su promesa.

Asimismo, hemos escuchado cómo Pablo le pide a Timoteo que se enfrente al duro trabajo de la construcción del Reino de Dios en este mundo. Y para ello Timoteo también debe dejar su cómoda vida rutinaria. Pero Pablo le dice que confíe, porque Dios le sostendrá con su gracia. También en esta lectura Dios nos pide que nos liberemos de nuestras comodidades para poder dar testimonio del Evangelio. Por difícil que a veces esto nos pueda resultar, sabemos que Dios nos sostiene con su amor todopoderoso. Porque, como hemos orado en el Salmo 32, «Él es nuestro auxilio y escudo».

Y todo esto nos conduce hacia el pasaje de la Transfiguración. La vida de los discípulos era relativamente cómoda mientras seguían a Jesús de pueblo en pueblo, escuchando su palabra. Pero, un buen día, Él pidió a sus tres discípulos más cercanos: Pedro, Santiago y Juan, que le acompañaran a orar en la cima de un monte. Todos alguna vez hemos subido a una montaña. Y sabemos que no es fácil, porque nuestras piernas se cansan rápidamente, comenzamos a sudar y, al llegar a la cima, el aire frío azota nuestra cara.

Así, fatigados llegaron a la cumbre y se sentaron junto a Jesús a orar, mientras contemplaban la belleza del paisaje que se abría ante ellos. Y pronto se dieron cuenta de que el esfuerzo ascético que les había supuesto llegar ahí, había merecido la pena. Nos dicen los evangelistas que aquella oración fue tan profunda e intensa, que vieron cómo Jesús se mostraba ante ellos con toda su divinidad. ¿Estarían teniendo una alucinación? No, era real, pues vieron cómo las Sagradas Escrituras, representadas por Moisés –la Ley– y Elías –los profetas–, confirmaban que, en efecto, Jesús es Dios.

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Comentario Biblico. Convertíos a mí de todo corazón

Suele repetirse esta lectura cada miércoles de ceniza. No son gritos pesimistas, no. Es clamor del pueblo hacia Dios, un clamor que ha quedado convertido, con el transcurrir de los siglos, es suaves palabras, dichas sin énfasis ni fuerza interior. El Señor pide que todo corazón se vuelva hacia Él. Ese es el giro, ese es el cambio, esa es la actitud cuaresmal que debe prolongarse a lo largo del año. Que las actitudes negativas -podemos llamarlas pecado- duelan por dentro, desde el corazón y que no sean simple reconocimiento mental, sino que han de serlo cordial. No es preciso la algarabía ni el desgarro de ropas, algo muy propio del pueblo judío. Eso podría ser puro teatro, pantomima externa. Aunque ya no se produce, sí estuvo presente, con profundo sentido de arrepentimiento, en las comunidades primitivas. Hoy se invita a no aparentar, sino a vivir con sinceridad y coherencia cuaresmal.

Lo auténtico es: aceptación de limitaciones, arrepentimiento sincero, creer que el Señor es tierno, compasivo, paciente con nuestras debilidades, abrirnos a recibir el perdón hecho sacramento de vida. No es necesario pregonar nuestro arrepentimiento, pero sí el perdón de Dios. Hay que reunirse como comunidad y tomar conciencia juntos de que Dios nos perdona. Y manifestarlo sin pudor ni miedo alguno; sin gritarlo, pero sí con gestos claros. No es cuaresma tiempo para timoratos y medrosos. Sólo así podremos responder a la pregunta de los paganos ¿Dónde está tu Dios? Y nosotros les diremos:  Dios está en el perdón, en la compasión, en el impulso de gracia que Él nos da para salir al encuentro de los otros… para que ellos también nos perdonen. Si en nosotros no ven esas actitudes, no verán a Dios. Y aunque las vean, muchos seguirán negando la fuerza transformadora de Dios. Lástima. Nada podemos hacer.

El evangelio es muy claro:  nada de aparentar ni figureo farisaico; en cambio, sí a la limosna, sí a la oración, sí a algunas renuncias en pequeños gestos silenciosos, anónimos. Tres dimensiones que dignifican y dan sentido a la aceptación del encuentro reconciliador con Dios y con los demás.

Nada de pregonar: a nadie le interesa nuestra conversión, los cambios e intercambios con Dios. Debe ser un diálogo sincero entre Dios y cada uno. Es un contrato entre dos sujetos que se reconocen, que se buscan, Dios y tú, que quieren ser fieles el uno al otro, donde lo que cuenta es “la palabra dada”.  Porque la mayoría de las veces el amor y el perdón aparecen por donde no estábamos mirando. Es preciso girar no solo el corazón, sino la cabeza para ver por dónde nos viene la salvación.

Fr. José Antonio Solórzano Pérez
Casa San Alberto Magno (Madrid)

Comentario Bíblico – 23 de Febrero – ¡Grandeza y exigencia de la filiación divina!

Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo… Jesús es el icono visible del amor de Dios hacia los hombres. Él sabe bien que su Padre ama a todos sin excepción ninguna, porque todos los hombres le interesan. Porque todos los hombres le pertenecen, porque es su Creador. Jesús transmite al mundo esta verdad fundamental. Cuando Jesús proclama estas directrices de comporta miento para sus discípulos lo hace como último enviado del Padre y como intérprete autorizado de su voluntad. Esto es posible, porque su Padre no manda nada imposible a sus hijos. Dios cuando manda ayuda para que se pueda realizar lo mandado. El último punto de referencia es el Padre y su amor universal real y eficaz a favor de todos los hombres. El evangelista Mateo, intérprete de las palabras de Jesús, indica en qué se manifiesta el amor universal de Dios: en su generosidad al distribuir los dones naturales y necesarios para los hombres. Dios no hace acepción de personas cuando envía la lluvia y permite la salida del sol cada mañana. A todos alcanza. Estas palabras suponen una mirada sobre el mundo que corresponde a la antigüedad israelita según la cual todo lo hace Dios y todo depende de Dios. Realmente en su comprensión de la creación y del mundo esta visión es coherente y razonable. El mandato del amor a todos, incluidos los enemigos, nos sitúa en el plan de Dios Creador. Por eso puede comprender que prójimos son todos los hombres sin distinción, como el Padre no hace distinción de personas.

Fr. Gerardo Sánchez Mielgo
Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia)

Cantaremos – 2 de Febrero- Jesús es la “luz” que ilumina las tinieblas en que viven los pueblos de la tierra. Todas las esperanzas se cumplen en él

FE SENCILLA
El relato del nacimiento de Jesús es desconcertante. Según Lucas, Jesús nace en un pueblo en el que no hay sitio para acogerlo. Los pastores lo han tenido que buscar por todo Belén hasta que lo han encontrado en un lugar apartado, recostado en un pesebre, sin más testigos que sus padres.

Al parecer, Lucas siente necesidad de construir un segundo relato en el que el niño sea rescatado del anonimato para ser presentado públicamente. ¿Qué lugar más apropiado que el Templo de Jerusalén para que Jesús sea acogido solemnemente como el Mesías enviado por Dios a su pueblo?

Pero, de nuevo, el relato de Lucas va a ser desconcertante. Cuando los padres se acercan al Templo con el niño, no salen a su encuentro los sumos sacerdotes ni los demás dirigentes religiosos. Dentro de unos años, ellos serán quienes lo entregarán para ser crucificado. Jesús no encuentra acogida en esa religión segura de sí misma y olvidada del sufrimiento de los pobres.
Tampoco vienen a recibirlo los maestros de la Ley que predican sus “tradiciones humanas” en los atrios de aquel Templo. Años más tarde, rechazarán a Jesús por curar enfermos rompiendo la ley del sábado. Jesús no encuentra acogida en doctrinas y tradiciones religiosas que no ayudan a vivir una vida más digna y más sana.El anciano Simeón y la anciana se llama Ana representan a tanta gente de fe sencilla que, en todos los pueblos de todas los tiempos, viven con su confianza puesta en Dios……..
 Son gentes que no tienen nada, solo su fe en Dios. No piensan en su fortuna ni en su bienestar. Solo esperan de Dios la “consolación” que necesita su pueblo, la “liberación” que llevan buscando generación tras generación, la “luz” que ilumine las tinieblas en que viven los pueblos de la tierra. Ahora sienten que sus esperanzas se cumplen en Jesús.
                                                                                                                                        (J.A.Pagola)

Cantaremos

  • Al reunirnos …………………………………………………. 6
  • Oh Emmanuel …………………………………………… 266
  • Señor Tu eres nuestra luz ………………………….. 171
  • Señor Dios nuestro ……………………………………. 169
  • Yo no temo ……………………………………………….. 223