Categoría: Comunidad

Comunidades activas en la Parroquia

Lectura Bíblica . Lucas (1, 1-4; 4, 14-21): La fuerza liberadora del evangelio

III.3. El relato de la sinagoga de Nazaret, lo que leemos hoy (4,14-21) es una construcción muy particular de Lucas; una de las escenas programáticas del tercer evangelista que quiere marcar pautas bien definidas de quién es Jesús y lo que vino a hacer entre los hombres. Eso no quiere decir que la escena no sea histórica, pero está retocada por activa y por pasiva por nuestro autor para lograr sus objetivos. Es el programa del profeta de Galilea que viene a su pueblo, Nazaret y desde la sinagoga, lugar de la proclamación de la palabra de Dios, lanzar un mensaje nuevo. Por ello, el mensaje que nos propone Lucas sobre lo que Jesús pudo decir en Nazaret y en las otras sinagogas se inspira en textos bien precisos (Is 61,1-2; 58,6) que hablan de la buena nueva para los ciegos, cojos, pobres, excluidos o condenados de cualquier raza o condición.

III.4. Resaltemos, pues, que el texto que se lee en la sinagoga,-el que le interesa citar a Lucas-, es un texto profético, aunque también se leía y proclamaba la Ley (había una lectura continua que se conoce como parashâh). El cristianismo, -no olvidemos la primera lectura de hoy-, encuentra su fuente de inspiración más en las palabras de los profetas que en las tradiciones jurídicas del Pentateuco (halaka). Esto no lo podemos ignorar a la hora de entender y actualizar un texto como este que Lucas ha construido sobre la predicación de Jesús en la sinagoga de Nazaret. Jesús era un profeta y el pueblo lo veía como tal. Es eso lo que Lucas quiere subrayar en primer lugar y por eso ha “empalmado dos textos de Isaías para ajustar su mensaje liberador y de gracia.

III.5. Incluso se va más allá, ya que Jesús, como profeta definitivo, corrige las mismas experiencias de los profetas del Antiguo Testamento. En esos textos citados por Lucas se hace caso omiso de la ira de Dios contra aquellos que no pertenecen al pueblo de Israel. Dios, pues, el Dios de Jesús, no ama a un pueblo excluyendo a los otros, sino que su proyecto es un proyecto universal de salvación para todos los hombres. Por eso su mensaje es evangelio, buena nueva. Así concluye el mensaje fundamental del evangelio de este domingo, aunque la escena es mucho más compleja y determinante (no obstante, la continuación de la misma se guarda como lectura evangélica para el próximo domingo). Lo importante está dicho: en Galilea, Jesús profeta, rompiendo el silencio de Nazaret, nos trae la buena nueva a todos los que la anhelamos, aunque seamos pecadores. Nadie está excluido de la salvación de Dios.

Fray Miguel de Burgos NúñezFray Miguel de Burgos Núñez
Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

Comentario Bíblico. 20 de Enero, II Domingo del Tiempo Ordinario/C

III.3. La teología del evangelio de Juan quiere poner de manifiesto, a la vez, varias cosas que solamente pueden ser comprendidas bajo el lenguaje no explícito de los signos. Jesús y su madre llegan por caminos distintos a estas bodas; falta vino en unas bodas, lo que es inaudito en una celebración de este tipo, porque desprestigia al novio; la madre (no se nos dice su nombre en todo en relato, ni en todo el evangelio) y Jesús mantienen un diálogo decisivo, cuando solamente son unos invitados; incluso las tinajas para la purificación (eran seis y no siete) estaban vacías. Son muchos vacíos, muchas carencias y sin sentidos los de esta celebración de bodas. El “milagro” se hace presente de una forma sencilla: primero por un diálogo entre la madre y Jesús; después por la “palabra” de Jesús que ordena “llenar” las tinajas de unos cuarenta litros cada una.

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Cantaremos. II Domingo del Tiempo Ordinario /C

Jesús inaugura una religión de vida

         Después de Navidad y Epifanía, y antes de llegar a la Cuaresma, se intercala un tiempo intermedio, en la liturgia de los domingos, que se toma del tiempo común en el que se siguen las lecturas del Ciclo C. Pero en realidad este “segundo domingo” siempre ha sido un domingo de transición que ha tenido como marco los capítulos primeros del evangelio de Juan, que es leído, normalmente, en los tres ciclos, durante el tiempo de Cuaresma y Pascua.

La boda en la que falta el vino simboliza la antigua alianza que va a ser sustituida por la nueva, en la que se dará el vino del Espíritu. Jesús inaugura una nueva relación del hombre con Dios, que no estará mediatizada por la Ley, sino creada por el mismo Espíritu de Dios. Jesús, el nuevo Esposo (1,15.30) o centro de la nueva comunidad humana, anuncia el cambio, que tendrá lugar cuando llegue su hora, la de su muerte-resurrección.

Así leído, descubrimos la hondura y centralidad de este relato. El texto, en el conjunto del evangelio de Juan, significa la obra entera de Jesús, que proclama y posibilita las "bodas" de Dios con el ser humano (que en el Antiguo Testamento se entendían como alianza). Para el evangelista, la nueva alianza se inicia ahora con la vida pública de Jesús; su consumación vendrá en la cruz. Esa será la "hora" de Jesús.

En este evangelio, la obra de Jesús, desde sus mismos comienzos, está revestida de nupcialidad. Por eso, desde el comienzo mismo –desde el "primer signo"- anuncia el cumplimiento: el "nuevo pueblo" vive unas bodas con Dios, en las que el "vino" -la Vida, el Gozo y el Amor- se muestra sabroso y desbordante.

Es comprensible que, desde un nivel "racional" de conciencia, aun reconociendo el carácter simbólico del relato, se lea este texto en clave de dualidad. Dios y la humanidad (la creación) serían "dos entidades" capaces de entrar en relación, pero se seguiría pensando a "Dios" como un ser separado.

Sin embargo, de acuerdo con la vivencia del propio Jesús, tal como queda reflejada en este mismo evangelio, y en sintonía con la percepción no-dual que se va abriendo camino, de un modo cada vez más generalizado, en nuestro momento cultural, y que es expresión de una nuevo nivel de conciencia (transpersonal), emerge una lectura del texto que adquiere una profundidad mayor.

Las "bodas" son el símbolo de lo real. Todo se halla "desposado" con todo, constituyendo una gran Red que se sostiene en la misma interrelación. Todo es divino-humano-cósmico al mismo tiempo. No como realidades sumadas, ni siquiera unidas, sino como expresión no-dual de la Realidad única que en todo se expresa y manifiesta.

El viejo Sutra del corazón nos recuerda que "Vacío es forma, y forma es Vacío". Lo divino y lo humano no son realidades paralelas, sino las "dos caras" –magníficas en su diferencia- de la misma Realidad.

En las "bodas de Caná", el agua puede bien simbolizar la ignorancia en que nos encerramos cuando nos reducimos al ego y a la mente: una ignorancia que es carencia y sufrimiento. El vino, por el contrario, es expresión de la Vida y el Gozo y, como Jesús, accedemos a él en cuanto nos liberamos de nuestra perspectiva egoica (nos desidentificamos de nuestra "identidad" mental), para empezar a percibir nuestra verdadera identidad, no-separada de lo Real. La persona que lo descubre –como si se tratara, dirá Jesús, de "un tesoro en el campo"-, experimenta su existencia llena del "vino" de la Alegría.

CANTAREMOS:

      • Reunidos en el nombre del Señor …………………………………… 159
      • Un día de bodas
      • Por Ti Señor …………………………………………………………………. 134
      • Quién es ese ………………………………………………………………… 145
      • Sólo el amor …………………………………………………………………. 165

Venezuela. Mons. Azuaje: volver a la legitimidad política con una consulta electoral

Vatican NewsGriselda Mutual – Ciudad del Vaticano

2018.09.11 vescovi venezuelaNicolás Maduro juró para un nuevo período presidencial este jueves 10 de enero, mismo día en que la  Organización de Estados Americanos (OEA) acordó “no reconocer la legitimidad del período del régimen de Nicolás Maduro” llamando a que se celebren nuevos comicios “en una fecha cercana” con observación internacional. Japón, por su parte, lamentó la investidura de Maduro por sus dudas sobre la legitimidad del proceso electoral, y la Unión Europea se pronunció lanzando el jueves una declaración en nombre de los 28 países que la componen, lamentando que Maduro hubiera hecho “caso omiso” a un llamado de la organización para la celebración de elecciones democráticas. “La UE insta al Presidente Maduro a que reconozca y respete el papel y la independencia de la Asamblea Nacional, como institución elegida democráticamente, que libere a todos los presos políticos, respete el Estado de Derecho, los derechos humanos y las libertades fundamentales y a que atienda urgentemente las necesidades acuciantes de la población”, se lee en la declaración.

Ya en el día anterior a la juramentación de Maduro el Episcopado Venezolano se pronunció con una exhortación subrayando a su vez la ilegitimidad en origen del nuevo mandato, que ha sido realizado sobre la base de elecciones no democráticas. Entrevista a Monseñor José Luis Azuaje Ayala, Presidente de la CEV:

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La Natividad del Señor

Introducción

La Natividad del Señor está precedida por el tiempo de Adviento, tiempo de preparación para la gran celebración de la presencia de Dios entre nosotros. La Navidad tiene su prolongación en la solemnidad de la Epifanía, que nos invita a salir de nosotros mismos y a hacer pública la experiencia del encuentro personal con el Niño Dios. Esta consideración es lo que fundamenta la verdadera alegría de la Navidad: la presencia de Dios en nuestra vida, en nuestro mundo, en nuestro corazón. Quiera Dios orientar nuestros ojos hacia la verdadera Luz, mover nuestro corazón ante tanto Amor. La Navidad nos invita a todos a la esperanza, a la confianza del triunfo del bien sobre el mal, de la luz sobre la oscuridad.

La historia no se repite, es siempre nueva. Cada año es diferente, cada día es una sorpresa, una nueva gracia de Dios. ¿Quién puede acostumbrarse a la alegría? La alegría es siempre nueva. Así es como se puede deducir del texto evangélico referido a los Magos de Oriente, los que habían visto brillar una estrella juguetona, que parece tener ganas de divertirse con los Magos, pues un poco la ven y después ya no la ven, y de pronto vuelve a lucir para orientarlos hacia donde está el Misterio del Amor de Dios: un Niño, con María, su madre.

Tomemos en serio lo que celebramos: el Amor de Dios, manifestado en la ternura de un recién nacido y ofrecido a nuestra contemplación y adoración en los brazos de una madre, una mujer singular, como lo son todas las mujeres, todas las madres.

Fr. José Mª Viejo Viejo O.P.Fr. José Mª Viejo Viejo O.P.
Convento de La Virgen del Camino (León)

Comentario Bíblico–La Epifanía del Señor.

III.3. Desde el significado de la fiesta de hoy es mucho más iluminador leer el texto sin buscar exageradamente coincidencias históricas. Por eso interesa resalta su tejido midráshico (actualización y adaptación de textos bíblicos). Así podemos ver que nuestro relato ha podido confeccionarse teniendo en cuenta al profeta Balaam (Num24,17), un extranjero llamado por Balaq para maldecir a Israel; pero sucede lo contrario: lo bendice preanunciando la estrella de Jacob, el padre de las tribus. De la misma manera, el texto de Is 60,6 (nuestra primera lectura) con los camellos y dromedarios cargados de dones que vienen a Jerusalén y, no menos, el sentido del Sal 72,10.15 sobre los reyes de tierras lejanas que traen regalos al rey del futuro. La fe de los primeros cristianos tuvo que formularse de esta forma y de esta manera, expresarse simbólicamente. La verdad es que los cristianos aceptaron a Jesús como el Mesías verdadero, el que traería la salvación a todos. No había más remedio que rebuscar en la Escritura para dar sentido a todo ello.

Fray Miguel de Burgos NúñezFray Miguel de Burgos Núñez
Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

31 de Diciembre – Reflexión del evangelio.

Estáis ungidos por el Santo

El anticristo para el autor de la carta es el negador de Cristo Jesús. Puede que en aquella comunidad creyente se hiciera presente la negación de lo que Cristo nos había dado de Dios: el fecundo y salvador encuentro del Creador con la humanidad. Por eso quizá, el autor del texto dice que estamos en los tiempos últimos, sin necesidad de echar mano de mensajes apocalípticos ni finalistas.

Tras de estas letras, tenemos una comunidad que entiende que vivir es luchar, que los anticristos no son solo una desviación doctrinal, sino un modo de vivir. Por eso, en parte todos somos anticristos cuando no apostamos en firme por la verdad y el amor. Cristo ha venido, pero la historia continua y, por lo tanto, la lucha también. La búsqueda de la verdad no admite descanso porque nos demanda en cada instante un esfuerzo de madurez y coherencia. Por eso el vivir cristiano es un esforzado caminar que se hace posible gracias a la fuerza del corazón y al impulso bautismal.

La Palabra se hizo carne

El prólogo del evangelio de san Juan se nos ofrece en varias ocasiones en el tiempo litúrgico de la Navidad. De su hondura y densidad teológicas es bueno destacar algunos destellos de luz. Jesús de Nazaret personifica el proyecto creador de Dios que inaugura una nueva era en la Historia. Jesús, la Palabra, se hizo carne, si bien el pueblo de Israel no lo reconoció como tal, hasta el punto de que lo llevó a la cruz; Jesús resucitado venció a la muerte como luz que no solo ahuyenta la oscuridad sino que da vida para siempre a toda la humanidad.

A diferencia del mensaje del Viejo Testamento, Dios ya no habita en el Templo, sino que, se domicilia en la vida y en los anhelos de toda la humanidad. Porque los que así lo admiten se tornan en hijos de Dios y testigos de su gracia y verdad, que es lo mismo que decir que Dios se derrama en misericordia fiel con todos sus hijos. En resumen, la Palabra de Dios entra en nuestra historia asumiendo nuestra frágil y mortal condición en la persona de Jesús de Nazaret.  

Te damos gracias
por el año de vida que nos diste
y por el año de historia que has hecho con nosotros.
Te encomendamos
a los que no acabaron el año en nuestra casa
porque los has llamado a tu casa paterna.
(José Luis Blanco Vega)

Fr. Jesús Duque O.P.Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de Santo Domingo de Scala-Coeli (Córdoba)

Comentario Bíblico. Fiesta de la Sagrada Familia.

III.3. Las palabras de Jesús a su madre se han convertido en la clave del relato: “¿no sabíais que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?”. Yo no estaría por la traducción “¿no sabíais que debo estar en la casa de mi padre?”, como han hecho muchos. El sentido cristológico del relato apoya la primera traducción. Jesús está entre los doctores porque debe discutir con ellos las cosas que se refieren a los preceptos que ellos interpretan y que sin duda son los que, al final, le llevarán a la muerte y de la muerte a la resurrección. Es verdad que con ello el texto quiere decir que es el Hijo de Dios,  de una forma sesgada y enigmática, pero así es. Como hemos insinuado antes, es la primera vez que Lucas hace hablar al “niño” y lo hace para revelar qué hace y quién es.  Por eso debemos concluir que ni se ha perdido, ni se ha escapado de casa, sino que se ha entregado a una causa que ni siquiera “sus padres” pueden comprender totalmente. Y no se diga que María lo sabía todo (por el relato de la anunciación), ya que el mismo relato nos dirá al final que María: “guardaba todas estas cosas en su corazón” (2,51). Porque María en Lc 1-2, no es solamente María de Nazaret la muchacha de fe incondicional en Dios, sino que también representa a una comunidad que confía en Dios y debe seguir los pasos de Jesús.

III.4. Y como la narración de Lc 2,41-52 da mucho de sí, no podemos menos de sacar otras enseñanzas posibles. Si hoy se ha escogido para la fiesta de la Sagrada Familia, deberíamos tener muy en cuenta que la alta cristología que aquí se respira invita, sin embargo, a considerar que el Hijo de Dios se ha revelado y se ha hecho “persona” humana en el seno de una familia,  viviendo las relaciones afectivas de unos padres, causando angustia, no solamente alegría, por su manera de ser y de vivir en momentos determinados. Es la humanización de lo divino lo que se respira en este relato, como en el del nacimiento. El Hijo de Dios no hubiera sido nada para la humanidad si no hubiera nacido y crecido en familia, por muy Hijo de Dios que sea confesado (cosa que solamente sucede a partir de la resurrección). Aunque se deja claro todo con “las cosas de mi Padre”, esto no sucedió sin que haya pasado por nacer, vivir en una casa, respetar y venerar a sus padres y decidir un día romper con ellos para dedicarse a lo que Dios, el Padre, le pedía: anunciar y hacer presente el reinado de Dios. Es esto lo que se preanuncia en esta narración, antes de comenzar su vida pública, en que fue necesario salir de Nazaret, dejar su casa y su trabajo… Así es como se ocupaba de las cosas del Padre.

Fray Miguel de Burgos NúñezFray Miguel de Burgos Núñez
Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

28 de Diciembre. Reflexión del Evangelio de hoy

Levantarse una y otra vez, sin miedo

San Juan nos invita a ser Luz con Cristo. Muchas veces caemos en la desesperación, no nos creemos capaces de salir del fango y parece que olvidamos que siempre hay una mano tendida a la espera de que la tomemos: la de nuestro Padre del Cielo. No debemos olvidarnos nunca de la infinita Misericordia de Dios. Cristo nos lo dijo una y otra vez.

Una vez me dijo mi confesor, ante mi desesperación por mis caídas: “Nunca te canses de pedir perdón” Y tenía toda la razón. La naturaleza humana tiene debilidades pero ahí tenemos a Jesús enseñándonos el camino a seguir y animándonos a ser luz con Él. “No pequéis… pero si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo”

Tenemos que ser sinceros con nosotros mismos, conocer nuestras debilidades y ponernos en manos de Dios.

Un grito de esperanza debe recorrer el mundo

El Evangelio de hoy nos presenta unos temas que no pueden ser más de actualidad. La emigración, las muertes injustas, las persecuciones, la ambición de poder… Poco ha cambiado el mundo en 2.000 años. Los hombres repetimos una y otra vez los mismos errores, las mismas injusticias.

Vemos como la Sagrada Familia tiene que huir de su tierra por el afán de poder de Herodes. Serán emigrantes en tierra extraña. No sabemos cómo fue su vida en Egipto pero no tuvo que ser fácil, ellos venían de un país pequeño a una de las grandes potencias de la época. Tras de sí dejaban hogar, familia, amigos… ¿Os suena? ¿No lo veis todos los días en las noticias? ¿No veis a vuestros hermanos muriendo en el mar en busca de un futuro? ¿No veis esas caravanas de seres humanos llamando a las puertas del llamado primer mundo? ¿No veis morir a inocentes cada día en las costas? ¿No veis en vuestras calles a hombres y mujeres con la mirada entristecida? Unas veces será la política, otras el hambre, quizá el huir de una realidad que no tiene futuro ¿Y qué hacemos? ¿Cómo les recibimos?

Un rastro de muerte injusta queda tras la huida a Egipto, niños inocentes asesinados sin motivo, niños a los que llamamos Santos porque lo son: los primeros que dieron su vida por Cristo aun sin saberlo. Víctimas de la más atroz de las injusticias. Es bueno que en estos días de la Navidad los tengamos presentes, tanto a aquellos de los tiempos de Jesús como a los actuales: niños de la calle, víctimas de las pandillas, infelices caídos en las redes de la prostitución cuando deberían estar jugando, inocentes atrapados en guerras que no entienden, a veces inmolados con explosivos por no sabemos qué ideas absurdas. Santos inocentes.

Solo la fuerza de la Palabra, la puesta en práctica de las enseñanzas de Jesús, puede salvar esas vidas que nos miran desde el otro lado de las vallas y cuya única esperanza somos nosotros. Tengamos la fe y la fuerza para tenderles nuestra mano.

D. Luis Maldonado Fernández de Tejada, OPD. Luis Maldonado Fernández de Tejada, OP
Fraternidad Laical de Santo Domingo, de Almagro