Categoría: Comunidad

Comunidades activas en la Parroquia

Comentario bíblico. Evangelio : Juan (10, 1-10) Yo he venido para que tengan vida en plenitud

III.1. El evangelio de Juan (10,1-10), nos habla del «buen pastor» que es la imagen del día en la liturgia de este cuarto domingo de Pascua. Comienza el evangelio con una especie de discurso enigmático -al menos para los oyentes-, aunque es un texto bien claro: en el redil de las ovejas, el pastor entra por la puerta, los ladrones saltan por la tapia. Es una especie de introducción para las propuestas cristológicas de Juan. Esas afirmaciones, con toda su carga teológica, se expresan con el lenguaje de la revelación bíblica, con el «yo soy», que en el evangelio de Juan son de gran alcance teológico. Está construido, el conjunto, en dos momentos 1) vv. 1-5 sobre el buen pastor; 2) vv. 7-10 sobre Jesús como puerta.

III.2. En el AT Dios se reveló a Moisés con ese nombre enigmático de “Yhwh” (Yahvé) (el tetragrámaton divino) (algunos piensan que significa “yo soy el que soy”, aunque no está claro). Ahora, Jesús, el Señor, según lo entiende san Juan, no tiene recato en establecer la concreción de quién y de lo que siente. Y de la misma manera que se ha presentado en otros momentos como la verdad, la vida, la resurrección, la luz (cf. especialmente el discurso de revelación de Jn 14), ahora se nos presenta con la imagen del pastor, cuya tradición veterotestamentaria es proverbial, como nos muestra el hermoso Salmo 23. Si en este salmo se dice que “el Señor es mi pastor, nada me falta”, ahora el evangelista hace que Jesús lleve a cumplir ese deseo del salmista. Jesús, pues, es el que trae lo que nos hace falta para la vida. El salmo 23 es un poema de confianza; por tanto, las palabras de revelación del evangelio de hoy hablan a favor de una revelación para la confianza de los que le oyen y le siguen.

III.3. La imagen segunda, de la puerta, es la imagen de la libertad y de la confianza también: no se entra por las azoteas, por las ventanas, a hurtadillas, a escondidas. Sin puerta no hay entradas ni salidas, ni caminos ni proyectos. En el Antiguo Testamento se habla de las puertas del templo: “¡Abridme las puertas del triunfo y entraré para dar gracias al Señor! Esta es la puerta del Señor: ¡los vencedores entrarán por ella!” (Sal 118,19-20). Las puertas del templo o de la ciudad eran ya el mismo conjunto del templo o de la ciudad santa (es una metonimia = la parte por el todo). Por eso dice el Sal 122,2: “ya están pisando nuestros pies tus puertas Jerusalén”; cf. Sal 87,1-2; 118,21; etc.). Pasar por la puerta era el ¡no va más! para los peregrinos. Ahora Jesús es como la nueva ciudad y el nuevo templo para encontrarse con Dios. Porque a eso iban los peregrinos a la ciudad santa, a encontrarse con Dios. Pero desde Jesús podremos encontrarnos con Dios escuchando su voz y viviendo su vida allá donde estemos.

III.4. Jesús en este evangelio se propone, según la teología joánica, como la persona en la que podemos confiar; por Él podemos entrar y salir para encontrar a Dios y para encontrar la vida. Quien esté fuera de esa puerta, quien pretenda construir un mundo al margen de Jesús lo puede hacer, pero no hay otro camino para encontrarse con el Dios de vida y con la verdad de nuestra existencia. No es una pretensión altisonante, aunque la afirmación cristológica de Juan sea fuerte. Eso no quita que debamos mantener un respeto y una comprensión para quien no quiera o no pueda entrar por esa puerta, Jesús, para encontrar a Dios. Nosotros, no obstante, los que nos fiamos de su palabra, sabemos que él nos otorga una confianza llena de vida.

III.5. Se habla de un “entrar y salir” que son dos verbos significativos de la vida, como el nacer y el morir. En Jesús, puerta verdadera de la vida, ésta adquiere una dimensión inigualable. Por la fórmula de revelación, del “yo”, se quiere mostrar a Jesús que hace lo contrario de los ladrones que entran de cualquier manera en la casa, para robar, para matar, para llevarse todo lo que pueden. Jesús, puerta, “viene” para dar, para ofrecer la vida en plenitud (v. 10)

Fray Miguel de Burgos Núñez
Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

15 de abril – Cantaremos.

El tiempo pascual es como una anticipación del Reino futuro. Y esto hay que hacerlo ver y experimentar a los cristianos a través de los símbolos, de los gestos y de determinadas expresiones. Entre los símbolos hay que resaltar todo aquello que subraya el clima festivo: el órgano, los cantos, las flores, las luces, etc. . Entre las expresiones, la más significativa es el canto del aleluya. “Con razón pues -dice Eusebio de Cesarea- representando durante los días de la cincuentena la imagen del reposo futuro, nos mantenemos alegres y concedemos descanso al cuerpo como si ya estuviésemos gozando de la presencia del Esposo. Por eso no se nos permite ayunar”. Dentro de esta línea hay que interpretar el tono de las oraciones de este domingo: “Que tu pueblo, Señor, exulte siempre… y que la alegría de haber recobrado…” (colecta); “Recibe, Señor, la ofrenda de tu Iglesia exultante de gozo; y pues… nos diste motivo para tanta alegría… También en el prefacio se alude a la alegría y  la efusión del gozo pascual. (Musica Litúrgica)

CANTAREMOS:

      • El Señor resucitó, Aleluya
      • Te vengo a ofrecer
      • Resucitó, Aleluya
      • Te conocimos al partir el pan ……………… 194
      • Cantad al Señor, Aleluya

Evangelio (Jn 20,1-9): El amor vence a la muerte: la experiencia del discípulo verdadero

III.1. El texto de Juan 20,1-9, que todos los años se proclama en este día de la Pascua, nos propone acompañar a María Magdalena al sepulcro, que es todo un símbolo de la muerte y de su silencio humano; nos insinúa el asombro y la perplejidad de que el Señor no está en el sepulcro; no puede estar allí quien ha entregado la vida para siempre. En el sepulcro no hay vida, y Él se había presentado como la resurrección y la vida (Jn 11,25). María Magdalena descubre la resurrección, pero no la puede interpretar todavía. En Juan esto es caprichoso, por el simbolismo de ofrecer una primacía al *discípulo amado+ y a Pedro. Pero no olvidemos que ella recibirá en el mismo texto de Jn 20,11ss una misión extraordinaria, aunque pasando por un proceso de no “ver” ya a Jesús resucitado como el Jesús que había conocido, sino “reconociéndolo” de otra manera más íntima y personal. Pero esta mujer, desde luego, es testigo de la resurrección.

III.2. La figura simbólica y fascinante del *discípulo amado+, es verdaderamente clave en la teología del cuarto evangelio. Éste corre con Pedro, corre incluso más que éste, tras recibir la noticia de la resurrección. Es, ante todo, “discípulo”, y por eso es conveniente no identificarlo, sin más, con un personaje histórico concreto, como suele hacerse; él espera hasta que el desconcierto de Pedro pasa y, desde la intimidad que ha conseguido con el Señor por medio de la fe, nos hace comprender que la resurrección es como el infinito; que las vendas que ceñían a Jesús ya no lo pueden atar a este mundo, a esta historia. Que su presencia entre nosotros debe ser de otra manera absolutamente distinta y renovada.

III.3. La fe en la resurrección, es verdad, nos propone una calidad de vida, que nada tiene que ver con la búsqueda que se hace entre nosotros con propuestas de tipo social y económico. Se trata de una calidad teológicamente íntima que nos lleva más allá de toda miseria y de toda muerte absurda. La muerte no debería ser absurda, pero si lo es para alguien, entonces se nos propone, desde la fe más profunda, que Dios nos ha destinado a vivir con El. Rechazar esta dinámica de resurrección sería como negarse a vivir para siempre. No solamente sería rechazar el misterio del Dios que nos dio la vida, sino del Dios que ha de mejorar su creación en una vida nueva para cada uno de nosotros.

III.4. Por eso, creer en la resurrección, es creer en el Dios de la vida. Y no solamente eso, es creer también en nosotros mismos y en la verdadera posibilidad que tenemos de ser algo en Dios. Porque aquí, no hemos sido todavía nada, mejor, casi nada, para lo que nos espera más allá de este mundo. No es posible engañarse: aquí nadie puede realizarse plenamente en ninguna dimensión de la nuestra propia existencia. Más allá está la vida verdadera; la resurrección de Jesús es la primicia de que en la muerte se nace ya para siempre. No es una fantasía de nostalgias irrealizadas. El deseo ardiente del corazón de vivir y vivir siempre tiene en la resurrección de Jesús la respuesta adecuada por parte de Dios. La muerte ha sido vencida, está consumada, ha sido transformada en vida por medio del Dios que Jesús defendió hasta la muerte.

Fray Miguel de Burgos Núñez
Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

Comentario Bíblico. La hora de la verdad es la hora de la muerte y ésta, de la gloria

III.1. El texto de Juan nos ofrece hoy una escena muy significativa que debemos entender en el contexto de toda la «teología de la hora» de este evangelista. La suerte de Jesús está echada, en cuanto los judíos, sus dirigentes, ya han decidido que debe morir. La resurrección de Lázaro (Jn 11), con lo que ello significa de dar vida, ha sido determinante al respecto. Los judíos, para Juan, dan muerte. Pero el Jesús del evangelio de Juan no se deja dar muerte de cualquier manera; no le roban la vida, sino que la quiere entregar El con todas sus consecuencias. Por ello se nos habla de que habían subido a la fiesta de Pascua unos griegos, es decir, unos paganos simpatizantes del judaísmo, “temerosos de Dios”, como se les llamaba, que han oído hablar de Jesús y quieren conocerle, como le comunican a Felipe y a Andrés. Es entonces cuando Jesús, el Jesús de san Juan, se decide definitivamente a llegar hasta las últimas consecuencias de su compromiso. El judaísmo, su mundo, su religión, su cerrazón a abrirse a una nueva Alianza había agotado toda posibilidad. Una serie de “dichos”: sobre el grano de trigo que muere y da fruto (v.24); sobre el amar y perder la vida (v. 25) (como en Mc 8,35; Mt 10,39; 16,25; Lc 9,24; 17,33) y sobre destino de los servidores junto con el del Maestro, abren el camino de una “revelación” sobre el momento y la hora de Jesús.

III.2. Efectivamente las palabras que podemos leer sobre una experiencia extraordinaria de Jesús, una experiencia dialéctica, como en la Transfiguración y, en cierta manera, como la experiencia de Getsemaní (Mc 14,32-42; Mt 26,36-46; Lc 22,39-46) son el centro de este texto joánico, que tiene como testigos no solamente a los discípulos que eran judíos, sino a esos griegos que llegaron a la fiesta e incluso la multitud que escuchó algo extraordinario. Muchos comentaristas han visto aquí, adelantado, el Getsemaní de Juan que no está narrado en el momento de la Pasión. En eso caso puede ser considerado como la preparación para la “hora” que en Juan es la hora de la muerte y esta, a su vez, la hora de la gloria. El evangelista, después de la opinión de Caifás tras la resurrección de Lázaro de que uno debía morir por el pueblo (Jn 11,50s), está preparando todo para este momento que se acerca. Ya está decidida la muerte, pero esa muerte no llega como ellos creen que debe llegar, sino con la libertad soberana que Jesús quiere asumir en ese momento.

III.3. Por tanto, era como si se Él esperara un momento como este para ir a la muerte: ha llegado la hora que se ha venido preparando desde el comienzo del evangelio, es la hora de la verdad, de la pasión-glorificación. Y Jesús, con una conciencia absoluta de su misión, nos habla del grano de trigo, que si no cae en tierra y muere, no puede dar fruto. La vida verdadera solamente se consigue muriendo, dándola a los demás. Es verdad que esta decisión, hablando desde la psicología de Jesús, no se toma olímpicamente o con desprecio; le cuesta entregarse a la muerte en aquellas condiciones. Por eso recibe el consuelo de lo alto para ir hasta el final, y antes de que le secuestren su vida, la entrega como el grano de trigo. El ama su vida entregándola a los demás, poniéndola en las manos de Dios y de los hombres. Todo parece demasiado extraordinario; en Juan no puede ser de otra manera, pero también es muy humano. Jesús no tiene miedo a la hora de la verdad, porque confía plenamente en el Padre, y advierte que los suyos tenga también esta misma disposición.

III.4. Los vv. 31-33 nos describen, con un lenguaje apocalíptico, la victoria sobre la muerte en la cruz. Esta es una teología muy propia de Juan que no ha visto en la cruz fracaso alguno de Jesús; al contrario, es desde la cruz desde donde “atraerá” al mundo entero (cf Jn 3,14-15; 8,28). Y ello no porque Juan pensara que Jesús resucitaba en la cruz, en el mismo momento de la muerte, como actualmente se está defendiendo, razonablemente, en muchos escritos teológicos. Sino porque la muerte de Jesús le confiere un poderío inconmensurable. La muerte no se la imponen, no es la consecuencia de un juicio injusto o inhumano, sino porque es el mismo Jesús quien la “busca” como el grano de trigo que necesita morir para “tener vida” y porque provoca el juicio sobre el mundo, sobre la falsedad del poder y la mentira del mundo. La hora de Jesús es la hora de la cruz, porque es la hora de la verdad de Dios. Y entonces, la mentira del mundo quedará al descubierto. Pero Jesús “atraerá” a todos los hombres hacia El, hacía su hora, hacia su verdad, hacia su vida nueva.

Fray Miguel de Burgos Núñez
Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

Semana Santa 2018

PARROQUIA SAN ANDRÉS APÓSTOL
Capilla La Milagrosa, Calle Norte 1, Urb. El Placer, Caracas. Tel. 0212-9620031


Programa de Semana Santa 2018


Domingo, 25 de marzo “Bendito el que viene en nombre del Señor (Mt 21,9)
12:00 m MISA DEL DOMINGO DE RAMOS
Con la bendición de las palmas
Lunes, 26 de Marzo Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania” (Jn 12,1-11)
6:00 p.m. MISA DEL LUNES SANTO
Martes, 27 de marzo “Yo les aseguro que uno de Ustedes me va a entregar”                      (Jn 13,21)”
6:00 p.m. MISA DEL MARTES SANTO
Miércoles, 28 de marzo “Ofrecí la espada a los que me golpeaban” (ls 50,6)
6:00 p.m. MISA EN HONOR DEL NAZARENO
PROCESIÓN CON LA IMAGEN DEL NAZARENO
Jueves, 29 de marzo “Este es mi cuerpo que se entrega por Ustedes” (1 Cor 11,24)
9:00 a.m. EN LA CATEDRAL DE CARACAS : MISA CRISMAL
6:00 p.m. MISA VESPERTINA DE LA CENA DEL SEÑOR
Con el lavatorio de los pies.
Hasta las 9:00 p.m. Adoración del Santísimo Sacramento reservado en el Monumento
Viernes, 30 de marzo “Uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza, e inmediatamente salió sangre y agua” (Jn 19,34)
Desde las 9:00 a.m. Adoración del Santísimo Sacramento reservado en el Monumento
4:00 p.m. LITURGIA DEL VIERNES SANTO
Con la adoración de la Santa Cruz
Sábado, 31 de marzo “Yo sé que buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí
ha resucitado (Mt 28, 5-6)
7:00 p.m. VIGILIA PASCUAL
Con la bendición del fuego, el pregón pascual, la bendición del agua y la renovación de las promesas bautismales
Domingo, 1 de abril “Hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos” (Jn 20,9)
12:00 m. MISA DEL DOMINGO DE RESURECCIÓN
Después de la Misa Actividad para los niños: búsqueda de los huevos de Pascua…

Comentario Bíblico–IV Domingo de Cuaresma /B

III.2. Los vv. 16-21 aportan, pues, una reflexión del evangelista y no palabras de Jesús propiamente hablando. Esto puede causar sorpresa, pero es una de las ideas más felices de la teología cristiana. Dios ha entregado a su Hijo al mundo. En esto ha mostrado lo que le ama. Además, Dios lo ha enviado, no para juzgar o condenar, sino salvar lo que estaba perdido. Si existe alguna doctrina más consoladora que esta en el mundo podemos arrepentirnos de ser cristianos. Pero creo que no existe. El v.18 es una fuente de reflexión. La condena de los hombres, el juicio, no lo hace Dios. Lo ha dejado en nuestras manos. La cuestión está en creer o no creer en Jesús. El juicio cristiano no es un episodio último al que nos presentamos delante de un tribunal para que le diga si somos buenos o malos. ¡No! sería una equivocación ver las cosas así, como muchos las ven apoyado en Mt 25. Los cristianos experimentamos el juicio en la medida en que respondemos a lo que Señor ha hecho por nosotros. El juicio no se deja para el final, sino que se va haciendo en la medida en que vivimos la vida nueva, la nueva creación a la que hemos sido convocados. Estas imágenes de la luz y las tinieblas son muy judías, del Qumrán, pero a Juan le valen para expresar la categoría del juicio.

III.3. El evangelio de Juan es muy sintomático al respecto, ya que usa muchas figuras y símbolos (el agua, el Espíritu, la carne, la luz, el nacer de nuevo, las tinieblas) para poner de manifiesto la acción salvadora de Jesús. El diálogo es de gran altura, pero en él prevalece la afirmación de que el amor de Dios está por encima de todo. Aquí se nos ofrece una razón profunda de por qué Dios se ha encarnado: porque ama este mundo, nos ama a nosotros que somos los que hacemos el mundo malo o bueno. Dios no pretende condenarnos, sino salvarnos. Esta es una de las afirmaciones más importantes de la teología del NT, como lo había sido de la teología profética del AT. Dios no lleva al destierro, Dios no condena, Dios, por medio de su Hijo que los hombres hemos “elevado” (para usar la terminología teológica joánica del texto) a la cruz, nos salva y seguirá salvando siempre. Incluso el juicio de la historia, como el juicio que todo el mundo espera, lo establece esta teología joánica  en aceptar este mensaje de gracia y de amor. El juicio no está en que al final se nos declare buenos o perversos, sino en aceptar la vida y la luz donde está: en Jesús.

Fray Miguel de Burgos Núñez
Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

Cantaremos – IV Domingo de Cuaresma /B

El que obra perversamente detesta la luz. Parece que en nuestro tiempo esta enseñanza del Evangelio no se corresponde con la realidad…. Nunca como ahora se ha exhibido tanto el mal, se le publicita se le hace propaganda. No solo se le justifica, Se le exalta y se le hace honra. Los que aman la verdad, los que luchan por la verdad no aparecen en los periódicos, son ignorados…. Asistimos a una especie de vuelco de la declaración de Jesús, el bien es burlado, difamado, condenado a la oscuridad, Y el mal exaltado, es como si el mal despertara simpatía…También cuando están por medio nuestros defectos, preferimos la oscuridad, la claridad y la trasparencia la queremos para los otros.´ No solemos tener coraje para reconocer nuestras culpas. La palabra de Dios es luz fastidiosa, distinta. Es esencialmente reveladora del pecado del hombre . Para recibir el perdón de Dios debemos permitir que esa palabra nos eche en cara nuestro pecado y reconocer nuestra culpa. Cristo ha venido para que el mundo se salve por él, se inclina hacia nosotros. Y la luz que nos brinda, aunque incómoda, es una luz que nos permite caminar en la verdad y en el bien. Pongámonos a caminar con él, por esa senda.

CANTAREMOS:

      • Que alegría cuando me dijeron ………………………………….………….. 152
      • Este es el ayuno …………………………………………………………………..   86
      • Como el ciervo …………………………………………………………………….   54
      • Al atardecer ……………………………………………………………………..…     3
      • Dame un nuevo corazón …………………………………………..…………..   64

Cantaremos . III Domingo de Cuaresma /B

Los mercaderes en el templo son más numerosos de lo que ordinariamente se piensa. Es preciso decirlo bien claro: en la iglesia no se permite hacer ningún comercio, ni siquiera el comercio o negocio de la salvación .  Son muchos los motivos por los que la gente va a la iglesia….. Podríamos pensar que algunos ponen en práctica otras formas de mercado. Recurrir al Señor con la oración, por ejemplo,  sólo cuando estamos con el agua al cuello y nos urge su intervención para sacarnos del apuro, es uno de esos negocios. En una palabra, ponemos a Dios a nuestra disposición y no nosotros a disposición de Dios.  Jesús ha querido limpiar el templo, como lo hizo en el templo de Jerusalén, en el patio de los gentiles.  Cristo ha considerado a los amigos del templo precisamente como a los más peligrosos enemigos del templo….  Podemos aprender en cabeza ajena: los peores enemigos del cristianismo no han de buscarse fuera, sino dentro de su recinto sagrado.  El peligro para la Iglesia no viene de fuera; viene de dentro, viene de los mismos cristianos, de los que se dicen cristianos cuando en realidad tienen muy poco o nulo interés en conocerlo, en conocer su mensaje y mucho menos en vivirlo.

CANTAREMOS:

      • Reunidos en el nombre del Señor ………………………….…………. 119
        • Señor ten piedad
        • Gloria a Ti Señor Jesús, Antífona
      • Este es el momento ………………………………………………………….  73
      • Como el siervo al agua va …………………………………………………   54
      • A comer tu pan ………………………………………………………….……   18
      • Alabaré ……………………………………………………………………….….   17

Comentario Bíblico. II Domingo de Cuaresma /B

III.3. La decisión de Jesús de bajar del monte de la transfiguración y seguir caminando hacia Jerusalén, lugar de la Pasión, es la decisión irrevocable de transformar el mundo, la religión y la vida. Es verdad que eso le llevará a la muerte. Esa decisión tan audaz, como decisión de una misión que ahora se confirma en su experiencia con lo divino, con la voz del Padre, no le llevará directamente al triunfo, sino a la muerte. Pero el triunfo de la resurrección lo ha podido contemplar, a su manera, en ese contacto tan intenso con el misterio de Dios. Dios le ha revelado su futuro, la meta, la victoria de la vida sobre la muerte. Y ahí está su confianza para seguir su camino y hacer que le acompañen sus discípulos. Estos seguirán sin entenderlo, sin aceptarlo, preparándose o discutiendo sobre un premio que no llegará de la forma que lo esperaban. Del cielo se ha oído un mandato: “escuchadlo”, pero no lo escuchan porque su mentalidad es bien otra. Jesús los ha asomado un poco a la “gloria” de una vida nueva y distinta, pero no lo han entendido todavía. El relato, desde luego, es cristológico, (no hay duda!, pero Marcos también quiere que sea pedagógico para la comunidad: la vida verdadera no se goza “plantándose” en este mundo, en esta historia, en nuestros proyectos. Está en las manos de Dios.

Fray Miguel de Burgos Núñez
Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura