Categoría: Evangelio

El evangelio dominical primordialmente.

15 de Noviembre . XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario /B

Evangelio según san Marcos (13, 24-32)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán.
Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte.
Aprendan de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas,deducid que el verano está cerca; pues cuando vean ustedes suceder esto, sepan que él está cerca,a la puerta. Les aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre.»

El genio del cristianismo.

Davide Perillo.

Web : Huellas.org

Hará falta leerlo, retomarlo, estudiarlo a fondo. Y hará falta trabajar sobre ello aunque solo sea para empezar a darse cuenta de la riqueza que ofrece a la Iglesia. Pero el impacto es tal que ya ahora, en caliente, puede ser de ayuda señalar algunos puntos del histórico discurso que el papa Francisco ha dado en el Congreso de la Conferencia Episcopal Italiana en Florencia. Sin la más mínima pretensión de definir nada, faltaría más. Solo para enfocar mejor lo que ha sucedido en muchos de nosotros al escucharlo. Para darnos más cuenta de por qué, de pronto, lo hemos percibido como un shock benéfico, un golpe que sorprende y al mismo tiempo alegra.

Empecemos por el principio, conmovido (bastaba con mirar al Papa a la cara) y conmovedor. La mirada fija en el Ecce homo de Santa Maria del Fiore. «Solo podemos hablar de humanismo partiendo de la centralidad de Jesús, descubriendo en Él los rasgos del verdadero rostro del hombre. La contemplación del rostro de Jesús muerto y resucitado recompone nuestra humanidad, aun fragmentada por las fatigas de la vida o marcada por el pecado. No debemos domesticar la potencia del rostro de Cristo. Es el misericordiae vultus. Dejémonos mirar por Él, Jesús es nuestro humanismo. Dejémonos inquietar siempre por su pregunta: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”».

El centro es Cristo. Y con Él, el método de Dios. Totalmente misterioso, imprevisible, porque si miramos a Cristo vemos «el rostro de un Dios “despojado”, un Dios que ha asumido la condición de siervo, humillado y obediente hasta la muerte». Un camino impensable para nosotros. Pero «no veremos nada de su plenitud si no aceptamos que Dios se ha despojado».

Sorprendente. Más aún: sobrecogedor, si no lo damos por descontado. Un Dios que se hace siervo. Una concepción del hombre y de la vida que nacen de esa inversión de categorías tal como las solemos tener nosotros en mente.

Basta tomar en serio estas primeras frases -no considerarlas como premisas obvias- para darse cuenta de que en las palabras del Papa hay mucho más que una invitación a la Iglesia a «distanciarse de la obsesión por el poder», como han subrayado las primerísimas lecturas hechas -con razón- por los periódicos.

En esos rasgos de un humanismo planteado «no en abstracto», sino identificando «los sentimientos de Cristo», en ese triple subrayado de «humildad», «desinterés» y «dicha» (esa alegría del Evangelio que se experimenta «cuando somos pobres de espíritu»), está el corazón de la contribución que la Iglesia puede ofrecer a la sociedad italiana.

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8 de Noviembre–Domingo XXXII del Tiempo Ordinario /B

Evangelio según san Marcos (Mc I2 – 38,44)

En aquel tiempo [enseñaba Jesús a la multitud y les decía:
–¡Cuidado con los letrados! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas con pretexto de largos rezos. Esos recibirán una sentencia más rigurosa.]
Estando Jesús sentado enfrente del cepillo del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos les dijo:
–Les aseguro que esa pobre viuda ha echado en el cepillo más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.

1 de Noviembre – Domingo de Todos los Santos /B

Evangelio según san Mateo (Mt 5-1,12a)

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles:
–«Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos los sufridos,
porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia,
porque ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz,
porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos ustedes cuando los insulten y los persigan y los calumnien de cualquier modo por mi causa. Estén alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.»

28 de Octubre – XXX Domingo del Tiempo Ordinario /B

Evangelio según san Marcos (Mc 10,46-52)

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó en compañía de  sus discípulos y de mucha gente, un ciego Bartimeo (el hijo de Timeo) se hallaba sentado al borde del camino pidiendo limosa. Al oír que el que pasaba era Jesús Nazareno, comenzó a gritar:
–Jesús hijo de David, ten compasión de mí.
Muchos le reprendían para que se callara. Pero él seguía gritando todavía más fuerte:
–Hijo de David, ten compasión de mí.
Jesús se detuvo y dijo:
–Llámenlo.
Y llamaron al ciego diciéndole:
–¡Ánimo!, levántate, porque él te llama.
El ciego tiró su manto; de un salto se puso en pie y se acercó a Jesús.
Entonces Jesús le dijo:
–¿Qué quieres que haga por ti?
El ciego le contestó:
–Maestro, que pueda ver.
Jesús le dijo:
–Vete, tu fe te ha salvado. 
Al momento recobró la vista y comenzó a seguirlo por el camino.

18 de Octubre – XXIX Domingo del Tiempo Ordinario /B

Evangelio según San Marcos (Mc 10,35-45)

En aquel tiempo [se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
–Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte.
Él les dijo:
–¿Qué es o que desean?
Le respondieron:
–Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.
Jesús replicó:
–No saben lo que piden, ¿Podrán pasar la prueba que yo voy a pasar y recibir el bautismo con que seré bautizado?
Le respondieron:
–Si podemos.
Y Jesús les dijo:
–El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, reuniéndolos, les dijo: (en la fórmula abreviada: reuniendo a los Doce, les dijo:)
–Ya saben que los jefes de las naciones las gobiernan como si fueran sus dueños y los poderosos las oprimen. Pero no debe ser así entre ustedes. Al contrario : el que quiera ser grande entre ustedes, que sea su servidor; y el que quiera ser el primero, que sea esclavo de todos. Porque el Hijo del Hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida por la redención de todos.

11 de Octubre–XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario /B

Evangelio según san Marcos (Mc 10,17-30)

En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó un hombre corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó:
–Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?
Jesús le contestó:
–¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno sino sólo Dios.
Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honrarás a tu padre y a tu madre.
Entonces él le contestó:
–Maestro, todo eso lo he cumplido desde muy joven.
Jesús se le miró con amor y le dijo:
– Solo una cosa te falta: Ve, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres  y así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme.
Pero al oír estas palabras, el hombre se entristeció y se fue apesadumbrado, porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo entonces a sus discípulos:
–¡Qué difícil les va a ser a los ricos, entrar en el Reino de Dios!
Los discípulos se quedaron sorprendidos ante estas estas palabras; pero Jesús insistió:
–Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el Reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios.
Ellos se asombraban todavía más y comentaban entre sí:
–Entonces, ¿quién puede salvarse?
Jesús mirándolos fijamente  les dijo:
–Es imposible para los hombres, mas no para Dios. Para Dios todo es posible.
Entonces Pedro le dijo a Jesús:
–Señor ya ves que nosotros lo hemos dejado todo para seguirte. Jesús le respondió:
–Yo les aseguro: Nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, dejará de recibir en esta vida, el ciento por uno en casas , hermanos , hermanas , madres , hijos y tierras, junto con persecuciones, y en en el otro mundo, la vida eterna.

27 de Septiembre – XXVI Domingo del Tiempo Ordinario/B

Evangelio según san Marcos (MC 9,38-43.45.47-48)

En aquel tiempo, Juan le dijo a Jesús:
–Hemos visto a uno que expulsaba a los demonios en tu nombre, y como no es de los nuestros se lo prohibimos.
Pero Jesús le respondió:
–No se lo prohíban, porque no hay ninguno que haga milagros en mi nombre que luego sea capaz de hablar mal de mí. Todo aquel que no está contra nosotros está a nuestro favor.
Todo aquel que les dé a beber un vaso de agua, por el hecho que son de Cristo, les aseguro que no se quedará sin recompensa. Al que sea ocasión de pecado para esta gente sencilla que cree en mí, más le valdría que le pusieran al cuello una de esas enormes piedra de molino y lo arrojaran al mar. Si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela; pues más te vale entrar manco en la vida eterna que ir con las dos manos al lugar de castigo, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado , córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida eterna, que con tus dos pies ser arrojado al lugar de castigo.
Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios que ser arrojado con tus dos ojos al lugar de castigo, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.

20 de Septiembre – XXV Domingo del Tiempo Ordinario /B

Evangelio según san Marcos (Mc 9,30-37)

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaban Galilea, pero él no quería que nadie lo supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía:
–El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres; le darán muerte, y tres días después de muerto, resucitará.
Pero ellos no entendían aquellas palabras, y tenían miedo de pedir explicaciones .
Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó:
–¿De qué discutían por el camino?
Pero ellos se quedaron callados,porque en el camino habían discutido sobre quién de ellos era el más importante. Entonces Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
–Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.
Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
–El que reciba en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe. Y el que me reciba a mí, no me recibe a mí, sino a aquel que me ha enviado.