Categoría: Evangelio

El evangelio dominical primordialmente.

13 de Septiembre – XXIV Domingo del Tiempo Ordinario /B

Evangelio según san Marcos (Mc 8,27-35)

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a los poblados de Cesarea de Filipo. Por el camino les hizo esta pregunta:
–¿Quién dice la gente que soy yo?
Ellos le contestaron:
–Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros que Elías; y otros, que alguno de los profetas. Entonces él les preguntó:
–Y ustedes ¿quién dicen que soy yo?
Pedro le contesto:
–Tú eres el Mesías.
Y él les ordenó que no se lo dijeran a nadie.
Y luego se puso a explicarles:
–Que era necesario que el Hijo del Hombre padeciera mucho, que fuera rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que fuera entregado a la muerte y resucitara al tercer día.
Todo esto lo dijo con entera claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y trataba de disuadirlo. Jesús se volvió, y mirando a sus discípulos reprendió a Pedro con estas palabras:
–¡Apártate de mi, Satanás ! ¡Tú no juzgas según Dios, sino según los hombres.
Después llamó a la multitud y a sus discípulos y les dijo:
–El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi y por el Evangelio, la salvará.

6 de Septiembre – XXIII Domingo del Tiempo Ordinario /B

Evangelio según san Marcos (Mc 7,31-37)

En aquel tiempo, salió Jesús de la región de Tiro, y vino de nuevo por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la región de  Decápolis. Le llevaron entonces a un hombre sordo, y tartamudo, y le suplicaban que le impusiera las manos.
El lo apartó a un lado de la gente, le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. Después mirando al cielo, suspiró y le dijo:
–Effetá (esto es, «¡ábrete!»).
Al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y empezó a hablar sin dificultad.
Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, ellos con más insistencia lo proclamaban; y todos estaban asombrados y decían:
–¡Que bien lo hace todo!. hace oír a los sordos y hablar a los mudos.

30 de Agosto–XXII Domingo del Tiempo Ordinario /B

Evangelio según san Marcos (Mc 7,7-8.14-15.21-23)

En aquel tiempo se acercó a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén . Viendo que algunos de los discípulos de Jesús comían con las manos impuras ,es decir, sin habérselas lavado, los fariseos y escribas le preguntaron :(Los fariseos, como los demás judíos no comen sin lavarse antes las manos hasta el codo, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes las manos hasta el codo , y se aferran a otras muchas tradiciones de sus mayores; al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones, y observan muchas otras cosas por tradición, como purificar los vasos, las jarras y las ollas.)
Según eso, los fariseos y los letrados preguntaron a Jesús:
–¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen tus discípulos la tradición de los mayores?
Jesús les contestó:
– Que bien profetizó Isaías de ustedes, hipócritas, cuando escribió:
¡Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Es inútil el culto que me rinden, porque enseñan doctrinas que no son sino preceptos humanos!
Ustedes dejan a un lado el mandamiento de Dios para aferrarse a las tradiciones de los hombres.
Después Jesús llamó a la gente y les dijo:
–Escúchenme todos y entiéndame. Nada que entre de fuera puede manchar al hombre; lo que si lo mancha es lo que sale de dentro; porque del corazón del hombre salen las intenciones malas, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las injusticias, los fraudes, el desenfreno, la envidia, la difamación, el orgullo, la frivolidad. Todas estas maldades salen de dentro y manchan al hombre.

23 de Agosto – Domingo XXI del Tiempo Ordinario /B

Evangelio según san Juan (Jn 6,55.60-60-69)

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida”. Al oír sus palabras muchos discípulos de Jesús dijeron:
–Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir eso?
Dándose cuenta Jesús que sus discípulos murmuraban les dijo:
–¿Esto los escandaliza?, ¿Qué sería si vierais al Hijo del Hombre subir a donde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida, y a pesar de esto algunos de ustedes no creen.
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo habría de traicionar. Después añadió:
–Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.
Desde entonces muchos de sus discípulos suyos se echaron para atrás y ya no querían andar con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce:
–¿También ustedes quieren dejarme?
Simón Pedro le respondió:
–Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.

2 de Agosto – XVIII Domingo del Tiempo Ordinario /B

Evangelio según san Juan (Jn 6,24-35)

En aquel tiempo, cuando la gente vio que en aquella parte del lago no estaban Jesús ni sus discípulos, se embarcaron y fueron a Cafarnaún para buscar a Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
–Maestro, ¿cuándo llegaste acá?
Jesús les contestó:
–Yo les aseguro que ustedes no me andan buscando por haber visto señales milagrosas, sino por haber comido de aquellos panes hasta saciarse.
No trabajen por ese alimento que se acaba, sino por el alimento que dura para la  vida eterna y que les dará el Hijo del Hombre; porque a éste el Padre Dios lo ha marcado con su sello. Ellos le dijeron:
–¿Qué necesitamos para llevar a cabo las obras de Dios ?
Respondió Jesús:
–La obra de Dios consiste en que crean en aquel a quien él ha enviado.
Entonces la gente le preguntó a Jesús:
–¿Qué señal  vas a realizar tú, para que la veamos y podamos creerte? ¿Cuales son tus obras? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: «Les dio a comer pan del cielo».
Jesús les respondió:
–Yo les aseguro: no fue Moisés quien les dio pan del cielo; es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que baja del cielo y da la vida al mundo.
Entonces le dijeron:
–Señor, danos siempre de ese pan.
Jesús les contestó:
–Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed.

26 de Julio. XVII Domingo del tiempo Ordinario /B

Evangelio según san Juan (Jn 6,1-15)

En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra orilla del mar de Galilea o lago de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto las señales milagrosas que hacía curando a los enfermos.
Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos.
Estaba cerca la Pascua, festividad de los judíos. Viendo Jesús que mucha gente lo seguía, le dijo a Felipe:
–¿Cómo compraremos pan para que coman éstos ? (Le hizo esta pregunta para ponerlo a prueba , pues él bien sabía lo que iba a hacer).
Felipe le contestó:
– Ni doscientos denarios bastarían para que a cada uno le tocara un pedazo de pan.
Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro le dijo:
–Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados, pero, ¿qué es eso para tanta gente?
Jesús le respondió:
–Díganle a la gente que se siente.
En aquel lugar había mucha hierba. Todos se sentaron ahí y tan sólo los hombres eran unos cinco mil.
En seguida Jesús tomó los panes, y después de dar gracias a Dios ,se los fue repartiendo a los que se habían sentado a comer. Igualmente les fue dando de los pescados todo lo que quisieron.
Después de que todos  se saciaron, dijo a sus discípulos:
–Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdicien.
Los recogieron y con los pedazos que sobraron de los cinco panes llenaron doce canastas. .
Entonces la gente , al ver la señal milagrosa que Jesús había hecho, decía:
–Este es, en verdad, el profeta que tenía que había de venir al mundo.
Pero Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró de nuevo a la montaña, él solo.

19 de Julio – XVI Domingo del Tiempo Ordinario/B

Evangelio según San Marcos (Mc 6,30-34)

En aquel tiempo los Apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Entonces él les dijo:
–Vengan conmigo a un lugar solitario,para que descansen un poco. Porque eran tantos los que iban y venían, que no les dejaban tiempo ni para comer.
Jesús y sus apóstoles se dirigieron en una barca a un lugar apartado y tranquilo. La gente los vio irse y los reconoció; entonces de todas los poblados fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Cuando Jesús desembarcó vio que lo estaba esperando y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.

12 de Julio – Domingo XI del Tiempo Ordinario /B

Evangelio según San Marcos (Mc 6,7-13)

En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce, los envió de dos en dos y les dio poder sobre los espíritus inmundos. Les mandó no llevaran nada para el camino: ni pan, ni mochila, ni dinero en el cinto, sino únicamente un bastón, sandalias y una sola túnica.

Y les dijo: “ Cuando entren en una casa, quédense en ella hasta que se vayan de ese lugar. Si en alguna parte no los reciben ni los escuchan, al abandonar ese lugar, sacúdanse el polvo de los pies, como una advertencia para ellos”.

Los discípulos se fueron a predicar el arrepentimiento. Expulsaban a los demonios, ungían con aceite a los enfermos y los curaban.

5 de Julio – Domingo XIV del Tiempo Ordinario /B

Evangelio según san Marcos (Mc 6,1-6)

En aquel tiempo fue Jesús a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, se puso a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba se preguntaba con asombro:
–¿De dónde aprendió este hombre tantas cosas? ¿De dónde viene esa sabiduría y ese poder para hacer milagros?  ¿ Qué no es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago , José , Judas y Simón? ¿No viven aquí, entre nosotros, sus hermanas ? Y estaban desconcertados.
Pero Jesús les dijo:
–Todos honran a un profeta, menos los de su tierra, sus parientes y los de su casa.
Y no pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y estaba extrañado de la incredulidad de aquella gente. Luego, se fue a enseñar en los pueblos vecinos.