Categoría: Evangelio

El evangelio dominical primordialmente.

6 de Julio. Domingo XIV del Tiempo Ordinario /A

Evangelio según san Mateo ( Mt 11,25-30)

En aquel tiempo, exclamó Jesús:
– «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor.
Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Vengan a mi todos los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

19 de Junio. Corpus Christi.

Evangelio según san Juan (6,51-58)

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»
Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.»

1 de Junio- Domingo, Ascensión del Señor, S

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea,y subieron al monte que Jesús les había indicado.
Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo:
-«Me ha sido dado todo el poder en el cielo y en la tierra.
Vayan pues y enseñen a todas las naciones,  bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo cuanto yo les he mandado.
Y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.»

25 de Mayo. VI Domingo de Pascua /A

Evangelio según san Juan (Jn 14,15-21)

En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: “ Si me aman, cumplirán mis mandamientos; yo le rogaré al Padre y él les enviará otro Consolador que esté siempre con ustedes, el Espíritu de verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; ustedes, en cambio, sí lo conocen, porque habita entre ustedes.

No los dejaré desamparados, sino que volveré a ustedes. Dentro de poco, el mundo no me verá más, pero ustedes si me verán, porque yo permanezco vivo y ustedes también vivirán. En aquel día entenderán que yo estoy en mi Padre, y ustedes en mí y yo en ustedes.

El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése me ama. Al que me ama a mí. lo amará mi Padre, yo también lo amaré y me manifestaré a él”.

18 de Mayo. V Domingo de Pascua /A

Evangelio según San Juan (Jn 14,1-12)

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No pierdan la paz. Si creen en Dios, crean también en mí. En la casa del Padre hay muchas habitaciones. Si no fuera así, yo se lo habría dicho a ustedes, porque voy a prepararles un lugar. Cuando me vaya y les prepare un sitio, volveré y los llevaré conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes. Y ya saben el camino para llegar al lugar a donde voy.

Entonces Tomás le dijo: “Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?” Jesús le respondió: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es por mí. Si ustedes me conocen a mí, conocen también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto”.

Le dijo Felipe: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”. Jesús le replicó: “Felipe, tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Entonces por qué me dices: `Muéstranos al Padre´? ¿O no crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les digo, no las digo por mi propia cuenta. Es el Padre y el Padre está en mí. Si no me dan fe a mí,créanlo por las obras. Yo les aseguro: el que crea en mí, hará las obras que hago yo y las hará aún mayores, porque yo me voy al Padre.

4 de Mayo–III Domingo de Pascua /A

Evangelio según san Lucas (Lc 24,13-35)

El mismo día de la resurrección , iban dos de los discípulos de Jesús hacia un pueblo llamado Emaús, situado a unos once kilómetros de Jerusalén, y comentaban todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús se les acercó y comenzó a caminar con ellos; pero los ojos de los dos discípulos estaban velados y no lo reconocieron. Él les preguntó: «¿De qué cosas vienen hablando, tan llenos de tristeza?»
Uno de ellos llamado Cleofás, le respondió: «¿Eres tú el único forastero que no sabes lo que ha sucedido estos días en Jerusalén?»
Él les preguntó: «¿Qué cosa?»
Ellos le respondieron: «Lo de Jesús, el Nazareno, que era un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo. Cómo  los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él sería el liberador de Israel, y sin embargo,han pasado ya tres días desde que estas cosas sucedieron. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han desconcertado: pues fueron de madrugada al sepulcro, no encontraron su cuerpo, y llegaron contando que se les había aparecido unos ángeles, que les dijeron que estaba vivo. Algunos de nuestros compañeros  fueron al sepulcro y lo hallaron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron.»
Entonces Jesús les dijo: «¡Qué insensatos son ustedes y que duros de corazón para creer todo lo anunciado por los profetas! ¿Acaso no era necesario que el Mesías padeciera esto y así  entrara en su gloria?» Y, comenzando por Moisés y siguiendo con todos los profetas, les explicó todos los pasajes de la Escritura que se referían a él.
Ya cerca del pueblo a donde se dirigían, él hizo como que iba más lejos; pero ellos le insistieron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque ya es tarde y pronto va a oscurecer.»
Y entró para quedarse con ellos. Cuando estaban a la mesa, tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció.
Y ellos se decían el uno al otro: «¡Con razón nuestro corazón ardía mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras!»
Se levantaron inmediatamente y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, los cuales les dijeron: «De veras ha resucitado el Señor y se le ha aparecido a Simón.»
Entonces ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

27 de Abril- II Domingo de Pascua de la Divina Misericordia /A

Evangelio según san Juan (Jn 20,19-31)

Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos,
se presentó Jesús, en medio de ellos  y les dijo: «La Paz esté con ustedes.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús : «La Paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo.»
Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Reciban al Espíritu Santo; a quienes les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y  a quienes no se los perdonen, les quedarán sin perdonar.»
Tomás, uno de los Doce, llamado el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.»
Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.» Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: «La Paz esté con ustedes.»
Luego le dijo a Tomás: «Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano,  métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree.»
Tomás le respondió: «¡Señor mío y Dios mío!»
Jesús añadió: «Tu crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto.»
Otras muchas señales milagrosas hizo Jesús en presencia de sus discípulo, pero no están escritos en este libro. Se escribieron éstas para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre.

19 de Abril. Sábado Santo, Solemne Vigilia Pascual.

Evangelio según San Mateo (Mt 28,1-10) 

Transcurrido el sábado , al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. De pronto se produjo un gran temblor, porque el ángel del Señor bajó del cielo y acercándose al sepulcro, hizo rodar la piedra que lo tapaba y se sentó encima de ella. Su rostro brillaba como el relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se quedaron como muertos. El ángel se dirigió a las mujeres y les dijo :” No teman. Ya sé que buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí; ha resucitado, como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto. Y ahora, vayan de prisa a decir a sus discípulos: “Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de ustedes a Galilea, allá lo verán’. Eso es todo”. Ellas se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. Pero de repente Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: “No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán”.

18 de Abril. Viernes Santo de la Pasión de Cristo.

Fuerza liberadora de la Cruz.

Para la comprensión global de esta acción liberadora de Cristo en la Cruz nada más adecuado e iluminador que una lectura conjunta de estos textos: Lc 14,25-33; Jn 8,31ss; 1Cor 1,17-31; Gl 6,14-17; 1Jn 4,7-21.
De la interacción de unas afirmaciones con otras resulta esta imagen:

– Para ser discípulo de Cristo hay que renunciar a todo (incluso a sí mismo), tomar su Cruz y seguirle (Lucas);
– para ser discípulos de Jesús es necesario permanecer fieles a su Palabra que es la verdad y que es la única que proporciona la libertad (Juan);
– la Cruz de Cristo es el valor que tergiversa y subvierte todos los demás valores en los que el hombre cree encontrar su libertad y su felicidad como son el poder, el bienestar, el prestigio, la ciencia humana (1Corintios);
– conseguida la liberación, el discípulo descubre que la Cruz es un motivo de gloria, es el único valor que merece realmente su atención (Gálatas);
– finalmente, descubre que si es posible conseguir la libertad de los hijos de Dios es porque Cristo en la Cruz es la suprema expresión del amor del Padre en favor de la humanidad esclavizada por lo único que no la deja realizarse: el pecado (1Juan).

Sólo se puede amar al otro de verdad en la dimensión de la Cruz, es decir, cuando se descubre y se experimenta el amor que el Padre nos tiene a todos los hombres. Por eso podemos comprender la fuerza liberadora de la Cruz.

Cristo en la cruz nos libera de la Ley.

¿Cómo se realiza esta liberación? Descubriendo el verdadero sentido de la ley como expresión de la voluntad de Dios y el verdadero sentido de la obediencia. Cristo en la Cruz es el hombre más libre y más obediente a la vez. Vive y nos revela el verdadero origen y fuente de la libertad genuinamente humana: el encuentro con la voluntad luminosa y amorosa del Padre que engendra libertad.
Cristo en la Cruz nos libera del pecado.

Según el relato histórico-salvífico, el pecado es extraño a los planes de Dios. El pecado no forma parte (en esta visión histórico-salvífica) del proyecto de Dios sobre el hombre. El pecado destruye al hombre, en modo alguno contribuye a su humanización. Por eso Cristo se hizo semejante a nosotros en todo menos en el pecado (Hb 4,15). Jesús nos libera del pecado al restituirnos al verdadero proyecto de Dios sobre el hombre para su realización y su felicidad.
Cristo en la Cruz nos libera de la muerte.

Nos revela definitivamente que Dios es un Dios de vivos y para la vida y no un Dios de muertos ni para la muerte. Así nos lo había dicho Jesús en su ministerio (Mc 12). Dios nos hizo para la vida. Este texto de la Carta a los Hebreos es iluminador: "Pues como los hijos participan en la sangre y en la carne, de igual manera él participó en las mismas, para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, el diablo, y librar a aquellos que por el temor de la muerte estaban toda la vida sujetos a servidumbre (Hb 2,14-18). Cristo en la Cruz nos libera de un mal incrustado en la profundidad de la conciencia humana: el temor a la muerte y a los anticipos de la muerte como son el sufrimiento, la soledad y la incapacidad humana.

Gloriarse en la Cruz.

"Los que quieren gloriarse en la carne, ésos os fuerzan a circuncidaros sólo para no ser perseguidos por motivo de la cruz de Cristo… Cuanto a mí jamás me gloriaré a no ser en la Cruz de Cristo nuestro Señor por quien el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo" (Gl 6,11-14). Gloriarse es considerar el objeto en que nos gloriamos como el más preciado trofeo. En la entrada triunfal de los generales romanos cuando vuelven victoriosos de alguna campaña militar lo hacen acompañados de sus trofeos de victoria. ¡Para Pablo y para todo fiel discípulo de Jesús no hay otro trofeo de victoria, de gloria, de triunfo que la Cruz de Cristo!. He ahí la novedad radical del cristianismo. He ahí nuestro programa más ambicioso.

Fr. Gerardo Sánchez Mielgo
Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia)