Categoría: Evangelio

El evangelio dominical primordialmente.

28 de Abril. V Domingo de Pascua /C

Evangelio según san Juan (Jn 13,31-33-34-35)

Cuando Judas salió del cenáculo, Jesús dijo: ” Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo y pronto lo glorificará.

Hijos míos, todavía estaré un poco con ustedes. Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado; y por este amor reconocerán todos que ustedes son mis discípulos”.

21 de Abril. IV Domingo de Pascua. /C

Evangelio según San Juan (Jn 10,27-30)

En aquel tiempo, dijo Jesús:
–Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano.
Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre.
Yo y el Padre somos uno.

14 de Abril – III Domingo de Pascua /C

Evangelio según san Juan (Jn 21,1-19)

En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera:
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Gemelo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice:
– Voy a pescar.
Ellos le respondieron:
–También nosotros vamos contigo.
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no pescaron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no lo reconocieron.
Jesús les dice:
–Muchachos, ¿han pescado algo?
Ellos contestaron:
–No.
Entonces él les dijo:
–Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán peces.
Así lo hicieron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro:
–Es el Señor.
Al oir que era el Señor, Simón Pedro, se anudó la túnica a la cintura pues se la había quitado ,y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces.
Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice:
–Traigan los peces que acaban de pescar.
Entonces Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes. Eran ciento cincuenta y tres, y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Luego Jesús les dijo:
–Vengan a almorzar.
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor.
Jesús se acerca, toma el pan y se lo da; y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.
Después de almorzar dice Jesús a Simón Pedro:
–Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?
El le contestó:
–Sí, Señor, tú sabes que te quiero.
Jesús le dice:
–Apacienta mis corderos.
Por segunda vez le pregunta:
–Simón, hijo de Juan, ¿me amas?
El le contesta:
–Sí, Señor, tú sabes que te quiero.
El le dice:
–Pastorea mis ovejas.
Por tercera vez le pregunta:
–Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó:
–Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.
Jesús le dice:
–Apacienta mis ovejas.
Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.
Esto se lo dijo para indicarle con que género de muerte habría de glorificar a Dios. Después le dijo:
–Sígueme.

7 de Abril. I Domingo de Pascua /C . Fiesta de la Divina Misericordia.

Evangelio según san Juan (Jn 20,29)

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas, por miedo a los judíos.
Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
–La paz esté con ustedes.
Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
–La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo.
Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
–Reciban al Espíritu Santo; a quienes les perdonen los pecados les quedaran perdonados; a quienes no se los perdonen les quedaran sin perdonar.
Tomás, uno de los Doce, llamado el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
–Hemos visto al Señor.
Pero él les contestó:
–Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no creeré.
A los ocho días, estaban otra vez los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús, se presentó en medio de ellos, y dijo:
–La paz esté con ustedes.
Luego dijo a Tomás:
–Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no sigas dudando, sino cree.
Contestó Tomás:
–¡Señor mío y Dios mío!
Jesús añadió:
–¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre.

17 de Marzo. V Domingo de Cuaresma /C

Evangelio según San Juan (Jn 8,1-11)

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los letrados y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:
–Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras: tú, ¿qué dices ?.
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.
Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
–El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oirlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos, hasta el último.
Y quedó solo Jesús, y la mujer en medio, de pie.
Jesús se incorporó y le preguntó:
–Mujer, ¿dónde están tus acusadores?, ¿ninguno te ha condenado?
Ella contestó:
–Ninguno, Señor.
Jesús dijo:
–Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.

10 de Marzo. IV Domingo de Cuaresma /C

Evangelio según San Lucas (Lc 15,1-3.11-32)

En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los letrados murmuraban entre ellos:
–Este acoge a los pecadores y come con ellos.
Jesús les dijo entonces esta parábola:
Un hombre tenía dos hijos: el menor de ellos dijo a su padre:
–Padre, dame la parte de la herencia que me toca .
El padre entonces les repartió los bienes.
No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo de una manera disoluta.
Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él empezó a pasar necesidad.
Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país, que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las bellotas que comían los cerdos, pero no lo dejaban que se las comiera.
Se puso entonces a reflexionar y se dijo:
–Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Recibeme como a uno de tus trabajadores.»
Se puso en camino adonde estaba su padre: cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se enterneció profundamente; y echando a correr se le echó al cuello y lo cubrió de besos.
Su hijo le dijo:
–Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo.
Pero el padre dijo a sus criados:
–¡Pronto!,traigan la túnica más rica, y vístansela; póngale un anillo en la mano y sandalias en los pies; traigan el becerro cebado y mátenlo. Comamos y hagamos una fiesta; porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y lo hemos encontrado.
Y empezó el banquete.
Su hijo mayor estaba en el campo.
Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba.
Este le contestó:
–Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el becerro cebado, porque lo ha recobrado sano y salvo.
El se indignó y se negaba a entrar pero su padre salió e intentaba persuadirlo.
Y él replicó a su padre:
–Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado.
El padre le dijo:
–Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido, y lo hemos encontrado.

3 de Marzo. III Domingo de Cuaresma /C

Evangelio según San Lucas (Lc 13,1-9)

En aquella ocasión se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó:
–¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no. Y si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.
Y les dijo esta parábola:
Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador:
–Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?
Pero el viñador contestó:
–Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortarás.

24 de Febrero. II Domingo de Cuaresma /C

Evangelio según san Lucas (Lc 9,28-36)

En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Juan y a Santiago a lo alto de una montaña, para orar. Y mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, y sus vestiduras se hicieron blancas y relampagueantes.
De repente aparecieron conversando con él dos personajes, rodeados de esplendor: eran Moisés y Elías. Y hablaban de la muerte que les esperaba en Jerusalem.
Pedro y sus compañeros se caían de sueño; pero despertándose, vieron la gloria de Jesús y de los que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús:
–Maestro, sería bueno que nos quedaramos aquí y que hicieramos tres chozas : una para ti, otra para Moisés y otra para Elías, sin saber lo que decía.
No había terminado de hablar, cuando se formó una nube que los cubrió; y ellos,al verse envueltos por la nube, se llenaron de miedo. De la nube salió una voz que decía:
–Este es mi Hijo, mi escogido, escúchenlo.
Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.

17 de Febrero. I Domingo de Cuaresma /C

Evangelio según san Lucas (LC 4,1-13)

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el demonio.
Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre.
Entonces el diablo le dijo:
–Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.
Jesús le contestó:
–Está escrito: «No sólo de pan vive el hombre.»
Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo, y le dijo:
–Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo.
Jesús le contestó:
–Está escrito: «Adorarás al Señor tu Dios y a él sólo servirás.»
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en la parte más del templo y le dijo:
–Si eres el Hijo de Dios, arrojate desde aquí , porque está escrito: «Los ángeles del Señor tienen órdenes de cuidarte », y también: «te sostendrán en sus manos, para que tus pies no tropiecen con las piedras.»
Jesús le contestó:
–También está escrito: «No tentarás al Señor ,tu Dios.»
Completadas las tentaciones, el diablo se retiró de él, hasta que llegara la hora.