Categoría: Evangelio

El evangelio dominical primordialmente.

10 de Febrero. Domingo V del Tiempo Ordinario /C

Evangelio según San Lucas (Lc 5,1-11)

En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la Palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret; y vio dos barcas que estaban junto a la orilla: los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.
Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
–Lleva la barca mar adentro y echen sus redes para pescar.
Simón contestó:
–Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada; pero, confiado en tu palabra, echaré las redes.
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande, que reventaba la red. Hicieron señas a sus compañeros que estaban en la otra barca, para que vinieran a ayudarlos. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús, diciendo:
–Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador.
Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían conseguido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Entonces Jesús le dijo a Simón:
–No temas; desde ahora, serás pescador de hombres.
Luego llevaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

3 de Febrero. IV Domingo del Tiempo Ordinario /C

Evangelio según San Lucas (Lc 4,21-30)

En aquel tiempo, después de que Jesús leyó en la sinagoga un pasaje del libro de Isaías,dijo:
–Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que ustedes acaban de oír.
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de sabiduría que salían de sus labios.
Y se preguntaban:
–¿No es éste el hijo de José?
Y Jesús les dijo:
–Sin duda me dirán aquel refrán: «Médico, cúrate a ti mismo»y haz aquí, en tu propia tierra. todos esos prodigios que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm.
Y añadió:
–Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra. Había ciertamente en Israel muchas viudas en tiempos de Elías, cuando faltó la lluvia durante tres años y seis meses y hubo una hambre terrible en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda que vivía en Sarepta, ciudad de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del Profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado más que Naamán, que era de Siria.
Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira, y levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hasta un barranco del monte, sobre el que estaba construida la ciudad, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús pasando por en medio de ellos, se alejó de ahí.

27 de Enero. III Domingo del Tiempo Ordinario /C

Evangelio según San Lucas Lc 1,1-4;4,14-21)

Ilustre Teófilo:
Muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han verificado entre nosotros, siguiendo las tradiciones transmitidas por los que primero fueron testigos oculares y luego predicadores de la Palabra. Yo también, después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, he resuelto escribírtelos por su orden, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea, con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan.
Fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el Libro del Profeta Isaías y, desenrrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
«El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque él me ha ungido.
Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres,
para anunciar a los cautivos la libertad,
y a los ciegos, la vista.
Para dar libertad a los oprimidos;
para anunciar el año de gracia del Señor.»
Y, enrollando el volumen, lo devolvió al encargado, y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Entonces comenzó a hablar, diciendo: “Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír.”

20 de Enero. II Domingo del Tiempo Ordinario /C

Evangelio según San Juan (Jn 2,1-11)

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí; Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el vino y la madre de Jesús le dijo:
–No les queda vino.
Jesús le contestó:
–Mujer, ¿qué podemos hacer tu y yo?, todavía no ha llegado mi hora, pero ella dijo a los que servían
–Hagan lo que él les diga.
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús dijo a los que servían:
–Llenen las tinajas de agua.
Y las llenaron hasta el borde.
Entonces les dijo:
–Sacen ahora un poco, y llévenselo al mayordomo.
Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo:
–Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el corriente; tú en cambio has guardado el vino bueno hasta ahora.
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en él.
Después bajó a Cafarnaúm con su madre y sus hermanos y sus discípulos, pero no se quedaron allí muchos días.

13 de Enero. Domingo, Bautismo del Señor.

Evangelio según san Lucas (Lc 3,15-16,21-22)

En aquel tiempo, como el pueblo estaba en expectación y todos se preguntaban que quizá Juan el Bautista era el Mesías, Juan los sacó de dudas, diciéndoles : ” Es cierto que yo bautizo con agua, pero viene otro más poderoso que yo, a quien no merezco desatarle las correas de sus sandalias. El los bautizará con el Espíritu Santo y fuego”.
Sucedió que entre la gente que se bautizaba, también Jesús fue bautizado. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma sensible, como una paloma, y del cielo llegó una voz que decía :” Tu eres mi Hijo, el predilecto; en ti me complazco”.

6 de Enero – Domingo de la Epifanía del Señor.

Evangelio según San Mateo (Mt 2,1-12)

Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes.
Entonces, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo. »
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él. Convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
«En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta:
“Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel.”»
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:
«Id y averiguad cuidadosamente qué hay de ese niño y, cuando lo encuentren, avísenme, para ir yo también a adorarlo.»
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.
Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Advertidos durante el sueño, de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.

30 de Diciembre – Domingo, La Sagrada Familia

Evangelio según san Lucas (Lc 2,41-52)

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para las festividades de la Pascua.
Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre, y cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Estos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas: todos los que le oían, quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
–Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.
El les contestó:
–¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?
Pero ellos no comprendieron lo que quería decir.
El bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.

25 de Diciembre. Natividad del Señor, misa de medianoche.

Evangelio según San Lucas (Lc 2,1-14)

En aquel tiempo, salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero.Éste fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad. También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaba allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada. En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. Y un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo:
«No temáis, os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.»
De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
«Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. »

23 de Diciembre. IV Domingo de Adviento /C

Evangelio según San Lucas (Lc 1,39-45)

En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno.

Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor.