Categoría: Evangelio

El evangelio dominical primordialmente.

25 de Diciembre. Domingo, Natividad del Señor

Evangelio según San Lucas (Lc 2,1-14)

Por aquellos días, se promulgó un edicto de Cesar Augusto, que ordenaba un censo de todo el imperio. Este primer censo se hizo cuando Quirino era gobernador de Siria. Todos iban a empadronarse, cada uno en su propia ciudad; así es que también José, perteneciente a la casa y familia de David, se dirigió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, llamada Belén, para empadronarse, juntamente con María, su esposa, que estaba encinta.

Mientras estaban ahí, le llegó a María el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en la posada.

En aquella región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, vigilando por turno sus rebaños. Un ángel del Señor se les apareció y la gloria de Dios los envolvió con su luz y se llenaron de temor. El ángel les dijo: “No teman. Les traigo una buena noticia, que causará gran alegría a todo el pueblo: hoy les ha nacido en la ciudad de David, un salvador, que es el Mesías, el Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán al niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre”.

De pronto se le unió al ángel una multitud del ejercito celestial, que alababa a Dios, diciendo: “¡Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!”

18 de Diciembre – Domingo IV de Adviento /B

Evangelio según San Lucas (LC 1,26-38)

En aquél tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.

Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo : “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.

El ángel le dijo : “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”.

María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El ángel le contestó : “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios.

Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia.

11 de Diciembre. Domingo III de Adviento /B

Evangelio según San Juan (Jn 1,6-8,19-28)

Hubo un hombre enviado por Dios que se llamaba Juan. Este vino como testigo, para dar testimonio de luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino testigo de la luz.

Este es el testimonio que dio Juan el Bautista cuando los judíos enviaron desde Jerusalén a unos sacerdotes y levitas para preguntarle: “¿Quién eres tú?” Él reconoció y no negó quién era. Él afirmó: “Yo no soy el Mesías”. De nuevo le preguntaron: “¿Quién eres pues? ¿Eres Elías?” Él les respondió: “No lo soy”, “¿Eres el profeta?@ Respondió: “No”. Le dijeron: “Entonces dinos quién eres, para poder llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?” Juan les contestó: “Yo soy la voz que grita en el desierto: ‘Enderecen el camino del Señor’, como anunció el profeta Isaías”.

Los enviados, que pertenecían a la secta de los fariseos, le preguntaron: “Entonces ¿por qué bautizas, si no eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta?” Juan les respondió: “Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno, al que ustedes no conocen, alguien que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias”.

Esto sucedió en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan bautizaba.

4 de Diciembre. Domingo II de Adviento /B

Evangelio según San Marcos (Mc 1,1-8)

Éste es el principio del Evangelio de Jasucristo, Hijo de Dios. En el libro del profeta Isaías está escrito: He aquí que yo envío a mi mensajero delante de ti, a preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto: “Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos”.

En cumplimiento de esto, apareció en el desierto Juan el Bautista predicando un bautismo de arrepentimiento, para el perdón de los pecados. A él acudían de toda la comarca de Judea y muchos habitantes de Jerusalén; reconocían sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.

Juan usaba un vestido de pelo de camello, ceñido con un cinturón de cuero y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Proclamaba: “Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo”.

Lecciones del evangelio de Mateo (Mt 25,35-36)

“Porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron,enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme”

Estas Obras de Misericordia Corporales, seis mencionadas, se le agrega una séptima: Sepultar el cuerpo del difunto.

  1. Dar de comer al hambriento
  2. Dar de beber al sediento
  3. Hospedar al forastero
  4. Vestir al desnudo
  5. Visitar al enfermo
  6. Asistir al preso
  7. Sepultar el cuerpo del difunto

Las sagradas escrituras mencionan también Obras de Misericordia Espirituales, y vamos a señalarlas:

  1. Enseñar al que no sabe
  2. Dar buen consejo al que lo necesita. “Que la palabra de Cristo habite en ustedes con todas sus riquezas. Que sepan aconsejarse unos a otros y enseñarse mutuamente con palabras y consejos sabios” (Col 3,16)
  3. Corregir al que se equivoca. ” Si tu hermano ha pecado contra ti, anda a hablar con él a solas. Si te escucha, has ganado un hermano. Si no te escucha, lleva contigo a dos o tres de modo que el caso se decida por boca de dos o tres testigos. Si se niega a escucharlos, dilo a la Iglesia reunida” (Mt 18,15-17)
  4. Perdonar las injurias. “Pedro se acercó y le dijo: ‘ Señor, ¿cuántas veces debo perdonar las ofensas de mi hermano? ¿hasta siete veces?’ Jesús le contestó: ‘No digas siete veces, sino hasta setenta veces siete” (Mt18,21-22)
  5. Consolar al afligido. “Anímense mutuamente y ayudense unos a otros a crecer juntos” (1 Tes 5,11)
  6. Tolerar los defectos del prójimo. “Soportense y perdonense unos a otros, si uno tiene motivo de queja contra otro” (Col 3,13)
  7. Hacer oración por los difuntos. “Pues si no hubiera creído que los compañeros caídos iban a resucitar, habría sido cosa inútil y estúpida orar por ellos” (2 Mac 12,44)

Tomada de la hoja distribuida en misa el pasado 27 de Noviembre por el Pbro. Ramón Vinke.

27 de Noviembre. Domingo I de Adviento /B

Evangelio según San Marcos (Mc 13,33-37)

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Velen y estén preparados, porque no saben cuándo llegará el momento. Así como un hombre que se va de viaje, deja su casa y encomienda a cada quien lo que debe hacer y encarga al portero que esté velando, así también velen ustedes, pues no saben a qué hora va a regresar e

20 de Noviembre. Domingo, Jesucristo Rey del Universo, S.

Evangelio según San Mateo (Mt 25,31-46)

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:” Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria,acompañado de todos sus ángeles,se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá las ovejas a su derecha y a los cabritos a la izquierda.

Entonces dirá el rey a los de su derecha:’Vengan, benditos de mi padre; tomen poseción del reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron,encarcelado y fueron a verme’. Los justos le contestarán entonces: ‘Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer,sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver? ‘ Y el rey les dirá: ‘Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron’.

Entonces dirá también a los de la izquierda: ‘Apartense de mí, malditos, vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron’.

Entonces ellos le responderan: ‘¿Cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, y no te asistimos?’ Y él les replicará : ‘Yo les aseguro que cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna”.

13 de Noviembre. Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario /A

Evangelio según San Mateo (Mt 25,14-30)

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: ” el Reino de los cielos se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a tierras lejanas. llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus bienes. A uno le dió cinco millones; a otro, dos; y aun tercero, uno, según la capacidad de cada uno, y luego se fue.

El que recibió cinco millones fue enseguida a negociar con ellos y gano otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió un millón, hizo un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su señor.

Después de mucho tiempo regresó el hombre y llamó a cuentas a sus servidores.

Se acercó el que había recibido cinco millones y le presentó otros cinco, diciendo :’Señor, cinco millones me dejaste, aquí tienes otros cinco, que con ellos he ganado’. Su señor le dijo: ‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría del Señor’.

Se acercó luego el que había recibido dos millones y le dijo: ‘Señor dos millones me dejaste; aquí tienes otros dos, que con ellos he ganado’. Su señor le dijo: ‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor’.

Finalmente, se acercó el que había recibido un millón y le dijo:’ Señor, yo sabía que eras un hombre duro,que quieres cosechar lo que no has sembrado. Por eso tuve miedo y fui a esconder tu millón bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo.

El Señor le respondió: ‘Siervo malo y perezoso. Sabías que cosecho lo que no he plantado y recojo lo que no he sembrado. ¿Por qué, entonces, no pusiste mi dinero en el banco para que, a mi regreso, lo recibiera yo con intereses? Quítenle el millón y désenlo al que tiene diez. Pues al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que tiene poco, se le quitará aun eso poco que tiene.

Y a este hombre inútil, échenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación”.

6 de Noviembre.Domingo XXXII del Tiempo Ordinario /A

Evangelio según San Mateo (Mt 25,1-13)

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:” El Reino de los Cielos es semejante a diez jóvenes, que, tomando sus lámparas, salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran descuidadas y cinco previsoras. Las descuidadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; las previsoras, en cambio, llevaron cada una un frasco de aceite junto con su lámpara. Como el esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó un grito:’¡Ya viene el esposo! ¡Salgan al encuentro!’ Se levantaron entonces todas aquellas jóvenes y se pusieron a preparar sus lámparas, y las descuidadas dijeron a las previsora: ‘Dennos un poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están apagando’. Las previsoras les contestaron :’ No, porque no va a alcanzar para ustedes y para nosotras. Vayan mejor a donde o venden y cómprenlo’.

Mientras aquellas iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban listas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras jóvenes y dijeron: ‘Señor, Señor, ábrenos’. Pero él les respondió: ‘Yo les aseguro que no las conozco’.

Estén, pues, preparados, porque no saben ni el día ni la hora”.