Parroquia San Andres Apostol

3 de Agosto. XVIII Domingo del Tiempo Ordinario /A

Evangelio según san Mateo (Mt 14,13-21)

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos.
Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle:
«Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer.»
Jesús les replicó:
– «No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer.»
Ellos le replicaron:
– «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.»
Les dijo:
– «Traédmelos.»
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tornando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

27 de Julio.Iª Lectura: 1Reyes(3,5.7-12)

Sólo se es grande por la sabiduría

I.1. Dicen los especialistas que este c. 3 de 1º de los Reyes es un texto auténticamente "deuteronomista" que refleja el pensamiento y la teología de esa escuela que habría de encargarse de redactar y poner los fundamentos "espirituales" de la historia pura y dura -y a veces perversa-,del pueblo de Israel, de sus reyes y magistrados. Una escuela llena de sabiduría y de carisma profético. Esta oración de Salomón en Gabaón, como un sueño, bien puede ser el modelo teológico de la "reforma" que buscó dicha escuela que se amparaba en el libro del Deuteronomio.

I.2. La petición del Salomón del v. 9 es verdaderamente estimulante: "un corazón que escuche" (leb shomea), como escuchan los sabios a Dios, para hacer justicia al pueblo. Recién elegido rey de Judá e Israel, los deuteronomistas han sabido plasmar en la figura de Salomón lo que entonces necesitaba el pueblo y el reino. Después de las guerras y batallas de David, era necesaria un "etapa de sabiduría" para atender al pueblo mismo, a los pequeños, a los huérfanos y a las viudas. Porque un verdadero rey tiene su poder en esta sabiduría, que muchos reyes y magistrados han despreciado.

I.3. Un corazón que escuche, es decir, sabio, para poder discernir entre lo malo y lo bueno. El sabio, sin duda, es como el profeta que está abierto a la voz de Dios y a su voluntad. No es profeta el que anuncia el futuro como un adivino que echa las cartas, sino quien sabe escuchar la voz o los silencios de Dios para entregarlo todo después a los hombres. La escuela de la sabiduría es, como muy bien lo expresa nuestro texto, un "corazón escuchante", que quiere aprender a impartir justicia y a conceder lo necesario a los que han sido desposeídos de casi todo.

Fray Miguel de Burgos Núñez
Lector y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

Comentario bíblico.

El tesoro de la sabiduría del Reino

III.1. El texto evangélico de hoy es el final del c.13 de Mateo, el capítulo de las parábolas por antonomasia, en que una y otra vez se compara el "Reino de los cielos" con las cosas de este mundo, de la tierra, del campo, de la cizaña. En este caso, nos hemos de fijar en el tesoro del campo y la perla (vv. 44-46). Son como dos parábolas en una, aunque pudieran ser independientes en su momento. Las dos parábolas, tras una introducción idéntica, narran el descubrimiento de algo tan valioso que los protagonistas (un hombre cualquiera y un comerciante) no dudan ni un instante en vender todo lo que tienen para adquirirlo; lo hallado es tan extraordinario que están dispuestos a desprenderse de cuanto poseen con tal de apropiárselo. No todos los días tiene uno la suerte de descubrir un tesoro o una perla de inmenso valor. Cualquier hombre sería feliz con un descubrimiento semejante. Por eso, haría todo lo posible por obtenerlo, aunque para ello tuviera que pagar un alto precio. En las dos parábolas, los bienes que poseen los protagonistas del relato, pocos o muchos, son suficientes para que con su totalidad puedan adquirir lo que han encontrado. En ambos casos, el acento recae sobre el descubrimiento y sobre la decisión que toman los dos protagonistas.

III.3. Como en los dos casos la comparación es con el “reino de los cielos” (bien en el caso del tesoro, bien en el caso del mercader) entonces el sentido no puede ser otro que este: cuando uno encuentra el Reino de Dios, bien porque ha tenido la suerte inesperada de encontrarse un tesoro o bien porque lo iba buscando habiendo oído hablar de él, entonces todo está en poner en marcha la sabiduría y el coraje de que uno es capaz, los cinco sentidos, arriesgarlo todo, entregar todo lo que uno tiene, por ello.

III.4. ¿Es que el reino de Dios es un tesoro? Naturalmente que sí. Porque es el acontecimiento de un tiempo nuevo de gracia y salvación, de felicidad y amor que Jesús ha predicado y que ha convertido en causa de su vida y de su entrega. Por eso lo importante de estas dos parábolas es la decisión que toman ambos protagonistas y más todavía la alegría de esta decisión en el caso de tesoro en el campo (extraña que el mercader de perlas no tenga esta reacción primera, aunque sea la misma decisión). No he encontrado mejor conclusión que esta: «El Reino aparece así como un don al alcance de todos, de los afortunados y de los inquietos, de los que sin buscarlo se lo encuentran por casualidad y de los que lo descubren al final de una búsqueda. Para responder adecuadamente a ese don, aceptándolo y haciéndolo suyo, el ser humano ha de estar convencido de que el Reino es lo más valioso que se le puede ofrecer y, en consecuencia, ha de estar dispuesto a anteponerlo a cualquier otro bien» (cf. F. Camacho Acosta, Las parábolas del tesoro y la perla, Isidorianum, 2002).

 Fray Miguel de Burgos Núñez
Lector y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

27 de Julio. XVII Domingo del tiempo ordinario /A

Evangelio según san Mateo (Mt 13,44-52)

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
– «El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.
El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.
El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.
Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
¿Entendéis bien todo esto?»
Ellos le contestaron:
– «Sí.»
Él les dijo:
«Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.»

Cantaremos. 20 de Julio. XVI Domingo del Tiempo Ordinario /A

¡El escándalo de la coexistencia de buenos y malos en la etapa actual del reino!

Dejadlos crecer juntos hasta la siega… ¿De dónde procede el mal en el mundo? Un mal que alcanza con tanta fuerza al corazón del hombre. ¿Qué hacer con él? Tratar de hacerlo desaparecer, pero sin comprometer el bien. Se trata de una parábola, por tanto no hay que descender excesivamente a los detalles narrativos. La situación que el narrador de la parábola quiere inculcar en sus oyentes es que en el desarrollo de la historia, en el camino, los hombres se decantan por el bien o por el mal.

Pero el hombre es algo más hondo, es importante para Dios. Y es necesario dejarlos coexistir. Siempre queda una esperanza de salvación. Y Dios, en Cristo Jesús, se manifiesta al mundo como el salvador universal que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. La impaciencia de los colaboradores en este proyecto podría comprometer el éxito feliz del plan de Dios. A vosotros no os toca el juicio, sino el cuidado de la siembra. Dios tiene asignada a cada uno su tarea.

El peligro del excesivo celo es que arrastraría también el trigo. Esta imagen se entiende mejor si observamos cómo crece el trigo. Ha sido sembrado a voleo, pero las cañas de trigo nacen y crecen en manojos, de tal manera que si se arranca una se llevan consigo otras. La cizaña está en medio de esos manojitos de cañas. Cuando se intenta arrancarla se llevan tras de sí las cañas de trigo. La preservación del bien exige un cuidadoso trato del mal. Los hombres son los importantes para Dios.

Esta visión que el creyente tiene del hombre, inspirado en la seguridad de que es imagen de Dios y destinado a ser su hijo en Cristo Jesús, debe proclamarla insistentemente. El Evangelio perfecciona al hombre, no lo destruye. La aceptación gozosa de esa realidad es el punto de encuentro de los hombres de nuestro tiempo y de los creyentes que conviven con ellos. Aunque es verdad que el creyente debe ser sagaz y astuto o sabio para discernir adecuadamente entre las dos realidades contrarias: el bien y el mal.

Fr. Gerardo Sánchez Mielgo
Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia)

CANTAREMOS:

      • Iglesia peregrina ……………………………………………108
        • Ten piedad – Gloria – Aleluya
        • Antífona
        • Te vengo a ofrece – Santo – Padre nuestro
        • La Paz
        • Cordero de Dios
      • Señor Dios nuestro………………………………………….169
      • Señor Tú eres nuestra luz ……………………………….171
      • Si me falta el amor …………………………………………178

20 de Julio- XVI Domingo del Tiempo Ordinario /A

Evangelio según san Mateo (Mt 13, 24-30)

En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente:
– «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo:
“Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?”
Él les dijo:
"Un enemigo lo ha hecho."
Los criados le preguntaron:
¿Quieres que vayamos a arrancarla?"
Pero él les respondió:
"No, que, al arrancar la cizaña, podrían arrancar también el trigo. Déjenlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores:
‘Arranquen primero la cizaña y atenlas en gavillas para quemarla, y el trigo almacénenlo en mi granero. »

Cantaremos. 13 de Julio-XV Domingo del Tiempo Ordinario/A

III.1. La parábola del sembrador y su explicación abre estos domingos de lectura continua en los que se nos van a presentar distintas parábolas, que Mateo concentra precisamente en el c. 13. Podemos decir también que esta es una parábola ecológica, por sus símbolos. La semilla que cae en distintas tierras, que después se compara con distintas actitudes, debe ser la Palabra de Dios que conduce nuestra historia, que crea una relación hermosa y llena de sentido.

III.2. Cuando la historia no se contempla desde el horizonte de la Palabra de Dios, entonces todo se resiste a la armonía, a la fraternidad, a la paz, e incluso a la calidad de vida digna para todos. En todo caso, Jesús, con su parábola -ya que la explicación probablemente procede de la iglesia primitiva que era más timorata-, intentaba decir que, pase lo que pase, la Palabra de Dios siempre produce fruto; basta acogerla desde nuestras posibilidades. Unas veces producirá más y otras menos, pero siempre será luz de nuestra vida. Porque en esto de la luz, de la gracia y de la salvación, la cantidad no cuenta de verdad.

III.3. Es muy probable que haya sido la iglesia posterior y su moralismo excesivo, la que se haya propuesto acentuar eso de la cantidad como un perfeccionamiento anhelado, y así se refleja en la explicación de la parábola, donde ya todo se centra en el campo que acoge, no en la semilla. Sin embargo, el profeta de Nazaret era menos perfeccionista y quería trasmitir una confianza inaudita en la fuerza de Dios que nos llega por la palabra profética y por la parábola profética del sembrador. El sembrador sabe que no todo lo que siembra se recoge al final, sino que siendo más realista confía "en conjunto" en la semilla que esparce, es decir, en la palabra que ilumina y que salva.

III.4. Cuando alguien solamente ha podido entregar el 20, o el 60 de su vida (incluso el 30 y el 40), Dios no lo desprecia, sino que lo tiene muy en cuenta. Su amor a los hombres y mujeres que viven en este mundo no le hace despreciar lo que su amor engendra, aunque sea una mínima parte de lo que debería haber sido. Porque para Jesús, en este caso, se trataba de poner de manifiesto la fuerza de la semilla, de la palabra, del evangelio de vida. Porque sin esa semilla, sin esa palabra de gracia y de buenas noticias, no hay manera de que los seres humanos se puedan fiar de Dios y serle fieles. Jesús está sembrado, en esta parábola “el evangelio” frente a le Ley (la Torá). Con el evangelio se entiende que la semilla es gracia; con la ley, lo que vale es la ”producción” en cantidades semejantes a la inversión.

Fray Miguel de Burgos Núñez
Lector y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

CANTAREMOS:

      • El señor nos llama …………………………………………………..272
        • Señor ten piedad – Gloria – Aleluya
        • Antífona
      • Este pan y vino Señor …………………………………….…………91
        • Santo – Padre nuestro – La Paz
        • Cordero de Dios
      • Levanto mis ojos………………………………………………………114
      • Si vienes conmigo…………………………………………………….179
      • Gracias Señor………………………………………………………….101

13 de Julio. XV Domingo del Tiempo Ordinario /A

Evangelio según san Mateo (Mt  13,1-23)

Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas:
– «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron.
Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenla tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron.
El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta.
El que tenga oídos que oiga.»
Se le acercaron los discípulos y le preguntaron:
– «¿Por qué les hablas en parábolas?»
El les contestó:
– «A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías:
"Oiréis con los oídos sin entender;
miraréis con los ojos sin ver;
porque está embotado el corazón de este pueblo,
son duros de oído, han cerrado los ojos;
para no ver con los ojos, ni oír con los oídos,
ni entender con el corazón,
ni convertirse para que yo los cure."
¡Dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron.
Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador:
Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.
Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe.
Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno.»

Cantaremos. Domingo XIV del Tiempo Ordinario /A

Los discípulos habían regresado de una misión y contentos cuentan a Jesús sus experiencias. Mateo nos presenta a un Jesús gozoso porque todo ha salido bien.

Jesús da gracias al Padre porque su mensaje del reino de Dios es comprendido y aceptado por los sencillos y humildes de corazón. Pareciera que la revelación de Dios no encaja en la retorcida mentalidad del mundo y si en cambio en la humilde sencillez del que se sabe limitado, pero deposita en el Señor su confianza. La revelación del amor de Dios que el Señor hace con su vida y sus palabras, penetra como lluvia fecunda, sólo en los corazones que se abren con sencillez al llamado de la Gracia.

Esa Gracia no es limitada, ni parcializada. Es amplia y compasiva para alcanzar y sanar la pobreza y debilidades que son parte de la herencia de sus seguidores…. No nos abandona el Señor cuando nos sentimos cansados por el peso de las cruces inherentes a las dificultades de la vida… y nos dice con su infinita compasión: “Vengan a Mi”….. Ven a Mi, porque Yo puedo aliviar tus cargas y puedo suplir tus limitaciones. El Señor nos conoce hasta lo más profundo de nuestro ser. Aquí nace el “alivio” que Él nos ofrece cuando nos pide que le busquemos y le entreguemos nuestra fatiga, aprendiendo de Él que es manso y humilde de corazón porque Él nos aliviará!

CANTAREMOS:

      • El Seños nos llama y nos reúne…………………………………….272
        • Ten Piedad – Gloria – Aleluya
        • Antífona
      • Este es el momento……………………………………………………..73
        • Santo – Padre nuestro – La Paz
        • Cordero de Dios
      • Señor Dios nuestro……………………………………………………..169
      • Tan cerca de mí………………….………………………………………193
      • Viva Cristo…………………………………………………………………218