Parroquia San Andres Apostol

5 Junio 2026. Domingo de Pentecostes.

Evangelio según san Juan (Jn 20,19-23)

Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado.

Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”.

Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar”.

El patriarca ruso Kirill “comprende” la decisión de la iglesia

El patriarca Kirill de la iglesia ortodoxa rusa libera una paloma con motivo de la Fiesta de la Anunciación en la Catedral del Cristo Salvador de Moscú el 7 de abril de 2022 (AFP/Kirill Kudryavtsev) (Kirill Kudryavtsev)

El patriarca ruso Kirill aseguró este domingo que entendía la decisión de la Iglesia ortodoxa ucraniana de romper con Rusia por la ofensiva de Moscú en Ucrania.

“Comprendemos perfectamente el sufrimiento actual de la Iglesia ortodoxa ucraniana, entendemos que Su Beatitud, el metropolitano Onufriy y su episcopado deben actuar de la manera más sabia posible para no complicar la vida de su pueblo creyente”, dijo el patriarca Kirill durante la liturgia en la catedral de Cristo Salvador en Moscú.

Kirill, patriarca de Moscú y de toda Rusia, dijo sin embargo que rezaba para que ningún obstáculo “temporal” pueda “destruir la unidad espiritual” del pueblo ruso y ucraniano.

La rama moscovita de la Iglesia ortodoxa ucraniana anunció el viernes que rompía sus lazos con Rusia por su ofensiva en Ucrania y declaró su “plena independencia” de las autoridades espirituales rusas.

El portavoz de la Iglesia de Ucrania, entrevistado por AFP, dijo que el Consejo de la Iglesia había insistido en “su total rechazo a la posición del patriarca Kirill”, que ha dado repetidamente su apoyo a la operación militar rusa en el país.

La ofensiva del presidente ruso Vladimir Putin y el apoyo de Kirill a la misma habían colocado a la iglesia respaldada por Moscú en Ucrania en una posición cada vez más delicada.

Cientos de sus sacerdotes firmaron en las últimas semanas una carta pidiendo que Kirill se enfrente a un tribunal religioso por la guerra.

Ucrania es clave para la Iglesia ortodoxa rusa, ya que allí se encuentran algunos de sus monasterios más importantes.

El anuncio de la Iglesia ucraniana es el segundo cisma ortodoxo en Ucrania en los últimos años, ya que parte de la Iglesia ortodoxa ucraniana se separó de Moscú en 2019 por la anexión rusa de Crimea y el apoyo proporcionado a los separatistas prorrusos en el este del país.

Comentario Bíblico, Lectura de los Hechos (1,1-11)

Este relato lucano es la descripción más detallada y completa del acontecimiento de la Ascensión, ya que la sitúa en el tiempo y en el espacio con abundancia de detalles a pesar de su brevedad. La Ascensión del Señor forma parte del kerigma cristiano, pero subrayando sobre todo el resultado final, es decir, la afirmación de que está glorificado y sentado a la derecha del Padre. Pero la realidad de la Ascensión, es decir, la exaltación-coronación plena de Jesús está presente en todos los escritos del Nuevo Testamento, comenzando por los primeros, a saber, las cartas a los Tesalonicenses. En los primeros pasos se afirmaba el hecho teológico de la vuelta gloriosa de Cristo en las nubes del cielo (esto suponía que había ascendido allí, siempre según la concepción del espacio que tenían los hebreos); en un segundo momento se afirma el hecho de la glorificación definitiva de Jesús; en un tercer paso se afirma que está a la derecha del Padre pero sin detalles escenográficos de cómo ocurrió; en un cuarto paso se entendió la Ascensión como el momento en el que Jesús, después de haber recibido plenos poderes en el cielo y en la tierra (Mateo), envía a los apóstoles a evangelizar por todo el mundo; finalmente, Lucas ofrece un relato detallado de las circunstancias que rodearon el acontecimiento, valiéndose de las imágenes que le proporcionaba la Escritura: nubes, cielo, ángeles, etc.

28 de Mayo. VII Domingo de Pascua.

Evangelio según san Juan (Jn 17,20-26)

En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: “Padre, no sólo te pido por mis discípulos, sino también por los que van a creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno, a fin de que sean uno en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado.

Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que su unidad sea perfecta y así el mundo conozca que tú me has enviado y que los amas, como me amas a mí.

Padre, quiero que donde yo esté, estén también conmigo los que me has dado, para que contemplen mi gloria, la que me diste, porque me has amado desde antes de la creación del mundo.

Padre justo, el mundo no te ha conocido; pero yo sí te conozco y éstos han conocido que tú me enviaste. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que me amas esté en ellos y yo también en ellos’’.

La dictadura de Daniel Ortega le declara la guerra a la Iglesia: censura a los medios católicos y persigue a sacerdotes y obispos.

Monseñor Orlando Álvarez, obispo de Matagalpa.

BOGOTÁ.– “Yo estaré en oración, estaré haciendo exorcismo desde aquí, estaré orando”. Monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, se mantiene en ayuno de agua desde el viernes pasado como medida de protesta ante el hostigamiento y la persecución por parte del sandinismo. El clérigo, una de las voces más firmes en contra de la dictadura que permanece todavía en Nicaragua, decidió refugiarse en la parroquia del Santo Cristo de Esquipulas, que de inmediato fue cercada por agentes revolucionarios.

El gobierno también decidió censurar y sacar del aire el Canal Católico, que emitía la protesta del obispo y que pertenece a la Conferencia Episcopal de Nicaragua. “He de decir a todos estos hermanos policías que están cercando y rodeando el templo de las Colinas que yo no tengo nada en contra de ellos, amo a los que me anduvieron persiguiendo todo el día y reconozco que ustedes reciben órdenes y las cumplen”, subrayó el obispo, que se comunica con sus feligreses a través de Facebook, durante un homilía del pasado viernes.

El obispo católico nicaragüense Rolando Álvarez habla con la prensa en la iglesia Santo Cristo de Esquipulas en Managua, el 20 de mayo de 2022.

Monseñor Álvarez sufrió el jueves la persecución durante horas de la policía sandinista, que incluso irrumpió en la vivienda de una de sus sobrinas, donde se encontraba cenando. “Llegaron a mi casa familiar, poniendo en riesgo nuestra seguridad. La inseguridad en este país es por la policía”, denunció el obispo, que no es el único sacerdote perseguido por el régimen. El padre Harving Padilla, párroco de San Juan Bautista de Masaya, dio a conocer al país que desde hace una semana está cercado por paramilitares y policías.

“La guardia sandinista no ha permitido a la feligresía entrar en la sacristía. Se han apostado en todo el perímetro de la iglesia y han cerrado las calles”, advirtió hoy el padre Padilla, tras intentar el diálogo con los agentes afuera de su iglesia, una misión imposible.

“Estamos viviendo momentos difíciles como nación y nuestro deber como Iglesia es anunciar la verdad del Evangelio. Expresamos nuestra solidaridad a nuestro hermano monseñor Rolando Álvarez, quien siente zozobra por su seguridad personal”, reaccionó en un comunicado la Conferencia Episcopal de Nicaragua, tras varios días durante los cuales opositores y activistas exigieron una toma de postura firme tanto de los jerarcas católicos como del papa Francisco.

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Comentario Bíblico. Evangelio Juan (14.23-29)- El amor debe transformar el mundo.

III.1. Estamos, de nuevo, en el discurso de despedida de la última cena del Señor con los suyos. Se profundiza en que la palabra de Jesús es la palabra del Padre. Pero se quiere poner de manifiesto que cuando él no esté entre los suyos, esa palabra no se agotará, sino que el Espíritu Santo completará todo aquello que sea necesario para la vida de la comunidad. Según Juan, Jesús se despide en el tono de la fidelidad y con el don de la paz. En todo caso, es patente que esta lectura nos va preparando a la fiesta de Pentecostés.

III.2. Esta parte del discurso de despedida está provocada por una pregunta “retórica” de Judas (no el Iscariote) de por qué se revela Jesús a los suyos y no al mundo. El círculo joánico es muy particular en la teología del NT. Esa oposición entre los de Jesús y el mundo viene a ser, a veces, demasiado radical. En realidad, Jesús nunca estableció esa separación tan determinante. No obstante es significativa la fuerza del amor a su palabra, a su mensaje. El mundo, en Juan, es el mundo que no ama. Puede que algunos no estén de acuerdo con esta manera de plantear las cosas. Pero sí es verdad que amar el mensaje, la palabra de Jesús, no queda solamente en una cuestión ideológica.

III.3. Sin embargo, debemos hoy hacer una interpretación que debe ir más allá del círculo joánico en que nació este discurso. La propuesta es sencilla: quien ama está cumpliendo la voluntad de Dios, del Padre. Por tanto, quien ama en el mundo, sin ser del “círculo” de Jesús, también estaría integrado en este proceso de transformación “trinitaria” que se nos propone en el discurso joánico. Esta es una de las ventajas de que el Espíritu esté por encima de los círculos, de las instituciones, de las iglesias y de las teologías oficiales. El mundo, es verdad, necesita el amor que Jesús propone para que Dios “haga morada” en él. Y donde hay amor verdadero, allí está Dios, como podrá inferirse de la reflexión que el mismo círculo joánico ofrecerá en 1Jn 4.
Fray Miguel de Burgos Núñez (1944-2019)

22 de Mayo. VI Domingo de Pascua.

Evangelio según san Juan Jn 14,23-29)

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “El que me ama, cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y  haremos en él nuestra morada. El que no me ama no cumplirá mis palabras. La palabra que están oyendo no es mía, sino del Padre, que me envió. Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes; pero el Paráclito, el Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho.

La paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy como la da el mundo. No pierdan la paz ni se acobarden. Me han oído decir: ‘Me voy, pero volveré a su lado’. Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Se lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean”.

Ucrania. La comunidad que se convierte en bálsamo para el dolor.

El encantador paisaje de los Cárpatos, los aromas de la primavera, el sonido cristalino del río, el alegre canto de los pájaros. Aquí, en Zariccia, un pueblo de la región de Ivano-Frankivsk, en el oeste de Ucrania, la mente se niega a pensar en la guerra y la destrucción, causa del sufrimiento en el este y el sur del país. En Zariccia, sólo la presencia de los 44 refugiados que han sido acogidos en la casa de ejercicios espirituales de la Congregación Misionera de San Andrés habla de la guerra. “En los primeros días, todos parecían un poco temerosos, recelosos, cada uno intentaba establecer sus propios límites sí mismos y los demás”, dice el padre Ihor Kliuba, sacerdote greco-católico de la archieparquía de Ivano-Frankivsk, a quien los miembros de la Congregación pidieron que se hiciera cargo de los nuevos habitantes de la casa que lleva el nombre de los santos Cirilo y Metodio. El padre Ihor vive ahora aquí, junto con su esposa y su pequeño hijo de seis meses.

Los miedos se desvanecen

“Antes de venir aquí, mi esposa y yo también estábamos un poco preocupados porque no conocíamos a estas personas ni su estado de ánimo, temíamos que no nos aceptaran, pensábamos en posibles conflictos”, recuerda el joven sacerdote, que se ordenó hace unas semanas. Al cabo de un rato, los temores, tanto de los refugiados como del padre Ihor y su esposa, se disiparon en la armonía de la naturaleza circundante, sanadora del cuerpo, pero también en las conversaciones cotidianas, en los esfuerzos de todos por hacer la vida diaria más cómoda y hermosa, y en la oración común, sanadora del alma.

La dimensión ecuménica

“Podemos decir que esta es una casa ecuménica”, dice el padre Ihor. “Los refugiados pertenecen a diferentes confesiones cristianas: entre ellos están los protestantes, los ortodoxos. Mi familia y yo somos los únicos católicos”. Este hecho sólo planteó una pregunta al joven sacerdote: “¿Cómo organizar una oración diaria en la que todos pudieran participar?” “Después de pensarlo un rato”, cuenta, “le dije que todas las tardes, a las 20 horas, tendríamos una oración común y quien quisiera podría participar. Para el padre Ihor, la presencia de todos fue una sorpresa. Todas las noches la comunidad reza, a veces el sacerdote propone una breve catequesis, y después también se discuten los asuntos prácticos de la casa, las decisiones que hay que tomar para el día siguiente. “Si no hubiera capilla en esta casa, si no hubiera oración comunitaria”, dice el padre Ihor, “creo que el ambiente general sería muy diferente: probablemente habría conflictos y peleas. Este encuentro de oración nos une, nos convierte en comunidad, y aquí vivimos las palabras del Evangelio: ‘Que todos sean uno'”.
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15 de Mayo. V Domingo de Pascua. Comentario Bíblico.

Evangelio: (13,31-35): La batalla del amor

III.1. Estamos, en el evangelio de Juan en la última cena de Jesús. Ese es el marco de este discurso de despedida, testamento de Jesús a los suyos. La última cena de Jesús con sus discípulos quedaría grabada en sus mentes y en su corazón. El redactor del evangelio de Juan sabe que aquella noche fue especialmente creativa para Jesús, no tanto para los discípulos, que solamente la pudiera recordar y recrear a partir de la resurrección. Juan es el evangelista que más profundamente ha tratado ese momento, a pesar de que no haya descrito la institución de la eucaristía. Ha preferido otros signos y otras palabras, puesto que ya se conocían las palabras eucarísticas por los otros evangelistas. Precisamente las del evangelio de hoy son determinantes. Se sabe que para Juan la hora de la muerte de Jesús es la hora de la glorificación, por eso no están presentes los indicios de tragedia.

III.2. La salida de Judas del cenáculo (v.30) desencadena la “glorificación” en palabras del Jesús joánico. ¡No!, no es tragedia todo lo que se va a desencadenar, sino el prodigio del amor consumado con que todo había comenzado (Jn 13,1). Jesús había venido para amar y este amor se hace más intenso frente al poder de este mundo y al poder del mal. En realidad esta no puede ser más que una lectura “glorificada” de la pasión y la entrega de Jesús. Y no puede hacerse otro tipo de lectura de lo que hizo Jesús y las razones por las que lo hizo. Por ello, ensañarse en la pasión y la crueldad del su sufrimiento no hubiera llevado a ninguna parte. El evangelista entiende que esto lo hizo el Hijo del hombre, Jesús, por amor y así debe ser vivido por sus discípulos.

III.3. Con la muerte de Jesús aparecerá la gloria de Dios comprometido con él y con su causa. Por otra parte, ya se nos está preparando, como a los discípulos, para el momento de pasar de la Pascua a Pentecostés; del tiempo de Jesús al tiempo de la Iglesia. Es lógico pensar que en aquella noche en que Jesús sabía lo que podría pasar tenía que preparar a los suyos para cuando no estuviera presente. No los había llamado para una guerra y una conquista militar, ni contra el Imperio de Roma. Los había llamado para la guerra del amor sin medida, del amor consumado. Por eso, la pregunta debe ser: ¿Cómo pueden identificarse en el mundo hostil aquellos que le han seguido y los que le seguirán? Ser cristiano, pues, discípulo de Jesús, es amarse los unos a los otros. Ese es el catecismo que debemos vivir. Todo lo demás encuentra su razón de ser en esta ley suprema de la comunidad de discípulos. Todo lo que no sea eso es abandonar la comunión con el Señor resucitado y desistir de la verdadera causa del evangelio.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)