Parroquia San Andres Apostol

31 de Marzo – IV Domingo de Cuaresma /C

Evangelio según san Lucas (Lc 15-1,2-3.11-32)

En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores para escucharlo. Por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: “Éste recibe a los pecadores y come con ellos”.

Jesús les dijo entonces esta parábola: “Un hombre tenía dos hijos, y el menor de ellos le dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte de la herencia que me toca’. Y él les repartió los bienes.

No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se fue a un país lejano y allá derrochó su fortuna, viviendo de una manera disoluta. Después de malgastarlo todo, sobrevino en aquella región una gran hambre y él empezó a padecer necesidad. Entonces fue a pedirle trabajo a un habitante de aquel país, el cual lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Tenía ganas de hartarse con las bellotas que comían los cerdos, pero no lo dejaban que se las comiera.

Se puso entonces a reflexionar y se dijo: ‘¡Cuántos trabajadores en casa de mi padre tienen pan de sobra, y yo, aquí, me estoy muriendo de hambre! Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Recíbeme como a uno de tus trabajadores’.

Enseguida se puso en camino hacia la casa de su padre. Estaba todavía lejos, cuando su padre lo vio y se enterneció profundamente. Corrió hacia él, y echándole los brazos al cuello, lo cubrió de besos. El muchacho le dijo: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo’.

Pero el padre les dijo a sus criados: ‘¡Pronto!, traigan la túnica más rica y vístansela; pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies; traigan el becerro gordo y mátenlo. Comamos y hagamos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado’. Y empezó el banquete.

El hijo mayor estaba en el campo y al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y los cantos. Entonces llamó a uno de los criados y le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: ‘Tu hermano ha regresado y tu padre mandó matar el becerro gordo, por haberlo recobrado sano y salvo’. El hermano mayor se enojó y no quería entrar.

Salió entonces el padre y le rogó que entrara; pero él replicó: ‘¡Hace tanto tiempo que te sirvo, sin desobedecer jamás una orden tuya, y tú no me has dado nunca ni un cabrito para comérmelo con mis amigos! Pero eso sí, viene ese hijo tuyo, que despilfarró tus bienes con malas mujeres, y tú mandas matar el becerro gordo’.

El padre repuso: ‘Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo. Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado’ ”.

III Domingo de Cuaresma. Introducción.

El Señor es compasivo y misericordioso

La segunda parte de la Cuaresma (domingos tercero, cuarto y quinto) cada uno de los Ciclos tiene un tono propio marcado por los Evangelios que se leen en ellos: el Ciclo A tiene un tono Bautismal (se inicia un proceso catecumenal que culmina con el bautismo en la noche de Pascua),  el Ciclo B incide más en el camino de la Cruz, y  el actual Ciclo C insiste en la necesidad de la conversión y por eso en los próximos domingos –el hijo pródigo y la adúltera- nos presentarán, desde distintas perspectivas, la misericordia de Dios y también la nuestra.

Las lecturas de este tercer domingo pate del éxodo realizado por el Dios que libera por mediación de Moisés (Ex 3,1-8ª.13-15) y este acontecimiento hace que la asamblea proclame con el salmo: “El Señor es compasivo y misericordioso” (Smo.102, 1b-4.6-8.11) San Pablo, en la segunda lectura, hace una explicación en tono espiritual de la primera lectura: “la vida cristiana es como un éxodo conducido por Cristo”. Por este motivo el Evangelio de Lucas (el evangelista de este Ciclo) nos hace una llamada urgente a la CONVERSIÓN.

La Cuaresma viene a ser como un signo sacramental de esta conversión. Es una llamada a los cristianos a encarnar más intensa y concretamente el misterio pascual en su vida personal, familiar y social, poniendo en práctica las clásicas armas que nuestra madre la Iglesia pone a nuestra disposición: el ayuno (encuentro con nosotros mismos), la oración (encuentro con Dios) y la limosna (encuentro con nuestros hermanos).

Fr. Manuel Gutiérrez BanderaFr. Manuel Gutiérrez Bandera
Virgen del Camino (León)

24 de marzo – III Domingo de Cuaresma /C

Evangelio según san Lucas (Lc 13, 1-9)

En aquel tiempo, algunos hombres fueron a ver a Jesús y le contaron que Pilato había mandado matar a unos galileos, mientras estaban ofreciendo sus sacrificios. Jesús les hizo este comentario: “¿Piensan ustedes que aquellos galileos, porque les sucedió esto, eran más pecadores que todos los demás galileos? Ciertamente que no; y si ustedes no se arrepienten, perecerán de manera semejante. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿piensan acaso que eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? Ciertamente que no; y si ustedes no se arrepienten, perecerán de manera semejante”.

Entonces les dijo esta parábola: “Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo; fue a buscar higos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Mira, durante tres años seguidos he venido a buscar higos en esta higuera y no los he encontrado. Córtala. ¿Para qué ocupa la tierra inútilmente?’ El viñador le contestó: ‘Señor, déjala todavía este año; voy a aflojar la tierra alrededor y a echarle abono, para ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortaré’ ”.

Comentario Bíblico. II Domingo de Cuaresma. Lucas (9,28-36): La Transfiguración desde la oración.

III.1. ¿A dónde nos lleva el evangelio de hoy? Si seguimos el texto en sus inicios: subió al monte a orar. Esto es muy propio de Lucas y siempre en momentos importantes de la vida de Jesús. No hay nombre para el monte en ninguno de los evangelistas (cf Mt 17,1-9; Mc 9,2-10). El evangelista Lucas, a su manera, quiere asomarnos, por un pequeño instante, con los discípulos, a esa vida que no está limitada por nada ni por nadie. Quien escucha, hoy, en este domingo de Cuaresma, este pasaje del evangelio quedará sorprendido, porque no le será fácil entender todo lo que en él acontece. Pero debemos pensar que Lucas, recogiendo la tradición de Marcos, que es el primer evangelista que la asumió de otros, sabe que en su comunidad habrá dificultades para entenderla. De todas formas ha limado un poco su lenguaje y su intención catequética. La Transfiguración es una escena llena de contenidos simbólicos. Es como un respiro que Dios le concede a Jesús en su camino hacia Jerusalén, hacia la pasión y la muerte, con objeto de que alcance a experimentar un previamente la meta. Solo desde la oración, entiende Lucas, es posible vislumbrar lo que sucede en el alma de Jesús. Ese coloquio que Jesús mantiene con los personajes del Antiguo Testamento, Moisés y Elías, representan la Ley y los Profetas y con ellos se entabla un diálogo en profundidad sobre su “partida” (éxodo), sobre su futuro, en definitiva, sobre su muerte.

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17 de Marzo – II Domingo de Cuaresma

Evangelio según san Lucas(Lc 9,28b-36)

En aquel tiempo, Jesús se hizo acompañar de Pedro, Santiago y Juan, y subió a un monte para hacer oración. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se hicieron blancas y relampagueantes. De pronto aparecieron conversando con él dos personajes, rodeados de esplendor: eran Moisés y Elías. Y hablaban de la muerte que le esperaba en Jerusalén.

Pedro y sus compañeros estaban rendidos de sueño; pero, despertándose, vieron la gloria de Jesús y de los que estaban con él. Cuando éstos se retiraban, Pedro le dijo a Jesús: "Maestro, sería bueno que nos quedáramos aquí y que hiciéramos tres chozas: una para ti, una para Moisés y otra para Elías", sin saber lo que decía.

No había terminado de hablar, cuando se formó una nube que los cubrió; y ellos, al verse envueltos por la nube, se llenaron de miedo. De la nube salió una voz que decía: "Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo". Cuando cesó la voz, se quedó Jesús solo.

Los discípulos guardaron silencio y por entonces no dijeron a nadie nada de lo que habían visto.

Cantaremos–VIII Domingo del Tiempo Ordinario /C

El pensamiento de Jesús es claro: el hombre auténtico se construye desde dentro. Es la conciencia la que ha de orientar y dirigir la vida de la persona. Lo decisivo es el «corazón», ese lugar secreto e íntimo de nuestra libertad donde no nos podemos engañar a nosotros mismos.  Ahí se juega lo mejor y lo peor de nuestra existencia.

Las leyes nunca podrán reemplazar la voz de la conciencia. Jesús no viene a abolir la Ley, pero sí a superarla y desbordarla desde el «corazón». No se trata de vivir cínicamente al margen de la ley, pero sí de humanizar las leyes viviendo del espíritu hacia el que apuntan cuando son rectas.

Lo mismo sucede con los ritos. Jesús siente un santo horror hacia lo que es falso, teatral o postizo. Una de las frases bíblicas más citadas por Jesús es ésta del profeta Isaías: «Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío. Lo importante, según Jesús, es la limpieza del corazón, el «aseo interior».

CANTAREMOS :

      • El Señor nos llama ……………………………… 272
      • Te vengo a ofrecer
      • Vaso nuevo ……………………………………….. 221
      • Tan cerca de mi …………………………………. 193
      • Tomado de la mano ……………………………. 191

Comentario Bíblico – Evangelio (Lucas 6, 39-45): La sabiduría de la misericordia

Este texto, final del sermón del llano lucano, nos invita a poner en práctica las palabras de Jesús. Se habla de una parábola, que en realidad son dos comparaciones (mashal, proverbio). En primer lugar la del ciego y en segundo lugar la del discípulo y maestro. Después vemos una construcción que se nos presenta como un paralelismo antitético, centrada sobre el árbol bueno y el malo (vv. 43-45), poniendo de manifiesto que todo árbol se valora de verdad por sus frutos. Ninguno puede dar un fruto distinto de su esencia: los higos no se buscan en las espinas, ni las uvas en los zarzales. Todo este conjunto es sapiencial, como el texto de Ben Sirac. Esto lo encontramos, aunque no exactamente así, en Mt 7, 1ss (el sermón de la montaña).

En el mundo judío el discípulo no estaba llamado a superar al maestro como sucede a veces en el mundo occidental no bíblico. Mas bien se trata de imitar la sabiduría del maestro que le ha enseñado. Pero en este discurso, previamente, está el famoso dicho de "sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso" (Lc 6, 36). Es ahí donde se apoya esta enseñanza de los dichos de Jesús: que los ciegos, que los discípulos, traten de imitar la misericordia del Padre. Es, pues, una llamada a ser discípulos de la misericordia. De esa manera no estaremos preocupados de ver y agrandar el mal o los fallos de los otros y pasar por altos los nuestros. "Sed misericordiosos" es no admitir esa clase de ceguera patológica que tenemos para querer guiar a los que ven o tienen más sabiduría que nosotros. No reconocer eso es ser como los ciegos y los discípulos que sin sabiduría quieren ser más sabios que su maestro.

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3 de Marzo – VIII Domingo del Tiempo Ordinario /C

Evangelio según San Lucas (Lc 6,39-45)

En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos este ejemplo: “¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo? El discípulo no es superior a su maestro; pero cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.

¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo te atreves a decirle a tu hermano: ‘Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo’, si no adviertes la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga que llevas en tu ojo y entonces podrás ver, para sacar la paja del ojo de tu hermano.

No hay árbol bueno que produzca frutos malos, ni árbol malo que produzca frutos buenos. Cada árbol se conoce por sus frutos. No se recogen higos de las zarzas, ni se cortan uvas de los espinos. El hombre bueno dice cosas buenas, porque el bien está en su corazón, y el hombre malo dice cosas malas, porque el mal está en su corazón, pues la boca habla de lo que está lleno el corazón”.

Comentario Bíblico . Evangelio (Lucas 6,27-38): Evangelio frente a violencia.

Se trata, junto con las bienaventuranzas, del centro del mensaje evangélico en su identidad más absolutamente cristiana, en exigencia más radical, en cuanto expresa lo que es la raíz del evangelio. Y la raíz es aquello que da vida a una planta; que recoge el "humus de la tierra". Frecuentemente, cuando se habla de radical se piensa en lo que es muy difícil o heroico. Si fuera así el cristianismo, entonces estaríamos llamados casi todos a una experiencia de fracaso. Por el contrario, en las exigencias radicales y utópicas del sermón es cuando el cristiano sabe y experimenta qué camino ha elegido verdaderamente. Y no es lo importante la dificultad de llevar todo esto a la praxis, sino saber identificarse con el proyecto de Jesús, que es el proyecto de Dios.

Por eso mismo, el amor, incluso a los enemigos; el renunciar a la violencia cuando existen razones subjetivas e incluso objetivas para tomar disposiciones de ese tipo es una forma de poner de manifiesto que el proyecto de evangelio se enraíza en algo fundamental. Nadie ha podido proponer algo tan utópico, tan desmesurado, como lo que Jesús les propone a hombres y mujeres que tenían razones para odiar y para emprender un camino de violencia. La sociedad estaba dominada por el Imperio de Roma, y unas cuantas familias se apoyaban en ello para dominar entre el pueblo. La pobreza era una situación de hecho; las leyes se imponían en razón de fuerzas misteriosas y poderosas, de tradiciones, de castas y grupos. El mensaje de Jesús no debería haber sido precisamente de amor y perdón, sino de revolución violenta. Y no es que Jesús no pretendiera una verdadera revolución; su mensaje sobre el reino de Dios podía sonar en tonos de violencia para muchos. Pero ¿cómo es posible que Jesús pida a las gentes que amen a los enemigos? Porque el Reino se apoya en la revolución del amor; así es como el amor del Reino no es romanticismo; así es como el Reino es radical; así es como el evangelio no es una ideología del momento, sino mensaje que perdura hasta nuestros días. Jesús quería algo impresionante, y no precisamente irrealizable a pesar de la condición humana. Es posible que durante mucho tiempo se haya pensado que la práctica del sermón de la montaña o del llano no es posible llevarla a cabo en este mundo y se considere que su utopía nos excusa de realizarlo. Pero utopía no quiere decir irrealizable, quiere decir que está fuera de la forma común en que nos comportamos los hombres.

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