Parroquia San Andres Apostol

17 de Junio – XI Domingo del Tiempo Ordinario /B

Evangelio según san Marcos (Mc 4,26-34)

En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha”.

Les dijo también: “¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra”.

Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.

Comentario Bíblico . Evangelio (Marcos 3,20-35): Frente a lo "demoniaco", la familia de los hijos de Dios

De entre las sanaciones de Jesús, merece la pena hablar de la “desdemonización” como clave del anuncio de la presencia del Reino. Pero esto, hoy, no se puede abordar simplemente como de “expulsión de demonios”, fenómeno de “exorcistas” que tanta curiosidad provoca a veces, sino de la liberación de la mente y del corazón de que todo el que sufría y padecía estaba bajo la égida del demonio, de Beelzebul como personalización de todo ello. La cultura de la enfermedad en el judaísmo y en Galilea especialmente, tenía estos tonos tan dramáticos de personas desquiciadas. El drama es que esto se concebía como un castigo y un abandono de Dios. Es ahí donde actúa Jesús con su acción “desdemonizadora”. Y si el Reino de Dios no se queda simplemente en un concepto, sino que es una fuerza que transforma, Jesús libera a toda esta gente estigmatizada por sus vecinos, y deben ser los primeros en experimentar la misericordia de Dios.

Por eso, la acusación de que Jesús actúa en nombre de Belzebú es negarle todo el pan y la sal del Reino que anuncia y de su misericordia. La parábola, pues, es sintomática: no puede actuar en nombre del Belzebú y expulsarlo. Tiene que ser en nombre de una fuerza mayor; pero es eso lo que no le quieren aceptar. No hay poderes mágicos ni ocultos, sino una palabra de vida, de acercamiento, de misericordia, de gratuidad en nombre del mismo Dios que niegan a esos desgraciados. Es una terapia psicológica, pero más que eso, teológica y espiritual, que sus adversarios no pueden resistir. No hace falta entrar en los términos técnicos de esas enfermedades de la mente, porque lo eran también del corazón. En realidad era una enfermedad cultural y también religiosa, de entonces, que Jesús no estaba dispuesto a aceptar frente a su mensaje evangélico de alegría y amor. 

Esa acusación, quiere entender el redactor del evangelio, es justamente lo que viene a ser la blasfemia contra el Espíritu Santo. Se trataría, sin duda, de un “dicho” de Jesús independiente que ahora cobra su sentido aquí: acusarlo de estar de parte de Satanás porque libera a los “endemoniados” es faltar a toda la verdad. Es ponerlo del lado de las tinieblas cuando viene a traer luz; es ponerlo de parte de los cobardes, cuando viene a ser la misma fuerza salvadora y liberadora de Dios; es ponerlo en el ámbito de la cultura malsana de Satanás, cuando todo lo experimenta y lo pace en nombre de Dios y de su bondad. Ese es el pecado contra el Espíritu. 

La escena que leemos de Marcos se remata con esa dosis de maldad hasta el punto de que pretenden responsabilizar a la misma familia de Jesús para que ponga remedio al asunto. “Su madre y sus hermanos” han llegado para llevárselo y convencerle que deje ese camino. Es una noticia escueta, dura, realista, sin duda. El que parte de su familia no le apoyara en su actividad de profeta itinerante, no debe sorprendemos; es uno de los puntos que hoy se dan como asumidos en la aproximación a la vida histórica de Jesús. La sociedad galilea tenía sus propias identidades socioculturales y no se perdona ni a una persona ni a su familia en estos casos. Pero Jesús responde como había de responder. Sin renunciar a su madre y a sus hermanos… extiende su familia a todos los enfermos y desvalidos que han encontrado en su “terapia espiritual” una familia nueva que les acoja y les cuide. Son los seguidores del reino de Dios que liberándose de esa cultura demoníaca inaceptable, sienten que de verdad Dios está con ellos en sus sufrimientos.

Fray Miguel de Burgos Núñez
Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

10 de Junio – X Domingo del Tiempo Ordinario/B

Evangelio según san Marcos (Mc 3,20-35)

En aquel tiempo, Jesús entró en una casa con sus discípulos y acudió tanta gente, que no los dejaban ni comer. Al enterarse sus parientes, fueron a buscarlo, pues decían que se había vuelto loco.
Los escribas que habían venido de Jerusalén, decían acerca de Jesús: “Este hombre está poseído por Satanás, príncipe de los demonios, y por eso los echa fuera”.

Jesús llamó entonces a los escribas y les dijo en parábolas: “¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Porque si un reino está dividido en bandos opuestos, no puede subsistir. Una familia dividida tampoco puede subsistir. De la misma manera, si Satanás se rebela contra sí mismo y se divide, no podrá subsistir, pues ha llegado su fin. Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y llevarse sus cosas, si primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa.

Yo les aseguro que a los hombres se les perdonarán todos sus pecados y todas sus blasfemias. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo nunca tendrá perdón; será reo de un pecado eterno”. Jesús dijo esto, porque lo acusaban de estar poseído por un espíritu inmundo.

Llegaron entonces su madre y sus parientes; se quedaron fuera y lo mandaron llamar. En torno a él estaba sentada una multitud, cuando le dijeron: “Ahí fuera están tu madre y tus hermanos, que te buscan”.

Él les respondió: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?” Luego, mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo: “Éstos son mi madre y mis hermanos. Porque el que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.

Comentario Bíblico . Evangelio: Marcos (14,12-26): La muerte como entrega

III.1. El evangelio expone la preparación de la última cena de Jesús con los suyos  y la tradición de sus gestos y sus palabras en aquella noche, antes de morir. Sabemos de la importancia que esta tradición tuvo desde el principio del cristianismo. Aquella noche (fuera o no una cena ritualmente pascual), Jesús hizo y dijo cosas que quedarán grabadas en la conciencia de los suyos. Con toda razón se ha recalcado el «haced esto en memoria mía». Sus palabras sobre el pan y sobre la copa expresan la magnitud de lo que quería hacer en la cruz: entregarse por los suyos, por todos los hombres, por el mundo, con un amor sin medida.

III.2. Marcos nos ofrece la tradición que se privilegiaba en Jerusalén, mientras que Lucas y Pablo nos ofrecen, probablemente, «las palabras» con la que este misterio se celebraba en Antioquía. En realidad, sin ser idénticas, quieren expresar lo mismo: la entrega del amor sin medida. Su muerte, pues, tiene el sentido que el mismo Jesús quiere darle. No pretendió que fuera una muerte sin sentido, ni un asesinato horrible. No es cuestión de decir que quiere morir, sino que sabe que ha de morir, para que los hombres comprendan que solamente desde el amor hay futuro. La Eucaristía, pues, es el sacramento que nos une a ese misterio de la vida de Cristo, de Dios mismo, que nos la entrega a nosotros de la forma más sencilla.

Fray Miguel de Burgos Núñez
Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

3 de Junio 2018 . Solemnidad del cuerpo y la sangre de Cristo.

Evangelio según san Marcos ( Mc 14, 12-16.22-26)

El primer día de la fiesta de los panes Azimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le preguntaron a Jesús sus discípulos: “¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?” Él les dijo a dos de ellos: “Vayan a la ciudad. Encontrarán a un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo y díganle al dueño de la casa en donde entre: ‘El Maestro manda preguntar: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?’ Él les enseñará una sala en el segundo piso, arreglada con divanes. Prepárennos allí la cena”. Los discípulos se fueron, llegaron a la ciudad, encontraron lo que Jesús les había dicho y prepararon la cena de Pascua.

Mientras cenaban, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciendo: “Tomen: esto es mi cuerpo”. Y tomando en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias, se la dio, todos bebieron y les dijo: “Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, que se derrama por todos. Yo les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios”.

Después de cantar el himno, salieron hacia el monte de los Olivos.

Comentario Bíblico : Mateo (28,16-20): El bautismo sacramento del amor trinitario

II.1. El evangelio del día usa la fórmula trinitaria  como fórmula bautismal de salvación. Hacer discípulos y bautizar no puede quedar en un rito, en un papel, en una ceremonia de compromiso. Es el resucitado el que “manda” a los apóstoles, en esta experiencia de Galilea, a anunciar un mensaje decisivo. No sabemos cuándo y cómo nació esta fórmula trinitaria en el cristianismo primitivo. Se ha discutido mucho a todos los efectos. Pero debemos considerar que el bautismo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo significa que ser discípulos de Jesús es una llamada para entrar en el misterio amoroso de Dios.

III.2. Bautizarse en el nombre del Dios trino es introducirse en la totalidad de su misterio. El Señor resucitado, desde Galilea, según la tradición de Mateo (en Marcos falta un texto como éste) envía a sus discípulos a hacer hijos de Dios por todo el mundo. Podíamos preguntarnos qué sentido tienen hoy estas fórmulas de fe primigenias. Pues sencillamente lo que entonces se prometía a los que buscaban sentido a su vida. Por lo mismo, hacer discípulos no es simplemente enseñar una doctrina, sino hacer que los hombres encuentren la razón de su existencia en el Dios trinitario, el Dios cuya riqueza se expresa en el amor.

Fray Miguel de Burgos Núñez
Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

Cantaremos . Solemnidad de la Santísima Trinidad

Para muchos contemporáneos, Dios es algo lejano y vago, algo que se confunde casi con lo ilusorio e irreal. De hecho, son bastantes los que casi insensiblemente, van pasando poco a poco de una fe débil y superficial a un ateísmo también débil y superficial, sin detenerse con sinceridad ante la realidad de quien es origen y destino último de nuestro ser. ¿Cómo aprender de nuevo a vivir con gozo ante Dios? ¿Cómo ponerse de nuevo en camino hacia El? Hemos de redescubrir, antes que nada, que Dios en su realidad más profunda es trinidad no es un ser solitario, sino vida compartida, amor comunitario. Dios es amor que nos acoge, amistad que nos envuelve. Sólo quien sabe de amor sabe de Dios. Sólo quien es capaz de vivir incondicionalmente la amistad, de irradiar amor y bondad en esta sociedad egoísta, de poner un poco de justicia y ternura en la construcción de este mundo, puede encontrar a Dios. S Ireneo de Lyon escribió: «gloria Dei, vivens homo». Y viene a decir esto: el hombre que más honra a Dios es aquél que está más lleno de vida. Ciertamente, el hombre que da más gloria a la Trinidad es aquél que con más fuerza vive el amor. Nuestra sociedad no necesita «defensores triunfalistas» que nos hagan la propaganda de Dios, sino testigos humildes que con su vida nos hagan percibir el amor y la amistad de Dios por los hombres

CANTAREMOS:

      • Reunidos en el nombre del Señor …………………………………………  159
      • Este Pan y Vino Señor …………………………………………………………….    01
      • Como el siervo al agua va ………………………………………………………     54
      • Tan cerca de mi ………………………………………………………………………  193
      • El Señor es mi fuerza ……………………………………………………………..  180
      • Alabaré …………………………………………………………………………………..    17

27 de Mayo – Solemnidad de la Santísima Trinidad

Evangelio según san Mateo (Mt 28,16-20)

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban.

Entonces Jesús se acercó a ellos y les dijo: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”.

Comentario Bíblico – Evangelio: Juan (15,26-27; 16,12-15): El Espíritu de la verdad

III.1. El evangelio de este domingo está entresacado de Juan 15 y 16, capítulos de densa y expresiva teología joánica, que se ha puesto en boca de Jesús en el momento de la despedida de la última cena con sus discípulos. Habla del Espíritu que les ha prometido como «el Defensor» y el que les llevará a la experiencia de la verdad. Cuando se habla así, no se quiere proponer una verdad metafísica, sino la verdad de la vida. Sin duda que quiere decir que se trata de la verdad de Dios y de la verdad de los hombres. El concepto verdad en la Biblia es algo dinámico, algo que está en el corazón de Jesús y de los discípulos y, consiguientemente, en el corazón de Dios. El corazón es la sede de todos los sentimientos. Por lo mismo, si el Espíritu nos llevará a la verdad plena, total, germinal, se nos ofrece la posibilidad de entrar en el misterio del Dios de la salvación, de entrar en su corazón y en sus sentimientos. Por ello, sin el Espíritu, pues, no encontraremos al Dios vivo de verdad.

III.2. El Espíritu es el “defensor” también del Hijo. Todo lo que él, según San Juan, nos ha revelado de Dios, del padre vendrá confirmado por el Espíritu. Efectivamente, el Jesús joánico es muy atrevido en todos los órdenes y sus afirmaciones sobre las relaciones entre Jesús y Dios, el Padre, deben ser confirmadas por un testigo cualificado. No se habla de que el Espíritu sea el continuador de la obra reveladora de Jesús y de su verdad, pero es eso lo que se quiere decir con la expresión “recibirá de mí lo que os irá comunicando”. No puede ser de otra manera; cuando Jesús ya no esté entre los suyos, su Espíritu, el de Dios, el del Padre continuará la tarea de que no muera la verdad que Jesús ha traído al mundo.

Fray Miguel de Burgos Núñez
Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura