Parroquia San Andres Apostol

20 de Mayo. VIII Domingo de Pentecostés.

Evangelio según san Juan (Jn 20,19-23)

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
–«Paz a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
–«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. »
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
–«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos. »

El cardenal Joseph Ratzinger y el “tercer secreto” de Fátima.

En el 2000, el entonces cardenal Joseph Ratzinger explicó los signos y los símbolos de las apariciones marianas

Durante todo el siglo pasado, individuos de todas partes del mundo han elaborado teorías para descifrar el mensaje oculto en los “tres secretos” de Fátima, pero sor Lucía dijo que la interpretación pertenecía no al vidente, sino a la Iglesia.

Toca a la Iglesia interpretar los diversos signos y símbolos de Nuestra Señora de Fátima para ofrecer a los fieles una guía clara en la comprensión de lo que Dios quiere revelar.

La Iglesia hizo exactamente esto en el 2000, cuando el entonces cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, escribió un largo comentario-interpretación a nivel teológico del famoso “tercer secreto”.

Al cardenal se le encargó que aclarara los signos y símbolos que se encontraban en las visiones de la Virgen, e hizo algunos descubrimientos extraordinarios.

Aquí cinco revelaciones sorprendentes que se desprenden del “tercer secreto” de Nuestra Señora de Fátima tal y como lo interpretó el cardenal Ratzinger (ahora papa emérito Benedicto XVI).

¡Penitencia, penitencia, penitencia!

  1. “La palabra clave de este “secreto” es el triple grito: “¡Penitencia, Penitencia, Penitencia!”. Nos vuelve a la mente el inicio del Evangelio: paenitemini et credite evangelio (Mc 1, 15). Comprender los signos del tiempo significa: comprender la urgencia de la penitencia – de la conversión – de la fe. Esta es la respuesta correcta al momento histórico, que está caracterizado por grandes peligros, los cuales serán delineados en las imágenes sucesivas”.

El mensaje central de Nuestra Señora de Fátima era “Penitencia”. Ha querido recordar al mundo la necesidad de alejarse del mal y de reparar los daños provocados por nuestros pecados. Esta es la “clave” para comprender el resto del “secreto”. Todo gira en torno a la necesidad de penitencia.

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Comentario Bíblico – 13 de mayo, La Ascensión del Señor.

El evangelio de hoy es una especie de síntesis de lo que sucedió a Jesús a partir de la resurrección; síntesis que alguien ha añadido al evangelio de Marcos cuando ya estaba terminado. Esto se reconoce hoy claramente por su estilo, e incluso, por su teología. Habla de la Ascensión según lo que hemos podido escuchar en el texto de los Hechos de los Apóstoles. Pero lo que verdaderamente llama la atención de este evangelio es el encargo de la misión del Resucitado a sus apóstoles para que hagan discípulos en todas las partes del mundo. Se describe esta misión de la misma manera que Jesús la puso en práctica en el mismo evangelio de Marcos. Por tanto, Él es el modelo de nuestra predicación y de nuestros compromisos cristianos. El Reino, ahora, se hace presente cuando sus discípulos se empeñan, como Jesús, en vencer el mal del mundo y en hacer realidad la liberación de todas las situaciones angustiosas de la vida por medio del evangelio.

Fray Miguel de Burgos Núñez
Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

13 de Mayo – VII Domingo de Pascua /B . La Ascensión del Señor.

Evangelio según san Marcos (Mc 16,15-20)

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Éstos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos”.

El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían.

P. Sosa: “Las migraciones interpelan nuestra existencia como cristianos”

Renato Martinez – Ciudad del Vaticano

https://www.vaticannews.va/es/iglesia/news/2018-05/arturo-sosa-puentes-solidaridad-migracion-venezuela.html

Este lunes, 7 de mayo de 2018, a las 12:30 en la Sala de Prensa de la Santa Sede, tuvo lugar un “Meeting point” para presentar el proyecto “Puentes de solidaridad – Plan Pastoral integrado para ayudar a los migrantes venezolanos en Sudamérica”, nacido para dar respuestas concretas a los desafíos planteados por la migración masiva que afecta a los venezolanos.

El proyecto cuenta con la colaboración de  la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, y en respuesta al Santo Padre, ocho Conferencias Episcopales de Sudamérica han elaborado un plan pastoral para recibir, proteger, promover e integrar a los venezolanos obligados a emigrar, en cada fase de su viaje, desde la partida al tránsito, hasta la llegada y el posible regreso a casa.

En Vatican News, dialogamos con el P. Arturo Sosa Abascal, Prepósito General de la Compañía de Jesús, antiguo rector de la Universidad Católica de Táchira y ex-Director de la revista SIC, quien resaltó la importancia del acompañamiento a los migrantes en las diversas etapas de su itinerario migratorio.

https://www.vaticannews.va/es/iglesia/news/2018-05/arturo-sosa-puentes-solidaridad-migracion-venezuela.html

Comentario bíblico . Evangelio. Juan (15,9-17): La experiencia del amor del Padre en Jesús.

III.1. El evangelio de Juan, en esta parte del discurso de despedida de la última cena de Jesús con sus discípulos, insiste en el gran mandamiento, en el único mandamiento que Jesús ha querido dejar a los suyos. No hacía falta otro, porque en este mandamiento se cumplen todas las cosas. Forma parte del discurso de la vid verdadera que podíamos escuchar el domingo pasado y, sin duda, aquí podemos encontrar las razones profundas de por qué Jesús se presentó como la vid: porque en su vida, en comunión con Dios, en fidelidad constante a lo que Dios es, se ha dedicado a amar. Si Dios es amor, y Jesús es uno con Dios, su vida es una vida de entrega.

III.2. Por ello, los sarmientos solamente tendrán vida permaneciendo en el amor de Jesús, porque Jesús no falla en su fidelidad al amor de Dios. Jesús quiere repetir con los suyos, con su comunidad, lo que Dios ha hecho con él. Jesús siente que Dios le ama siempre (porque Dios es amor) y una comunidad no puede ser nada si no se fundamenta en el amor sin medida: dando la vida por los otros. Dios vive porque ama; si no amara, Dios no existiría. Jesús es el Señor de la comunidad, porque su señorío lo fundamenta en su amor. La comunidad tendrá futuro  si ponemos en práctica el amor, el perdón, la misericordia de los unos con los otros. Ese es el signo de los hijos de Dios.

III.3. Con una densidad, quizás no ajustada al lenguaje del Jesús histórico, el autor del cuarto evangelio nos adentra en el mundo del amor y de la amistad con Dios, con Jesús y entre los suyos. Es un discurso que establece unas relaciones muy particulares. Dios ama al Hijo, el Hijo ama a los suyos, éstos se llenan de alegría, ¿por qué? Porque estas son relaciones de amor de entrega, de amistad. Son términos que la psicología recoge como los más curativos para el corazón y la mente humana. Todos sabemos lo necesario que es ser amado y amar: es como la fuente de la felicidad. El Jesús de San Juan, pues, se despide de los suyos hablándoles de cosas trascendentales y definitivas. No hay otro mensaje, ni otro mandamiento, ni otra consigna más definitiva para los suyos. No está la cuestión en preguntarse solamente ¿qué tenemos que hacer?, aunque se formule en mandamiento, sino ¿cómo tenemos que vivir? : amando.

III.4. ¿Es amor de amistad (filía) – como en los griegos-, o más bien es amor de entrega sin medida (ágapê)? Sabemos que San Juan usa el verbo “fileô”, que es amar como se aman los amigos, en otros momentos. Pero en este texto de despedida está usando el verbo agapaô y el sustantivo ágape, para dar a entender que no se trata de una simple “amistad”, sino de un amor más profundo, donde todo se entrega a cambio de nada. El amor de amistad puede resultar muy romántico, pero se puede romper. El amor de “entrega” no es romántico, sino que implica el amor de Dios que ama a todos: a los que le aman y a los que no le aman. Los discípulos de Jesús deben tener el amor de Dios  que es el que les ha entregado Jesús. Este es el amor que produce la alegría (chara) verdadera. El “permanecer” en Jesús no se resuelve como una simple cuestión de amistad, de la que tanto se habla, se necesita y es admirable. El discipulado cristiano del permanecer  no se puede fundamentar solamente en la “amistad” romántica, sino en la confianza de quien tiene que dar frutos. Por eso han sido elegidos: están llamados a ser amigos de Jesús los que aman entregándolo todo como El hizo. Esta amistad no se puede romper  porque está hecho de un amor sin medida, el de Dios.

Fray Miguel de Burgos Núñez
Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

6 de Mayo – VI Domingo de Pascua /B

Evangelio según san Juan (Jn 15,9-17)

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena.

Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre.

No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se amen los unos a los otros”.

Comentario bíblico – Evangelio: Juan (15,1-8): Cristo, vid donde está la vida

III.1. El evangelio de Juan nos ofrece uno de esos discursos llamados de “revelación”, porque en ellos éste evangelista nos muestra quién es El Señor. Se enumera entre los famosos “yo soy” del evangelio de Juan (el Mesías 4,26: el pan de vida 6,35.41.48.51; la luz del mundo 8,12; 9,5; la puerta de las ovejas 10,7.9; el buen pastor 10,11.14; el Hijo de Dios 10,36; la resurrección 11,25; el Señor y el Maestro 13,13; el camino 14,6; la verdad 14,6;la vida 11,25;14:6; el rey de los judíos 19,21. Esto ha planteado, de alguna manera, una “cristología” y un discipulado de exclusividad. Aquí, en este discurso, Jesús se presenta con una imagen que era tradicional en la Biblia, la de la viña. Conocemos un canto de la viña en el profeta Isaías (c.5) que tiene unas constantes muy peculiares: la viña era el pueblo de Dios. Sabemos que la viña está compuesta de muchas cepas, pero la viña no ha dado fruto bueno, es un fracaso, se debe arrancar. Ese es el canto de Isaías. )Lo arrancará Dios? Debemos decir que desde la teología joánica, la respuesta a ese canto es distinta; no es necesario que Dios la arranque: ahora Jesús se va a presentar como la clave curativa para que la viña produzca buenos frutos. Él se presenta como la vid, y todos los hombres como los sarmientos para que sea posible dar buen fruto.

III.2. Pero escuchando su “palabra”, los sarmientos tendrán savia nueva, vida nueva, y entonces llevarán a cabo las obras del amor. Porque fuera de El, de su palabra, de sus mandamientos, no podemos permanecer. Se respira, pues, una gran seguridad frente al acecho de cortar y arrasar: Jesús está convencido que permanecer en El es una garantía para dar frutos. El *permanecer+ con El, el vivir de su palabra, de sus mandamientos, de su luz, de su vida, hará que la viña, el pueblo de Dios, vuelva de nuevo a ser el pueblo de la verdadera alianza. Con esto se complementa la enseñanza de la epístola en la que se propone a los discípulos permanecer en Dios. El camino para ello es permanecer en Jesús y en su evangelio.

III.3. La fórmula “permaneced en mí y yo en vosotros”, muy típica de este evangelista, define la relación del discípulo con Jesús como una reciprocidad personal. Esa relación personal con Jesús es la condición indispensable para dar fruto. La transformación teológica que se opera desde la imagen de la viña de Israel a esta propuesta simbólica del evangelio de Juan es muy peculiar. Una viña está compuesta de muchas cepas que, una a una, tienen su vida propia y que no tienen comunicación entre si. En el caso de la simbología de la viña de Juan la cepa, que es Jesús, hace que los pámpanos estén unidos a la cepa, a Jesús. Como Jesús es la vida, y la luz, y el Hijo, entonces estar unido a El es tener vida.

III.4. Se trata de un discipulado o de una comunidad intimista como algunos han señalado? No podemos negar que el evangelio de Juan es de este tenor. El “seguimiento” de Jesús no se expresa de la misma manera, v.g. que en Lucas, que es seguirle “por el camino”. Los discursos y las fórmulas de revelación del “yo soy” de esta teología joánica no dejan otra opción. Bien es verdad que eso no significa que la “exclusividad” de Jesús, el Hijo de Dios, no permita que esa luz de Jesús y esa vida que El ha traído precisamente, se convierta en un círculo de discípulos elitistas o excluyentes. Esa luz de Jesús y esa vida tienen muchas formas de manifestarse y de hacerse presente. Pero no es cuestión de exclusivismo, sino de confianza; la confianza de que en Jesús y con Jesús, el Señor, encontraremos la vida verdadera.

Fray Miguel de Burgos Núñez
Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

Cantaremos . V Domingo de Pascua /B

Por el buen fruto se reconoce el árbol bueno. Y por los frutos, por las buenas obras, reconocemos también a los creyentes. Una fe sin obras es una fe muerta.  Las obras en que se encarnan y realizan en la fe cristiana no son simplemente el cumplimiento de algunos ritos de piedad…. Lo que ha de hacer un cristiano no es sólo bautizarse, ir a misa, rezar, pasar una hora sentado en el templo, casarse por la Iglesia, decir una que otra palabra piadosa…… Todo eso ha de hacerlo para expresar su fe y para celebrar la fe, pero no es solo “eso”  lo que ha de hacer por tener fe. ¿Qué sentido tiene estar bautizado, si no se vive comprometido?…. ¿Qué significa la comunión eucarística, si no hay ni siquiera voluntad de compartir los bienes que decimos haber recibido de Dios?…… ¿Para qué casarse por la Iglesia, si no se está dispuesto a amarse mutuamente como Cristo ama a su Iglesia?…… Ser cristiano es un compromiso en la vida y de por vida. Tener fe no es sólo un título o un privilegio, sino una tarea, una misión. Lo que se espera del creyente no es que diga que lo es, sino que lo demuestre.  No se esperan sólo palabras, sino obras, obras buenas y que contribuyan a hacer mejor el mundo y la convivencia un poco más agradable.

CANTAREMOS:

      • El Señor nos llama y nos reúne ……………………………….. 272
      • Este es el momento …………………………………………………   73
        • Resucitó, Aleluya
        • El Señor resucito, Aleluya
      • Cantad al Señor, Aleluya …………………………………………    52