Parroquia San Andres Apostol

Domingo 8 de Octubre. XXVII Domingo del Tiempo Ordinario /A

Evangelio según san Mateo (Mt 21,33-43)

En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo esta parábola: “Había una vez un propietario que plantó un viñedo, lo rodeó con una cerca, cavó un lagar en él, construyó una torre para el vigilante y luego lo alquiló a unos viñadores y se fue de viaje.

Llegado el tiempo de la vendimia, envió a sus criados para pedir su parte de los frutos a los viñadores; pero éstos se apoderaron de los criados, golpearon a uno, mataron a otro y a otro más lo apedrearon. Envió de nuevo a otros criados, en mayor número que los primeros, y los trataron del mismo modo.

Por último, les mandó a su propio hijo, pensando: ‘A mi hijo lo respetarán’. Pero cuando los viñadores lo vieron, se dijeron unos a otros: ‘Éste es el heredero. Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia’. Le echaron mano, lo sacaron del viñedo y lo mataron.

Ahora, díganme: cuando vuelva el dueño del viñedo, ¿qué hará con esos viñadores?” Ellos le respondieron: “Dará muerte terrible a esos desalmados y arrendará el viñedo a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo”.

Entonces Jesús les dijo: “¿No han leído nunca en la Escritura: La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra del Señor y es un prodigio admirable?
Por esta razón les digo que les será quitado a ustedes el Reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos”.

Para Dios, lo que cuenta es “volver”. XXVI Domingo del Tiempo Ordinario.

 Para Dios, lo que cuenta es “volver”

III.1. El evangelio de Mateo (21,28-32), con la parábola del padre y los dos hijos, es provocativo, pero sigue en la misma tónica de los últimos domingos. Se quiere poner de manifiesto que el Reino de Dios acontece en el ámbito de la misericordia, por eso los pecadores pueden preceder a los beatos formalistas de siempre en lo que se refiere a la salvación. Una parábola nos pone en la pista de esta afirmación tan determinada, la de los dos hijos: uno dice que sí y después no va a trabajar a la viña; el otro dice que no, pero después recapacita sobre las palabras de su padre y va a trabajar.

III.2. Lo que cuenta, podríamos decir, son las obras, el compromiso, recordando aquello de no basta decir ¡Señor, Señor!. El acento, pues, se pone sobre el arrepentimiento, e incluso si la parábola se hubiera contado de otra manera, en la que el primero hubiera dicho que sí y hubiera ido a lo que el padre le pedía, no cambiarían mucho las cosas, ya que lo importante para Jesús es llevar a cabo lo que se nos ha pedido. Sabemos, no obstante, que los dos hijos corresponden a dos categorías de personas: las que siempre están hablando de lo religioso, de Dios, de la fe y en el fondo su corazón no cambia, no se inmutan, no se abren a la gracia. Probablemente tienen religión, pero no auténtica fe. Por eso, por ley de contrastes, la parábola está contada con toda intencionalidad y va dirigida, muy especialmente, contra los primeros.

III.3. El acento está, justamente, en aquellos que habiéndose negado a la fe primeramente, se dejan llenar al final por la gracia de Dios, aunque esto sirve para desenmascarar a los que son como el hijo que dice que sí y después hace su propia voluntad, no la del padre. Los verdaderos creyentes y religiosos, aunque sean publicanos y prostitutas, son los que tienen la iniciativa en el Reino de la salvación, porque están más abiertos a la gracia. El evangelio ha escogido dos oficios denigrados y denigrantes (recaudadores de impuestos y prostitutas); pero no olvidemos que el marco de los oyentes también es explícito: los sacerdotes y ancianos, que dirigían al pueblo. Pero para Dios no cuentan los oficios, ni lo que los otros piensen; lo que cuenta es que son capaces de volver, de convertirse.

Fray Miguel de Burgos Núñez
Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

1 de Octubre . XXVI Domingo del tiempo Ordinario /A

Evangelio según san Mateo (Mt 21,28-32)

En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: “¿Qué opinan de esto? Un hombre que tenía dos hijos fue a ver al primero y le ordenó: ‘Hijo, ve a trabajar hoy en la viña’. Él le contestó: ‘Ya voy, señor’, pero no fue. El padre se dirigió al segundo y le dijo lo mismo. Éste le respondió: ‘No quiero ir’, pero se arrepintió y fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?” Ellos le respondieron: “El segundo”.

Entonces Jesús les dijo: “Yo les aseguro que los publicanos y las prostitutas se les han adelantado en el camino del Reino de Dios. Porque vino a ustedes Juan, predicó el camino de la justicia y no le creyeron; en cambio, los publicanos y las prostitutas, sí le creyeron; ustedes, ni siquiera después de haber visto, se han arrepentido ni han creído en él”.

Cantaremos . XXV Domingo del Tiempo Ordinario

Vayan ustedes también a trabajar mi viña.

Los cristianos no terminamos de creer en el Dios increíblemente bueno del que habla Jesús.  Seguimos con ideas equivocadas acerca de Dios. Las parábola de hoy ya la conocemos:  El dueño de una viña va contratando obreros para que trabajen en su propiedad. Al primer grupo los contrata muy de mañana por un denario . A lo largo del día, va contratando a otros obreros que también van a la viña, pero trabajan mucho menos y sin soportar el peso del día y del calor. Al terminar la jornada paga a todos un denario. Y cuando los primeros se quejan, responde así: «¿no puedo hacer lo que quiero con lo mío? ¿o vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?»  

El mensaje de Jesús rompe nuestras medidas… El dueño de la viña no se fija en el esfuerzo realizado por cada grupo de obreros sino en lo que necesitan para vivir. Podríamos pensar que esta manera de entender la bondad de Dios nos llevaría a una vida irresponsable y arbitraria. ¡Nada más contrario a la realidad pues, según Jesús, esta bondad de Dios es la que debe inspirar nuestras relaciones y nuestra convivencia!  Si todos pensáramos un poquito más en las urgencias que torturan a un porcentaje alto de nuestro pueblo no estaríamos como estamos…No le agrada al Señor que pensemos sólo en nuestras ganancias  olvidando el hambre y las angustias de los otros.

Si lo pensamos bien, nuestro cristianismo tiene exigencias a las que debemos responder con la generosidad que nos enseña el Señor.  Cuando nos encontramos con alguien, no hemos de preguntamos qué merece de nosotros, sino, que necesita para vivir…. Sólo así, con el corazón abierto y disponible, podemos llamarnos de verdad “cristianos, seguidores de Cristo”.  Lo demás es observancia de ritos y repetición mecánica de oraciones … Se podría decir de nosotros: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de Mi.

CANTAREMOS:

      • Reunidos en el nombre del Señor ………………………………… 159
        • Te vengo a ofrecer
        • Santo – Padre Nuestro
        • La Paz – Cordero de Dios
        • El Viñador
      • Tan cerca de mí ………………………………………………………………. 193
      • Alabaré …………………………………………………………………………..   17

24 de Septiembre–XXV Domingo del Tiempo Ordinario /A

Evangelio según San Mateo (Mt 20,1-16)

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los cielos es semejante a un propietario que, al amanecer, salió a contratar trabajadores para su viña. Después de quedar con ellos en pagarles un denario por día, los mandó a su viña. Salió otra vez a media mañana, vio a unos que estaban ociosos en la plaza y les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo que sea justo’. Salió de nuevo a medio día y a media tarde e hizo lo mismo.

Por último, salió también al caer la tarde y encontró todavía a otros que estaban en la plaza y les dijo: ‘¿Por qué han estado aquí todo el día sin trabajar?’ Ellos le respondieron: ‘Porque nadie nos ha contratado’. Él les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña’.

Al atardecer, el dueño de la viña dijo a su administrador: ‘Llama a los trabajadores y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta que llegues a los primeros’. Se acercaron, pues, los que habían llegado al caer la tarde y recibieron un denario cada uno.

Cuando les llegó su turno a los primeros, creyeron que recibirían más; pero también ellos recibieron un denario cada uno. Al recibirlo, comenzaron a reclamarle al propietario, diciéndole: ‘Esos que llegaron al último sólo trabajaron una hora, y sin embargo, les pagas lo mismo que a nosotros, que soportamos el peso del día y del calor’.

Pero él respondió a uno de ellos: ‘Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? Toma, pues, lo tuyo y vete. Yo quiero darle al que llegó al último lo mismo que a ti. ¿Qué no puedo hacer con lo mío lo que yo quiero? ¿O vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?’

De igual manera, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos”.

17 de Septiembre. XXIV Domingo del Tiempo Ordinario

Evangelio según san Mateo (Mt 18,21-35)

En aquel tiempo, Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: “Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?” Jesús le contestó: “No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete”.

Entonces Jesús les dijo: “El Reino de los cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus servidores. El primero que le presentaron le debía muchos talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su mujer, a sus hijos y todas sus posesiones, para saldar la deuda. El servidor, arrojándose a sus pies, le suplicaba, diciendo: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo’. El rey tuvo lástima de aquel servidor, lo soltó y hasta le perdonó la deuda.

Pero, apenas había salido aquel servidor, se encontró con uno de sus compañeros, que le debía poco dinero. Entonces lo agarró por el cuello y casi lo estrangulaba, mientras le decía: ‘Págame lo que me debes’. El compañero se le arrodilló y le rogaba: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo’. Pero el otro no quiso escucharlo, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que le pagara la deuda.
Al ver lo ocurrido, sus compañeros se llenaron de indignación y fueron a contar al rey lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: ‘Siervo malvado. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haber tenido compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?’ Y el señor, encolerizado, lo entregó a los verdugos para que no lo soltaran hasta que pagara lo que debía.

Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes, si cada cual no perdona de corazón a su hermano”.

Cantaremos – XIX Domingo del Tiempo Ordinario

En una realidad tan complicada como la nuestra, todo se tambalea y el sentimiento de seguridad sacude hasta nuestra misma fe. Entonces hay que comenzar por el principio: la fe no es seguridad, sino coraje y riesgo. Los discípulos vieron al Señor caminando sobre las aguas,… lo cual significa significa que El había vencido el poder de las fuerzas naturales, el miedo a la destrucción y a la muerte que amenaza nuestra existencia. Por la fe en  el Señor, viven sus discípulos….y también por la fe Pedro aprende a caminar sobre las aguas….. Es posible que también nosotros podamos mantenernos en pie sobre un mar de dudas, si abandonamos la orilla o la barca de nuestras falsas seguridades para responder al llamado del Señor.

 

¡Qué audacia la del deseo de Pedro! Su imprudencia le habría acarreado la muerte si lo que se veía hubiese sido realmente un fantasma!….. Sus palabras revelan una fe vigorosa, puesto que Pedro cree verdaderamente en El….y expresan también una voluntad firme de querer estar con Cristo, con lo cual deja al descubierto uno de los rasgos más profundos de la fisonomía del apóstol. No sólo de aquellos discípulos, sino de los de hoy también.

 

Jesús le llama y Pedro sale de la barca, pone su pie sobre el agua y ésta le lleva efectivamente.  Creer es participar en el Ser mismo de Jesús, en lo que Él es. Este pasaje evangélico nos muestra una de las experiencias  más  importantes sobre la naturaleza de la fe.  La fe no se debe únicamente al desarrollo de la razón,  como tampoco depende de la sola voluntad. Lo decisivo, lo que se impone realmente a la conciencia del creyente no es “ni una verdad”, ni “un valor”, sino una realidad, la del Dios Santo y vivo revelado en Jesucristo. -En el centro de todo lo que el hombre puede pensar y experimentar, en medio de lo que llamamos “mundo” existe una realidad  sobre la que nos podemos apoyar, un Amor al que nos podemos confiar. Tener fe significa captar esta realidad.

CANTAREMOS :

  • El Señor es mi fuerza
  • Este es el momento
  • Quién es ese
  • Somos un pueblo que camina
  • Viva Cristo

 

Julie Meucci

13 de agosto – XIX Domingo del Tiempo Ordinario /A

Evangelio según san Mateo (Mt 14, 22-33)

En aquel tiempo, inmediatamente después de la multiplicación de los panes, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se dirigieran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Después de despedirla, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba él solo allí.

Entretanto, la barca iba ya muy lejos de la costa, y las olas la sacudían, porque el viento era contrario. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el agua. Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron, y decían: “¡Es un fantasma!” Y daban gritos de terror. Pero Jesús les dijo enseguida: “Tranquilícense y no teman. Soy yo”.

Entonces le dijo Pedro: “Señor, si eres tú, mándame ir a ti caminando sobre el agua”. Jesús le contestó: “Ven”. Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús; pero al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, comenzó a hundirse y gritó: “¡Sálvame, Señor!” Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”

En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en la barca se postraron ante Jesús diciendo: “Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios”.

 

Cantaremos – XVI Domingo del Tiempo Ordinario /A

¡La atrayente sabiduría del Señor quedó plasmada en sus parábolas!….  En ellas  supo evocar la presencia  misteriosa del reino de Dios a partir de las sencillas experiencias vividas en su pequeña aldea de Nazaret y más tarde en Cafarnaún.  En ellas palpita el reino de Dios…ese reino del que tanto habló y que nunca definió!…. Siempre decía: “el reino de Dios es como “…..    De esta manera nos explica que el nuevo ser humano y la nueva sociedad, deberán vivir siempre bajo la convicción, de que el trigo y la cizaña estaremos  siempre juntos….de que no hay manera posible se separar a los malos de los buenos, porque el mal es una realidad tangible que acompaña la historia de la salvación hasta el final de los tiempos. El mal no está atado a ningún lugar…se mueve libremente y hasta entra al templo de la misma manera que lo hacían los fariseos en época de Jesús. ¡La cizaña siempre crecerá  camuflada  junto al trigo y esa paciente Providencia de Dios no dejará de sorprendernos y es posible que hasta nos cause escándalo….

Pero hubo una parábola que se grabó en el corazón de aquellos campesinos, paisanos de Jesús. Él mismo saca la parábola de los recuerdos de su infancia, con el olor de pan caliente que llegaba todas las semanas a su camita la víspera del sábado. Muy temprano las mujeres se levantaban para amasar el pan. Preparaban la masa, introduciendo en ella un trozo de levadura para fermentarla, luego la cubrían con un paño y esperaban que la masa creciera.  Mientras tanto calentaban la piedra en que se cocerían las hogazas. ¡El olor de aquellas hogazas preparadas amorosamente por sus madres era inconfundible, como inconfundible era el sentimiento que a él le sugería la cercanía del amor maternal de Dios, introduciendo en el mundo su levadura para sembrar su reino!   Por eso dice: El reino de los cielos se parece a la levadura: una mujer la toma, la mezcla con tres medidas de harina, hasta que todo lo fermenta”

¡Qué metáfora escoge Jesús!..¿Será verdad que la fuerza de Dios está de esa manera – escondida – en nuestra vida para fermentarla ?…. ¿Será posible que de esa misma manera, su levadura, esté secretamente penetrando en nuestra Venezuela para  transformarla por entero?….  ¿Será posible que esté Dios actuando silenciosamente, mientras nosotros vamos y venimos esperanzados o angustiados?…. Nuestra vida es una opción de fe y no hay lugar para esquizofrenias: no nos es posible vivir divididos internamente. Sólo en Cristo es posible hallar la Vida y la Fuerza para formar parte del reino de Dios.

Julie Meucci

CANTAREMOS :

      • El Señor nos llama y nos reúne …………………………………………. 272
        • Señor ten piedad – Gloria
        • Aleluya – Antífona
        • Te vengo a ofrecer – Santo padre nuestro
        • La Paz – Cordero de Dios – El Viñador
      • Tan cerca de mi …………………………………………………………………. 193
      • Alabaré ………………………………………………………………………………   17