Parroquia San Andres Apostol

5 de Junio – X Domingo del Tiempo Ordinario /C

Evangelio según san Lucas (Lc 7,11-17)

En aquel tiempo, se dirigía Jesús a una población llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de mucha gente. Al llegar a la entrada de la población, se encontró con que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de una viuda, a la que acompañaba una gran muchedumbre.

Cuando el Señor la vio, se compadeció de ella y le dijo: “No llores”. Acercándose al ataúd, lo tocó, y los que lo llevaban se detuvieron. Entonces Jesús dijo: “Joven, yo te lo mando: levántate”. Inmediatamente el que había muerto se levantó y comenzó a hablar. Jesús se lo entregó a su madre.

Al ver esto, todos se llenaron de temor y comenzaron a glorificar a Dios, diciendo: “Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo”.
La noticia de este hecho se divulgó por toda Judea y por las regiones circunvecinas.

La misericordia de Dios. Alimento que siempre alcanza.

(Lc 9, 11-17)

El relato de este domingo nos lleva a uno de los pasajes más hermosos y conocidos de la vida de Jesús: La multiplicación de los panes y peces. Un relato de cuádruple tradición, es decir, presente en los 4 evangelistas, no siendo muchos los relatos con esta característica: La muerte de Jesús, el llamado de los discípulos, la expulsión de los demonios y otros. Entonces, de por si algo importante y definitivo está por ser contado.

El relato comienza sorprendiéndonos con la reacción de los discípulos más cercanos: “ya es tarde, despide a la gente para que vayan a buscar hospedaje y comida” (v 12). O en otras palabras: “ya estuvo bueno por hoy Jesús, ¡excelente día!… Así hacen nuestros maestros”, “ahora nosotros te invitamos la cena, tenemos 5 panes y dos peces, ¿qué dices?”. Pero no. La novedad es la respuesta de Jesús. Este maestro es diferente, sus criterios son otros. La gente no tiene por qué irse; que se queden y además que se pongan cómodos porque comerán hasta saciarse (v 15).

El impacto sobre los primeros cristianos que escucharían este relato es esperanzador. Es gente cansada, perseguida, quizás ya desilusionada del Jesús que decidieron seguir – como hoy ocurre con mucha gente. Sin embargo, ellos y ellas escuchan decir a Jesús: “Quédate, yo te daré de comer, y es más, te mostraré el modo para que el alimento no te falte nunca”. Dice Jesús a sus discípulos y a nosotros que hoy escuchamos estas palabras: “Denles a ellos lo que yo les he dado a ustedes”. Y así podemos preguntarnos: ¿qué me has dado Señor? ¿De qué vivo agradecido? ¿Qué puedo compartir para que la gente vuelva a acercarse a ti?

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Cantaremos – Domingo, El Cuerpo y la Sangre de Cristo.

El objetivo central de toda la incansable actividad de Jesús es la instauración del reino de Dios en la tierra. Por esta Causa envió a los doce por todas las naciones del mundo. Si leemos con atención, nos damos cuenta, que el reino de de Dios no es sólo una realidad espiritual, sino que de alguna manera debe comenzar a verse en nuestra vida, en nuestra tierra. Es por eso que Jesús hace muchas señales que hacen visible y palpable la realidad del reino.

Jesús realizó una acción portentosa que dio mucho de qué hablar y que le atrajo la admiración de multitudes. No lo hizo simplemente para que creyeran en sus palabras, es la expresión concreta del amor misericordioso de Dios. Y es que el hambre es la manifestación de la necesidad primaria del hombre, y Dios entre los hombres lo sabe.

Jesús llama al hombre a vivir dentro del reino de Dios siguiendo su ejemplo: realizando de forma justa y generosa el milagro de compartir con los más necesitados. A nosotros nos ha tocado “el escándalo” esta semana…En el país de mayores reservas probadas de petróleo ha muerto un niño de ocho años. Pobre, muy pobre, enfermo…y llevado por la urgencia de la necesidad manifestó pidiendo ayuda. Ese niño es sólo un exponente, todos los días, nos es posible ver la cara del hambre….

Como seguidores de Jesucristo estamos llamados a “sacramentalizar” nuestro compromiso cristiano. Es decir, a hacer visible nuestro “compartir” en la medida de nuestras posibilidades. En el reino de Dios, nadie debe pasar hambre, mucho menos, morir de necesidad, como tampoco es posible permanecer en la indiferencia en medio de una comunidad doliente. Los evangelios nos enseñan la vida de Jesús y su manera de actuar. Esa ha de ser la inspiración de nuestra vida. Y la Eucaristía, cuya solemnidad celebramos hoy, el alimento que nos de la fuerza para vivirla.

Julie Meucci

CANTAREMOS:

      • Reunidos en el nombre del Señor
        • Señor ten piedad
        • Gloria
      • Aleluya – Antífona
        • Santo – Padre nuestro
        • La Paz – Cordero de Dios
      • Al partir el Pan
      • Señor Tu eres nuestra luz
      • Viva Cristo

29 de Mayo – Domingo, El Cuerpo y la Sangre de Cristo

Evangelio según san Lucas (Lc  9,11-17)

En aquel tiempo, Jesús habló del Reino de Dios a la multitud y curó a los enfermos.
Cuando caía la tarde, los doce apóstoles se acercaron a decirle: “Despide a la gente para que vayan a los pueblos y caseríos a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar solitario”. Él les contestó: “Denles ustedes de comer”. Pero ellos le replicaron: “No tenemos más que cinco panes y dos pescados; a no ser que vayamos nosotros mismos a comprar víveres para toda esta gente”. Eran como cinco mil varones.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: “Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta”. Así lo hicieron, y todos se sentaron. Después Jesús tomó en sus manos los cinco panes y los dos pescados, y levantando su mirada al cielo, pronunció sobre ellos una oración de acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos para que ellos los distribuyeran entre la gente.
Comieron todos y se saciaron, y de lo que sobró se llenaron doce canastos.

Cantaremos – Domingo de la Santísima Trinidad

¡El Paráclito, Espíritu de la Verdad, es el Intérprete de Jesús!

Cuando venga él, el Espíritu de la Verdad, os guiará hasta la verdad plena… Os dará la interpretación de lo que está por venir. En el discurso de despedida se recogen algunos pequeños bloques de enseñanzas de Jesús sobre el Paráclito. En todos ellos se descubren algunos elementos importantes: en primer lugar, la diferenciación entre los dos en su ser y actuar (es el otro Paráclito); en segundo lugar, su armónica comunión en la actuación a favor de los hombres; en tercer lugar, la continuidad entre los dos. De este modo el Espíritu recibe la misión de guiar a la comunidad de los discípulos y, posteriormente, a toda la Iglesia, hacia la verdad plena. Esta comprensión de la verdad plena, obra del Espíritu, no consiste en añadir cosas que faltaran a la enseñanza de Jesús, sino en una comprensión más completa, íntima y personalizada. En definitiva, la Verdad es Jesús mismo en persona. El Espíritu nos conduce hacia la comprensión de la propia persona de Jesús. Pero además recibe la misión de interpretar todo lo que ha de suceder o lo que ha de venir. Esta expresión indica los acontecimientos centrales de la salvación. El Espíritu nos proporciona también la comprensión y asimilación de su muerte (aparentemente escandalosa) y su resurrección (misteriosamente desbordante para el hombre). Estos dos acontecimientos son los centrales en la ejecución del plan de Dios. Y esto es lo que había de venir, con el complemento necesario de su Vuelta gloriosa al final de los tiempos. Hoy también necesita la Iglesia esta acción del Espíritu al servicio de la causa de Jesús.

Fr. Gerardo Sánchez Mielgo
Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia)

CANTAREMOS:

      • Que alegría cuando me dijeron
        • Señor ten piedad – Gloria
        • Antífona – Aleluya
      • Este pan y vino Señor
        • Santo – Padre nuestro
        • La Paz – Cordero de Dios
      • Al partir el Pan
      • Tan cerca de mi
      • Tomado de la mano

22 de Mayo–Domingo. La Santísima Trinidad

Evangelio según san Juan (Jn 16,12-15)

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Aún tengo muchas cosas que decirles, pero todavía no las pueden comprender. Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los irá guiando hasta la verdad plena, porque no hablará por su cuenta, sino que dirá lo que haya oído y les anunciará las cosas que van a suceder. El me glorificará, porque primero recibirá de mí lo que les vaya comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho que tomará de lo mío y se lo comunicará a ustedes”.

Cantaremos – 15 de Mayo. Pentecostés.

Juan evangelista dice que “Jesús era la luz verdadera,  la Palabra que da sentido a la existencia y el mismo que hace que este sentido pueda ser comprendido. Él vino a las tinieblas y las tinieblas se cerraron y no recibieron la luz”.  Sus discípulos, en vida no lo entendieron. ¡Todos lo abandonan espantados por  el horror de la crucifixión, pero cuando creían que todo estaba perdido, el Señor se les presenta vivo, triunfante!…Se les abren los ojos y comienzan por la consumación a entender el principio, el destino anterior de su Maestro. Él les encomienda una Misión, les dice que no los dejará solos y que les enviará el Consolador. 

Llega en Pentecostés y lo transforma todo. Lo que leemos en el Libro de “Los Hechos” no es un relato, sino el testimonio de lo que vivieron los que estuvieron presente y luego nos cuentan lo que en ellos sucedió;  cómo para ellos comenzó una nueva existencia, cómo sintieron el imperativo de la misión y cómo se apresuraron a cumplirla. Nada vino de ellos…todo fue Gracia! Ellos no pueden expresarlo y sólo dan imágenes de aquella experiencia inefable!  El misterio rompe con todo lo acostumbrado y comienzan a hablar lenguas extrañas… 

En la naciente Iglesia se pone de manifiesto enseguida la diversidad de dones: es la manifestación del Espíritu para el bien común, para llevar a todos los hombres la Buena Noticia de la Salvación.  “¡Ven Espíritu de la Verdad y haznos caminar en la Verdad de Jesús. Sin tu luz y tu guía, nunca nos libraremos de nuestros errores y mentiras; nada nuevo y verdadero nacerá entre nosotros… Seremos como ciegos que pretenden guiar a otros ciegos.¡Ven, y haz de nosotros discípulos y testigos del Señor!   ¡Ven Espíritu Santo y enséñanos a gritar  “Abba”, como lo hacía Jesús. Sin tu calor, viviremos como huérfanos; invocaremos a Dios con los labios, pero no con el corazón; nuestras plegarias serán palabras vacías.   ¡Ven Espíritu Santo y contágianos la libertad de Jesús!

CANTAREMOS:

      • Y cantaré, Aleluya …………………………………………… 224
        • Ten piedad – Gloria
        • Aleluya – Antífona
      • Una espiga …………………………………………………….. 305
        • Santo – Padre nuestro
        • La Paz – Cordero de Dios
      • Espíritu Santo guíanos ………………………………………. 83
      • Tan cerca de mi ……………………………………………… 193
      • Alabaré ………………………………………………………….. 17

15 de Mayo – Domingo de Pentecostés

Evangelio según san Juan (Jn 20,19-23)

Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “ La paz esté con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado.

Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: “ La paz este con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”. Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo :” Reciban al Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar”.

8 de Mayo – Domingo. Solemnidad de la Ascensión del Señor.

Evangelio según san Lucas (Lc 24,46-53)

En aquel tiempo, Jesús se apareció a sus discípulos y les dijo: “Está escrito que el Mesías tenía que padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se había de predicar a todas las naciones, comenzando por Jerusalén, la necesidad de volverse a Dios para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de esto. Ahora yo les voy a enviar al que mi Padre les prometió. Permanezcan, pues, en la ciudad, hasta que reciban la fuerza de lo alto”.
Después salió con ellos fuera de la ciudad, hacia un lugar cercano a Betania; levantando las manos, los bendijo, y mientras los bendecía, se fue apartando de ellos y elevándose al cielo. Ellos, después de adorarlo, regresaron a Jerusalén, llenos de gozo, y permanecían constantemente en el templo, alabando a Dios.