El objetivo central de toda la incansable actividad de Jesús es la instauración del reino de Dios en la tierra. Por esta Causa envió a los doce por todas las naciones del mundo. Si leemos con atención, nos damos cuenta, que el reino de de Dios no es sólo una realidad espiritual, sino que de alguna manera debe comenzar a verse en nuestra vida, en nuestra tierra. Es por eso que Jesús hace muchas señales que hacen visible y palpable la realidad del reino.
Jesús realizó una acción portentosa que dio mucho de qué hablar y que le atrajo la admiración de multitudes. No lo hizo simplemente para que creyeran en sus palabras, es la expresión concreta del amor misericordioso de Dios. Y es que el hambre es la manifestación de la necesidad primaria del hombre, y Dios entre los hombres lo sabe.
Jesús llama al hombre a vivir dentro del reino de Dios siguiendo su ejemplo: realizando de forma justa y generosa el milagro de compartir con los más necesitados. A nosotros nos ha tocado “el escándalo” esta semana…En el país de mayores reservas probadas de petróleo ha muerto un niño de ocho años. Pobre, muy pobre, enfermo…y llevado por la urgencia de la necesidad manifestó pidiendo ayuda. Ese niño es sólo un exponente, todos los días, nos es posible ver la cara del hambre….
Como seguidores de Jesucristo estamos llamados a “sacramentalizar” nuestro compromiso cristiano. Es decir, a hacer visible nuestro “compartir” en la medida de nuestras posibilidades. En el reino de Dios, nadie debe pasar hambre, mucho menos, morir de necesidad, como tampoco es posible permanecer en la indiferencia en medio de una comunidad doliente. Los evangelios nos enseñan la vida de Jesús y su manera de actuar. Esa ha de ser la inspiración de nuestra vida. Y la Eucaristía, cuya solemnidad celebramos hoy, el alimento que nos de la fuerza para vivirla.
Julie Meucci
CANTAREMOS:
- Reunidos en el nombre del Señor
- Aleluya – Antífona
- Santo – Padre nuestro
- La Paz – Cordero de Dios
- Al partir el Pan
- Señor Tu eres nuestra luz
- Viva Cristo